El rinoceronte de Sumatra (Dicerorhinus sumatrensis) es uno de los mamíferos más amenazados de la Tierra. Aproximadamente 80 individuos permanecen en el norte de Sumatra, Indonesia, pero la caza furtiva por sus colmillos y la pérdida de hábitat los amenazan con la extinción. (Crédito de la imagen: Rhett Buttler / Mongabay)
En 2015, el biólogo de Stanford Paul Ehrlich fue coautor de un estudio que declaraba que la sexta gran extinción estaba en marcha : las especies terrestres desaparecían casi 100 veces más rápido que en momentos de extinciones masivas del pasado.
Cinco años después, Ehrlich y sus colegas de otras instituciones han constatado que la tasa de extinción es mucho más alta y que está erosionando la capacidad de la naturaleza para proporcionar servicios vitales a las personas.
En un nuevo artículo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), indican que el comercio de vida silvestre y otros impactos humanos han eliminado cientos de especies y llevado a muchas más al borde de la extinción a un ritmo sin precedentes, y piden medidas urgentes para detener esta carrera hacia el abismo.
Datos estremecedores
Los científicos estiman que en todo el siglo XX, al menos 543 especies de vertebrados terrestres se han extinguido y que es probable que casi el mismo número de especies se extinga solo en las próximas dos décadas.
Descubrieron además que otras 515 especies de vertebrados terrestres, el 1.7 por ciento de todas las especies que analizaron, están al borde de la extinción, lo que significa que les quedan menos de 1.000 individuos: alrededor de la mitad de las especies estudiadas tienen ya menos de 250 individuos.
Según el estudio, la mayoría de las especies en peligro de extinción se concentran en regiones tropicales y subtropicales afectadas por la invasión humana.
Además de las crecientes tasas de extinción, la pérdida acumulada de poblaciones (grupos individuales y localizados de una especie en particular) ha llevado a la extinción de más de 237.000 poblaciones de esas 515 especies desde 1900, según las estimaciones de los investigadores.
Efectos dominó
Con menos poblaciones, las especies no pueden cumplir su función en un ecosistema, al mismo tiempo que la pérdida de criaturas en peligro de extinción podría tener un efecto dominó en otras especies, según los investigadores.
La gran mayoría – el 84 por ciento - de especies con poblaciones menores de 5.000 individuos viven en las mismas áreas que las especies con poblaciones menores de 1.000.
Esto crea las condiciones para una reacción en cadena en la que la extinción de una especie desestabiliza el ecosistema, poniendo a otras especies en mayor riesgo de extinción, advierten los investigadores.
Cascada de amenazas
Los efectos en cascada de la tendencia incluyen una intensificación de las amenazas a la salud humana, como COVID-19, según los investigadores.
"Cuando la humanidad extermina a las poblaciones y especies de otras criaturas, está cortando la extremidad en la que se asienta, destruyendo partes funcionales de nuestro propio sistema de soporte vital", explica Ehrlich en un comunicado.
"La conservación de las especies en peligro de extinción debería elevarse a una emergencia nacional y mundial para los gobiernos e instituciones", añade.
Presiones humanas
Las presiones humanas, como el crecimiento de la población, la destrucción del hábitat, el comercio de vida silvestre, la contaminación y el cambio climático, son las principales amenazas para miles de especies en todo el mundo.
Los ecosistemas, que van desde los arrecifes de coral y los bosques de manglares hasta las selvas y los desiertos, dependen de las relaciones de estas especies para mantener su funcionamiento y hacerlas resistentes al cambio.
Sin esta robustez, los ecosistemas son cada vez menos capaces de preservar un clima estable, proporcionar agua dulce, polinizar cultivos y proteger a la humanidad de los desastres naturales y las enfermedades.
"La extinción genera extinción", escriben los autores del estudio.
Cinco años después, Ehrlich y sus colegas de otras instituciones han constatado que la tasa de extinción es mucho más alta y que está erosionando la capacidad de la naturaleza para proporcionar servicios vitales a las personas.
En un nuevo artículo, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), indican que el comercio de vida silvestre y otros impactos humanos han eliminado cientos de especies y llevado a muchas más al borde de la extinción a un ritmo sin precedentes, y piden medidas urgentes para detener esta carrera hacia el abismo.
Datos estremecedores
Los científicos estiman que en todo el siglo XX, al menos 543 especies de vertebrados terrestres se han extinguido y que es probable que casi el mismo número de especies se extinga solo en las próximas dos décadas.
Descubrieron además que otras 515 especies de vertebrados terrestres, el 1.7 por ciento de todas las especies que analizaron, están al borde de la extinción, lo que significa que les quedan menos de 1.000 individuos: alrededor de la mitad de las especies estudiadas tienen ya menos de 250 individuos.
