Una nueva investigación ha señalado que, en la actualidad, se están dando las mismas circunstancias que hace 10.000 años, cuando el Ártico se calentó después de la última gran glaciación, y creó las condiciones perfectas para la sequía.
El calentamiento del Ártico debilita la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos. Esto, a su vez, resulta en menos precipitaciones, y ciclones y flujos de viento de oeste más débiles. El conjunto de factores desemboca en una sequía prolongada.
El estudio ha sido realizado por científicos de la Universidad de Wyoming (UW), en colaboración con otras universidades estadounidenses, como la del Norte de Arizona, la de Cornell o el Florence Bascom Geoscience Center en Reston. También han participado científicos de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.
La historia se repite
La diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos genera muchos fenómenos meteorológicos. Cuando la diferencia de temperaturas es mayor, se producen más precipitaciones, los ciclones son más grandes y los vientos constantes que se producen, de este a oeste, en las las latitudes subtropicales y medias de las zonas templadas, son también más fuertes.
Sin embargo, debido a que el hielo ártico se derrite y calienta los polos, esas temperaturas cada vez son menos dispares. "Nuestro análisis muestra que, cuando el Ártico es más cálido, la corriente en chorro y otros patrones de viento tienden a ser más débiles", explica Bryan Shuman, profesor en el Departamento de Geología y Geofísica de la UW, en un comunicado.
El nuevo estudio relaciona los períodos secos severos relacionados com cambios de temperatura en el pasado, con la situación actual. “Cuando las temperaturas han cambiado de manera similar a la de hoy, las latitudes medias, como algunas partes del centro de América del Norte, se secaron”, explica Shuman. "Los modelos climáticos anticipan cambios similares en el futuro".
Actualmente, las latitudes altas del norte se están calentando a una velocidad que duplica la media mundial. Esto disminuirá el gradiente de temperatura, desde el ecuador al polo, a valores comparables con el período del Holoceno temprano al medio, según el estudio.
Huellas geológicas del pasado
Shuman y sus colaboradores se han apoyado en pruebas geológicas, que han ayudado a estimar cómo han sido las condiciones secas en los últimos 10.000 años. Su investigación incluyó el Lago de los Bosques (entre Canadá y Estados Unidos), Little Windy Hill Pond (Wyoming) y Rainbow Lake, en las montañas Beartooth (EE. UU.).
Los lagos son registran de manera natural las condiciones de humedad. "Cuando los lagos suben o bajan, dejan atrás la evidencia geológica", explica Shuman.
Durante el período de tiempo geológico del Holoceno, que comenzó hace aproximadamente 10.000 años, muchos de los lagos estudiados tuvieron niveles más bajos, en un intervalo de tiempo anterior a la actual, según Shuman. "Hace 10.000 años, la Costa Este [de los Estados Unidos] era casi tan seca como las Grandes Llanuras (meseta que se extiende al este de las Montañas Rocosas)", señala.
Los anillos de árboles también pueden ampliar los estudios para medir las temperaturas durante los últimos 2.000 años, pero pero fue necesario estudiar los depósitos de lagos y cuevas y el hielo glaciar para registrar las temperaturas y precipitaciones anteriores de los períodos anteriores, señalan los investigadores.
"Esta información es una prueba para los modelos climáticos", señala Shuman. “Si se desea usar un ordenador para hacer un pronóstico del futuro, es útil probar su capacidad de pronóstico para otro período de tiempo. La evidencia geológica proporciona una excelente prueba".
Referencia
Mid-latitude net precipitation decreased with Arctic warming during the Holocene. C. C. Routson et al. Nature, 27 March 2019. DOI: https://doi.org/10.1038/s41586-019-1060-3.