La indiferencia ante la música se debe a desconexiones cerebrales entre las regiones que registran los sonidos y las que generan emociones positivas. Afecta a personas sanas que suponen entre el 3% y el 5% de la población. Estas personas pueden clasificar música e incluso alegrarse de ganar dinero jugando al póker. Un descubrimiento que ayudará a tratar mejor enfermedades como el Alzheimer, la depresión o la toxicomanía.
Un estudio realizado en Austria ha comprobado que las pupilas reaccionan a la música, aumentando de tamaño sobre todo en los momentos más intensos. También han comprobado que la reacción depende de cuán estrecha sea la relación del oyente con este arte.
Está demostrado que tanto la música como la pintura afectan a áreas cerebrales relacionadas con diferentes emociones como la felicidad o el desagrado. Ahora, un equipo de investigadores, que cuenta con la participación de la Universidad Complutense de Madrid, ha descubierto que las dos disciplinas artísticas nos afectan de forma desigual, siendo la música la que más emociones despierta.
Científicos del Reino Unido han demostrado que la personalidad, en concreto el nivel de 'apertura', influye mucho en la capacidad musical de las personas, incluidas aquellas que no tocan un instrumento. Es decir, que no solo la práctica es importante. Las personas que puntúan alto en apertura son imaginativas, tienen una amplia gama de intereses, y están abiertas a nuevas formas de pensar y a cambios en su entorno.
Investigadores estadounidenses han comprobado que la formación musical, aplicada en la escuela secundaria como tarde, mejora las habilidades lingüísticas y auditivas, así como las respuestas del cerebro al sonido. Como dicen los científicos, enseña 'a aprender'.
Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Exeter (Reino Unido) y la Universidad de Tokio (Japón) ha revelado que las canciones de todo el mundo tienden a compartir características -como un ritmo fuerte- que permiten la coordinación en situaciones sociales y que fomentan la unión grupal. La investigación desafía el escepticismo acerca de la presencia de aspectos universales en la música.
Investigadores de la Universidad de Helsinki (Finlandia) han analizado la actividad genética de músicos profesionales cuando están tocando, y han descubierto que en estos están activos algunos genes que también lo están en las aves cantoras. Por otra parte, el estudio constató que tocar música favorece la función neuronal y la neuroprotección.
Según un nuevo estudio realizado en Finlandia, escuchar música clásica mejora la actividad de los genes implicados en la secreción y el transporte de dopamina, la neurotransmisión sináptica, el aprendizaje y la memoria. También reduce la expresión de los genes que median en la neurodegeneración.
La música de fondo puede ayudar a relajarse, pero reduce la capacidad de recordar de las personas mayores, según un estudio estadounidense. En las personas en edad universitaria, este efecto no se da, a pesar de que la música sí les distrae.
Una nueva investigación revela la formación musical durante la juventud puede prevenir la pérdida de habilidades lingüísticas en la vejez. En concreto, puede ayudar a las personas mayores a identificar mejor los elementos de un discurso, una habilidad que puede perderse con el envejecimiento.