Astiberri Ediciones ha publicado una pequeña historieta gráfica que desarrolla una trama sobre la condición del escritor, un superviviente soñador incapaz de salir de sus penurias existenciales. Personajes tan conocidos como Hemingway o Ezra Pound, entre otros, se ven en ella obligados a conciliar sus elevadas aspiraciones artísticas con una realidad económica y personal miserable.

Los anhelos de tres viejos, sus necesidades y sus realidades, integran el texto sin palabras habladas -que no escritas- que "Vagalume" estrenará en la Feria de Teatro de Palma del Río (Córdoba) durante los primeros días de julio. Una clara apuesta por el compromiso en tiempos donde escasea el sentido de la humanidad.

El poeta, crítico y traductor español, Miguel Casado, ha publicado recientemente “La palabra sabe y otros ensayos de poesía” (Libros de la Resistencia, 2013), una obra en la que reflexiona sobre el saber implícito en el lenguaje. En síntesis, el discurso –y esto vale también para la palabra poética- rebasaría la voluntad consciente de quien lo formula, sin perder por ello su anclaje en la existencia. ¿Cómo leer o cómo hacer crítica desde esta perspectiva?

Cuando las autoras se salen de la tradición y enfrentan caminos no trillados, la crítica oficial y canónica suele obviarlas. Como consecuencia, no pueden donar su “capital simbólico” –que conforma el imaginario colectivo que nutre a la humanidad- a las que vienen después. ¿Cómo podemos ayudar a remediar la situación?

Tras su primera novela, “Una comedia canalla”, el autor vasco Iván Repila ha publicado con Libros del Silencio “El niño que robó el caballo de Atila”, que relata la historia de dos hermanos atrapados en un pozo. La historia constituye una descarnada reflexión sobre la privación de libertad, y hace de espejo de esa humanidad a la que tenemos acceso en los telediarios: la del hombre reducido a una brutalidad, a un estado salvaje inimaginable, por el propio hombre.

La editorial Vaso Roto ha publicado en edición bilingüe “El mundo no se acaba”, del poeta norteamericano Charles Simic, una obra que ocupa un lugar central en la trayectoria del autor. En ella se refleja una voluntad de ingreso en la multiplicidad caótica del mundo, como si todo fuera digno de atención. Por eso, cada página de este libro depara una sorpresa.

El periodista y escritor Luis C. Folgado de Torres recrea en su último libro, “El hombre que compraba gigantes”, la vida de Agustín Luengo Capilla, un extremeño del siglo XIX que medía más de dos metros. La novela refleja así con gran destreza la España de la época, y emociona al lector con una verdad muy sencilla: ser raro, por lo general, es una desgracia.

Veinte años después de la muerte del autor de “La vida, instrucciones de uso”, se recupera el texto inédito que la legendaria editorial Gallimard no quiso publicar en 1961. Tras medio siglo de olvido, la primera novela de Georges Perec ve la luz que le fue negada.

El poemario “Quien manda uno”, del poeta leonés Pablo López Carballo, se construye como un laberinto de fragmentos y metáforas cuyas conexiones hay que buscar. En esta indagación, el planteamiento que subyace es la revisión del lenguaje y, también, del mundo que hemos hecho y “hablado”. El libro se plantea, por tanto, como proceso de demolición, pero también de construcción a través de la palabra.

La novela “El río del Edén”, de José María Merino, está desarrollada en dos tiempos: el de los hechos que ocurren al unísono de lo que se narra; y otro, de constantes flashbacks. Viajando del pasado al presente, el autor consigue plasmar la situación vital de los protagonistas, enfrentados al dilema de decidir si aceptar la vida como es o seguir soñando con el Paraíso.

En el contexto español, la crítica de textos y prácticas poéticas se ha tornado algo completamente excepcional. La incomodidad de los cuestionamientos ha cedido a las conveniencias. Por eso no es de extrañar la desaparición casi total de una «crítica literaria» relevante. En este contexto, ¿podríamos acometer la crítica poética sin afrontar, en primera instancia, el cuestionamiento a unas prácticas hegemónicas?

La Celestina, de Fernando Rojas –obra imprescindible de las letras universales- adquiere una nueva dimensión en manos de la compañía Atalaya, bajo la dirección de Ricardo Iniesta. Después de largos años de recorrido por separado, Iniesta y Gallardo, fundadores de la compañía sevillana, vuelven a colaborar juntos en una de las mejores propuestas de las últimas temporadas.

La editorial Salto de Página ha publicado, “Los que duermen”, de Juan Gómez Bárcena, una colección de relatos de desbordada imaginación que deja entrever las paradojas de nuestra propia historia. Con gran eficacia imaginativa al servicio de unas tramas mínimas y deliciosas, la obra nos recuerda que el sentido de la existencia llegará mientras nos cuenten historias.

El poeta chileno Raúl Zurita ha visitado recientemente tres ciudades españolas: Madrid, Barcelona y Valencia, para presentar su último poemario “ZURITA” (Delirio, 2012). En Valencia, la lectura reveló una vez más el lirismo y la fuerza expresiva de su poesía, así como su capacidad para despertar una conciencia dolorosa y sanadora del presente, tanto individual como colectivo.

El pasado mes de abril, el Teatro Circo de Albacete y el Teatro Alhambra de Granada acogieron “Sentados en la orilla del mundo”, del dramaturgo francés José Pliya, una obra cuya idea inicial (la xenofobia trasladada) no es ni buena ni mala, pero cuyo desarrollo no acaba de ser eficaz. Dicho de otra manera, la intención del texto era atractiva, la forma y la técnica elegidas estaban en el buen camino, pero el conjunto en sí no funciona.