El aumento de la temperatura dispara la producción microbiana de metano en las aguas dulces del mundo: aumenta hasta un 140% sus emisiones y precipita el calentamiento global.
El Polo Sur se ha calentado tres veces más rápido que el resto del planeta en los últimos 30 años y siete ves más que en toda la Antártida. Ahora es una de las regiones de cambio climático acelerado del planeta.
Una ola de calor como no se ha visto en miles de años asola al Ártico, arrasado por incendios que queman millones de hectáreas de bosques y amplifican el calentamiento global. El futuro solo puede empeorar.
La mitad de nuestro planeta está a salvo de la influencia humana, especialmente los bosques boreales, los grandes desiertos y las tundras de Asia y América. Pero habrá que aumentar las áreas protegidas para impedir su deterioro.
La sexta gran extinción se ha acelerado: 237.000 poblaciones de 515 especies han desaparecido desde 1900. Los ecosistemas pierden su capacidad de proteger a la humanidad de los desastres naturales y las enfermedades. Urge la declaración de emergencia mundial.
Mayo es el cuarto mes más cálido de la historia, con una anomalía de +1,102ºC respecto a la era preindustrial. 2020 podría batir todos los récords de calor, mientras las concentraciones de CO2 alcanzan niveles inéditos en 23 millones de años.
En el océano antártico hay una región atmosférica no afectada por las actividades humanas: no llega contaminación traída por los vientos y el rocío marino no altera el equilibrio radiativo que mantiene la estabilidad térmica.
El cambio climático está provocando que partes de la Antártida costera se vuelvan verdes por el florecimiento de algas, que se extienden a medida que suben las temperaturas. Pueden verse desde el espacio.
En 2050, el 19% de la superficie del planeta, donde viven 3.500 millones de personas, conocerá temperaturas que hoy solo se dan en el Sahara: 7,5ºC más que la media global.
Las fuertes lluvias están asociadas a las erupciones volcánicas y los terremotos. Aumentan la presión de las aguas subterráneas, provocando el ascenso del magma y movimientos telúricos.
La brutal desaparición de las plantas que alimentan a los insectos explica la disminución de estos invertebrados en todo el mundo, ha comprobado una investigación sobre el cantón suizo de Zúrich, extrapolable a Europa Central.
Las concentraciones de CO2 en los edificios disminuirán en un 25% la capacidad de tomar decisiones y en un 50% la capacidad de pensar, pilares de nuestra felicidad.
El polo norte perderá su hielo marino en los veranos árticos, incluso aunque se detengan las emisiones de CO2. La única variable es que la desaparición sea frecuente o permanente.
La Antártida Oriental ha registrado su primera ola de calor, con temperaturas casi 7ºC por encima de la media. El impacto será considerable en sus ecosistemas.
Un invierno estratosférico muy frío y persistente ha provocado la formación de un pequeño agujero de ozono en el Ártico en las últimas semanas y el aumento de la radiación ultravioleta en la superficie terrestre.
El estrés por calor y humedad matará a 1.200 millones de personas a finales de este siglo si no se detienen las emisiones de gases de efecto invernadero. Cuadriplicará los afectados actuales y aumentará más de 12 veces las víctimas si no hubiera calentamiento global.
Los corales están emitiendo las mismas señales que enviaron hace 66 millones de años para preparar su extinción masiva, ocurrida cuando desaparecieron los dinosaurios. Un aviso que la humanidad no está escuchando.
La contaminación del aire se ha convertido en una pandemia mundial: provoca más muertes que todas las guerras y enfermedades juntas. Dispara las enfermedades cardiovasculares y acorta en 3 años la vida de la población.
El cambio climático provocará una grave crisis energética que afectará a 3.500 millones de personas porque las instalaciones actuales no están preparadas para resistir el impacto de los fenómenos extremos que ocurrirán en los próximos 50 años.
La alarma científica se ha disparado tras las temperaturas récord de calor en la Antártida y la amenaza del Factor Antártico, que puede triplicar la subida del nivel del mar este siglo. Enero 2020 ha sido el mes más caluroso desde que se tienen registros, sin El Niño ni el ciclo solar.
Las colonias de coral rojo, tan utilizado en joyería, se han recuperado parcialmente en el Mediterráneo, pero no pueden ejercer su función natural, similar a la de los árboles para el bosque, porque son de pequeño tamaño, no capturan CO2 y sirven poco a su hábitat.
Entre 2020 y 2024 se alcanzarán nuevos récords de calor en todo el planeta, superándose tal vez los máximos niveles de 2016 y en algún momento el umbral del 1.5ºC previsto en el Acuerdo de París. Enero ya es el segundo más cálido desde 1948.
Históricas pérdidas de sedimentos, borrascas catastróficas debido al cambio climático, subida del nivel del mar, especies invasoras y la acción humana, abocan al Delta del Ebro a su total desaparición. Ni un nuevo marco legal podría ya salvarlo.
Los incendios forestales de Australia son una catástrofe no solo para el medioambiente, sino también para la vida animal y microbiana con impacto apocalíptico sobre la biodiversidad y la salud humana en todo el mundo.
Aunque parásemos las emisiones de CO2, pasarían de 500 a 1.000 años para que el clima de la Tierra se estabilice, asegura en esta entrevista el científico Antonio Turiel. Para rebajar la temperatura habría que ir al decrecimiento y reducir un 40% el consumo de energía. Todo se complica por el agotamiento de las materias primas. Estamos jugando con fuego.
La frustración por el fracaso de la COP25 aumenta la preocupación por la deriva climática y margina a los políticos de la dinámica social que exige medidas urgentes para frenar el calentamiento global, entre las que considera imprescindible el decrecimiento. La desobediencia civil no violenta se impone para reconstruir un mundo fracturado.
Las emisiones de CO2 por países no es el único factor que cuenta para establecer responsabilidades por el cambio climático. Las emisiones por persona o Km2 también influyen y señalan a países considerados referentes. Lo peor: su impacto ya es irreversible.
La cumbre del clima concluye en Madrid con insuficientes decisiones para contener el calentamiento global y con los jóvenes en estado de pánico por lo que se avecina. El cisma entre políticos y sociedad se consuma. El nuevo Pérmico será también social.
Los océanos están perdiendo ingentes cantidades de oxígeno debido al cambio climático y a la contaminación de nutrientes, especialmente en las zonas de mayor biodiversidad marina, amenazando a peces, ecosistemas y pesquerías.
2019 se consagra como el segundo año más cálido desde que se tienen registros, con una temperatura media global 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales. También ha sido un año crítico en eventos extremos que marcan tendencia.