La última vez que hubo tanto CO2 en la atmósfera la vida estuvo a punto de desaparecer. Y cada año liberamos más que el anterior. Somos muy poco conscientes de la extraordinaria gravedad del problema: los peores efectos ya son inevitables y la política sigue implantada en la estética.
La COP25 se desarrolla en medio del fracaso colectivo que ha representado el Acuerdo de París (2015): no ha impedido el recalentamiento global ni la mayor concentración de CO2 en la atmósfera en 3 millones de años. Pequeños pasos marcan tal vez el camino a seguir.
Todavía es posible contener el calentamiento global, pero es preciso quintuplicar los compromisos de reducir las emisiones contaminantes si queremos evitar la catástrofe climática, advierte la ONU.
La concentración media mundial de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó las 407,8 partes por millón en 2018, tras haber sido de 405,5 ppm en 2017. La última vez que se dio en la Tierra una concentración de CO2 comparable, fue hace entre 3 y 5 millones de años.
El mundo será más pobre en 2050 debido al cambio climático: la economía global se reducirá un 3% debido a las sequías, la erosión del suelo, el aumento del nivel del mar y la ausencia de infraestructuras. África, Latinoamérica, Oriente Medio y Rusia se llevan la peor parte.
Nuestro planeta se enfrenta a una emergencia climática que amenaza a la humanidad, señalan más de 15.000 científicos de 184 países. El calentamiento global puede conducirnos a una Tierra invernadero sin retorno. El tiempo de reacción se agota.
El Ártico ya libera más carbono a la atmósfera del que absorben las plantas de la tundra: 600 millones de toneladas al año, debido al derretimiento del permafrost como consecuencia del calentamiento global.
La composición de las especies está cambiando en todo el mundo y afecta especialmente a los biomas marinos tropicales, con tasas de rotación máximas que duplican las observadas en los biomas terrestres.
A finales de siglo la temperatura en la cuenca mediterránea llegará a los 3,8ºC por encima de la era industrial y el nivel del mar subirá hasta un metro si no se toman medidas. Los efectos colaterales llegan hasta provocar conflictos sociales.
Los océanos están absorbiendo mucho más CO2 de lo que se estimaba hasta ahora: un alivio para contener el calentamiento global que al mismo tiempo aumenta la acidificación de las aguas y exacerba el cambio climático.
Las aguas subterráneas están descendiendo en todo el mundo debido al aumento de la demanda para consumo humano y producción agrícola. La reducción freática representa una amenaza global para los ecosistemas fluviales.
El Embalse de las Conchas en el Río Limia (Orense) contiene microorganismos que producen toxinas de guerra química y generan cáncer de hígado. Purines ganaderos las contaminan impunemente. Pero la población puede cambiar las cosas.
El nivel del mar seguirá creciendo durante siglos y se volverá más violento, advierte el IPCC. Si no se controla el calentamiento global, las olas de calor se duplicarán, las catástrofes seculares marinas se convertirán en anuales y el 25% del permafrost desaparecerá.
El calentamiento global rebasa todas las previsiones en temperatura global, nivel del mar, concentraciones de CO2, pérdida de hielos, calentamiento y acidificación de los océanos, desastres naturales e incendios forestales. Estamos viviendo el quinquenio más cálido jamás registrado.
El Mediterráneo trae gotas frías y huracanes (medicanes) que arrasan ramblas densamente pobladas. Dos millones y medio de personas no escaparán de esta amenaza permanente mientras habiten las 50.000 casas y pueblos construidos en zonas de riadas. La escasez de agua potable y las enfermedades emergentes vienen tras la catástrofe.
En 2100 la temperatura del planeta podría ascender hasta 7ºC, la banquisa ártica desaparecer y el mar de Barents dejar de ser polar. Nuevos y sofisticados escenarios dibujan la catástrofe aunque se adopten medidas drásticas contra el cambio climático.
Una investigación del Washington Post ha desvelado que el 10 por ciento del planeta está ya 2ºC por encima de la temperatura anterior a la era industrial y que en 10 años la Tierra podría alcanzar ese umbral que nos llevaría a la catástrofe.
Un colectivo artístico escenifica en Madrid la extinción de las especies con un simulacro de funeral para denunciar el sufrimiento de los animales y pedir mayor responsabilidad política y ciudadana ante el cambio climático.
El sector de la salud contamina tanto que podría ser el quinto país más emisor de gases de efecto invernadero del mundo: el uso de combustibles fósiles, las anestesias y los inhaladores disparan la huella ecológica sanitaria. Urge una sanidad sostenible.
Hace tres millones de años, cuando la temperatura global y concentraciones de CO2 eran similares a las de hoy, el mar subió 16 metros por encima del nivel actual, revela la geología de una cueva de Mallorca. El fenómeno puede volver a producirse.
Las sequías impactan en los procesos atmosféricos y aumentan la frecuencia e intensidad de la aridez mucho más que las olas de calor. Suelo y atmósfera se retroalimentan en una espiral infernal que aumenta los riesgos para el planeta y la vida.
El gran incendio forestal de Gran Canaria, que arrasó más de 9.000 hectáreas y provocó el desalojo de 10.000 personas, fue el resultado del calentamiento global combinado con el fracaso de la política ambiental de los últimos 40 años, según los profesionales forestales.
Las praderas del mundo están en peligro por los efectos de la crisis climática: la contaminación y otras alteraciones ambientales generalizadas están transformando las plantas que crecen en ellas. Una amenaza para el ganado y para el clima.
Los agentes políticos se reúnen de nuevo en agosto y septiembre para revisar el estado de la lucha contra el calentamiento global y el movimiento climático juvenil ha convocado una huelga mundial para el 27 de septiembre. Nature dice que tienen razón.
El actual calentamiento climático no tiene precedentes en la historia de la Tierra de los últimos 2.000 años y ha sido originado por la acción humana. Los antecedentes no fueron globales y simultáneos en todo el mundo, ni derivados de la actividad humana.
El patrón climático El Niño no solo calienta la atmósfera, sino que también enfría el océano terrestre de forma débil pero robusta durante y después de ENSO. Este impacto no modifica la tendencia al calentamiento de los mares como consecuencia del cambio climático.
La pérdida de carbono de los suelos del permafrost es más grave de lo establecido hasta ahora: en Alaska alcanza en un año el ritmo calculado para un siglo. El proceso agrava los efectos del cambio climático, al liberar más CO2 a la atmósfera.
El cambio climático afecta especialmente a los países más pobres, además de poner en peligro la democracia y los derechos humanos. Crea una discriminación social similar al apartheid ante la pasividad política y la indiferencia del sector privado.
Matadero Madrid y LABoral Centro de Arte se convierten en altavoces de la emergencia climática con la exposición Eco-visionarios. Matadero Madrid lanza además la propuesta de un Jardín Cyborg para su recinto y la creación del Instituto Mutante de Narrativas Ambientales.
Los misteriosos agujeros del hielo antártico se forman por el impacto del cambio climático sobre las corrientes en el mar de Weddell, que alteran otras corrientes oceánicas y pueden liberar carbono oculto en las profundidades.