Según el estudio, la mayoría de las especies en peligro de extinción se concentran en regiones tropicales y subtropicales afectadas por la invasión humana.
Además de las crecientes tasas de extinción, la pérdida acumulada de poblaciones (grupos individuales y localizados de una especie en particular) ha llevado a la extinción de más de 237.000 poblaciones de esas 515 especies desde 1900, según las estimaciones de los investigadores.
Efectos dominó
Con menos poblaciones, las especies no pueden cumplir su función en un ecosistema, al mismo tiempo que la pérdida de criaturas en peligro de extinción podría tener un efecto dominó en otras especies, según los investigadores.
La gran mayoría – el 84 por ciento - de especies con poblaciones menores de 5.000 individuos viven en las mismas áreas que las especies con poblaciones menores de 1.000.
Esto crea las condiciones para una reacción en cadena en la que la extinción de una especie desestabiliza el ecosistema, poniendo a otras especies en mayor riesgo de extinción, advierten los investigadores.
Cascada de amenazas
Los efectos en cascada de la tendencia incluyen una intensificación de las amenazas a la salud humana, como COVID-19, según los investigadores.
"Cuando la humanidad extermina a las poblaciones y especies de otras criaturas, está cortando la extremidad en la que se asienta, destruyendo partes funcionales de nuestro propio sistema de soporte vital", explica Ehrlich en un comunicado.
"La conservación de las especies en peligro de extinción debería elevarse a una emergencia nacional y mundial para los gobiernos e instituciones", añade.
Presiones humanas
Las presiones humanas, como el crecimiento de la población, la destrucción del hábitat, el comercio de vida silvestre, la contaminación y el cambio climático, son las principales amenazas para miles de especies en todo el mundo.
Los ecosistemas, que van desde los arrecifes de coral y los bosques de manglares hasta las selvas y los desiertos, dependen de las relaciones de estas especies para mantener su funcionamiento y hacerlas resistentes al cambio.
Sin esta robustez, los ecosistemas son cada vez menos capaces de preservar un clima estable, proporcionar agua dulce, polinizar cultivos y proteger a la humanidad de los desastres naturales y las enfermedades.
"La extinción genera extinción", escriben los autores del estudio.
Prohibir el comercio de especies silvestres
Debido a esta amenaza, exigen que todas las especies con poblaciones de menos de 5.000 se enumeren como en peligro crítico en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una base de datos internacional utilizada para informar las acciones de conservación a escala mundial.
Los investigadores proponen asimismo un acuerdo global para prohibir el comercio de especies silvestres.
Argumentan que la captura ilegal o la caza de animales salvajes para alimento, mascotas y medicamentos, es una amenaza continua y fundamental no solo para las especies al borde de la extinción, sino también para la salud humana.
COVID-19, que se cree que se originó en los murciélagos y se transmitió a los humanos a través de otra criatura en un mercado de animales vivos: es un ejemplo de cómo el comercio de vida silvestre puede dañar a los humanos, según los investigadores.
Señalan que los animales salvajes han transmitido muchas otras enfermedades infecciosas a los humanos y a los animales domésticos en las últimas décadas debido a la invasión del hábitat y la recolección de vida silvestre para la alimentación.
Debido a esta amenaza, exigen que todas las especies con poblaciones de menos de 5.000 se enumeren como en peligro crítico en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, una base de datos internacional utilizada para informar las acciones de conservación a escala mundial.
Los investigadores proponen asimismo un acuerdo global para prohibir el comercio de especies silvestres.
Argumentan que la captura ilegal o la caza de animales salvajes para alimento, mascotas y medicamentos, es una amenaza continua y fundamental no solo para las especies al borde de la extinción, sino también para la salud humana.
COVID-19, que se cree que se originó en los murciélagos y se transmitió a los humanos a través de otra criatura en un mercado de animales vivos: es un ejemplo de cómo el comercio de vida silvestre puede dañar a los humanos, según los investigadores.
Señalan que los animales salvajes han transmitido muchas otras enfermedades infecciosas a los humanos y a los animales domésticos en las últimas décadas debido a la invasión del hábitat y la recolección de vida silvestre para la alimentación.
Referencia
Vertebrates on the brink as indicators of biological annihilation and the sixth mass extinction. Gerardo Ceballos, Paul R. Ehrlich, and Peter H. Raven. PNAS, June 1, 2020. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.1922686117
Vertebrates on the brink as indicators of biological annihilation and the sixth mass extinction. Gerardo Ceballos, Paul R. Ehrlich, and Peter H. Raven. PNAS, June 1, 2020. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.1922686117