El cambio climático está afectando a la biota en todos los océanos y amenaza hasta el 17 por ciento de la biomasa animal marina, especialmente en las regiones templadas y tropicales donde la población depende en gran medida de la pesca.
La ciencia confirma el impacto humano sobre la geología del planeta y sobre el cambio climático: el Antropoceno se consolida y el calentamiento global no se debe a procesos naturales.
En 80 años, los mares del mundo pueden subir hasta dos metros y provocar la desaparición de 1.79 millones de kilómetros cuadrados de tierra y el desplazamiento de 187 millones de personas.
España necesita medidas urgentes para contener el calentamiento global porque es uno de los países más afectados y menos preparado para el cambio climático. Los ciudadanos piden verdad, acción y democracia para asegurar un país en el que se pueda vivir.
Nueva alternativa para contener el calentamiento global: reducir a los niveles preindustriales el metano y otros gases de efecto invernadero. El impacto humano se reduciría al CO2 y se cambiaría el curso del cambio climático.
Los invertebrados marinos dejan de ver cuando el agua del mar pierde oxígeno, un proceso provocado por la actividad humana y la contaminación que amenaza la vida en las profundidades del océano.
Las concentraciones de CO2 en la atmósfera han alcanzado por primera vez niveles sin precedentes en la historia humana: 415,26 ppm. La última vez que en la Tierra se superaron las 400 ppm había árboles en el Polo Sur.
Los corales revelan que el fenómeno climático El Niño ha perdido un equilibrio de más de 400 años. Sus patrones de comportamiento se han hecho más frecuentes e intensos desde comienzos del siglo pasado, afectando al clima global.
El cambio climático aumenta la fertilidad en los países menos desarrollados y la reduce en los países ricos, al mismo tiempo que recorta inversiones en educación en los más pobres y las aumenta en los más prósperos.
La lucha contra el cambio climático comienza a alcanzar los niveles más altos de la política, después de que el Parlamento británico declarara el estado de emergencia climática, suscrito también por 520 gobiernos locales de 20 países. Las movilizaciones están en 125 naciones.
El cambio climático ha aumentado la desigualdad económica mundial: favorece a los países más fríos y más contaminantes y empobrece a los más cálidos, que generan menos gases de efecto invernadero.
El cambio climático no sólo provoca un aumento del nivel del mar, sino también la fuerza de los vientos oceánicos y el tamaño de las olas, que han crecido en los últimos 30 años aumentando los riesgos para las regiones costeras.
Los fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías y las inundaciones, aumentarán un 50 por ciento como consecuencia del estancamiento de las corrientes atmosféricas reguladoras del clima, derivado del calentamiento del Ártico.
Una nueva investigación ha descubierto cómo las bacterias del suelo destruyen el óxido de nitrógeno, un gas que reduce la capa de ozono y contribuye al calentamiento global. El hallazgo ayudará a mitigar los efectos dañinos de este gas en el cambio climático.
La teoría del caos aporta una solución inesperada a la crisis climática: alas económicas de mariposa pueden crear un tornado de acción climática que cambia la cultura energética y favorece la transición a una economía limpia.
Los científicos alertan del aumento de las enfermedades tropicales en Europa. Se propagan no sólo en el mediterráneo, sino también en Europa central y nórdica, debido al calentamiento global y a los viajes internacionales.
Las grandes empresas petroleras han gastado más de 1.000 millones de dólares desde 2015 para promocionar las energías fósiles y minar los esfuerzos de los Estados para acelerar la transición ecológica convenida en el Acuerdo de París.
El cambio climático supera los estándares de la historia del planeta: las concentraciones de CO2 en la atmósfera son las más altas de los últimos 3 millones de años. Y estamos a punto de superar la máxima temperatura global del Cuaternario.
El calentamiento del Ártico está creando las condiciones necesarias para que se prolonguen las sequías en las latitudes medias del planeta, donde predominan los grandes bosques, las praderas y desiertos. Su temperatura volverá a ser la del Holoceno temprano.
La escalada de la crisis climática ha provocado en 2018 un aumento récord del nivel del mar, temperaturas terrestres y oceánicas al alza, mayor acidificación de los océanos y pérdida sin precedentes de los mantos de hielo. El hambre y los desplazamientos aumentan, al igual que las emisiones de CO2.
El aire contaminado acorta la vida útil de los europeos en dos años. En el mundo ya causa más muertes prematuras que el tabaquismo, especialmente debido a enfermedades cardiovasculares.
La contaminación del agua, del aire y los desechos químicos amenazan la integridad de los seres humanos y su capacidad para reproducirse, así como provocará millones de muertes prematuras a mediados de este siglo en Asia, Medio Oriente y África.
España lleva 53 años recalentándose, especialmente en las ciudades, donde vive más de la mitad de la población. Y aunque las emisiones de CO2 disminuyeron el año pasado por las condiciones meteorológicas, la descarbonización está retrasada respecto a otros países del entorno.
Los efectos de las olas de calor sobre la agricultura, la vegetación terrestre o la mortalidad humana han sido subestimados en la mayoría de los modelos climáticos, por lo que los riesgos que enfrentaremos por futuros eventos climáticos extremos serán aún más graves.
La diversidad de las plantas africanas podría reducirse drásticamente en el próximo siglo, lo que afectará a los ecosistemas de todo el mundo. El aumento de los niveles de dióxido de carbono afectará especialmente a la sabana africana.
El calor extremo representa un riesgo inaceptablemente alto para la salud en todo el mundo, especialmente en Europa y el Mediterráneo, donde el aumento de temperatura es superior a la media mundial. Los sistemas sanitarios no están preparados para el impacto del estrés por calor en las zonas pobladas, que acogen a más del 40% de las personas vulnerables.
La concentración de ozono troposférico derivada del tráfico rodado está reduciendo los rendimientos de los cultivos de trigo, arroz, maíz y soja en todo el mundo. La captación de este contaminante por las plantas disminuye el tamaño de las cosechas.
Las poblaciones de insectos se enfrentan a un colapso catastrófico que extinguirá al 40 por ciento de abejas, hormigas y mariposas en los próximos 100 años, debido a la agricultura intensiva, los contaminantes agroquímicos, las especies invasoras y el cambio climático.
El derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida cambiará los niveles del calentamiento global y provocará un caos climático dentro de 40 años, según un nuevo modelo que ha combinado simulaciones complejas con observaciones satelitales.
Los glaciares de la región Hindu Kush-Himalaya perderán un tercio de su volumen este siglo debido al calentamiento global. Una amenaza para diez de los sistemas fluviales más grandes del mundo y 2.000 millones de personas.