El año 2019 pone punto final a una década marcada por registros de calor excepcionales, por el retroceso de los hielos y por subidas del nivel del mar sin precedentes a nivel mundial, cambios exacerbados por las emisiones de gases de efecto invernadero fruto de la actividad humana.
Casi con toda certeza, las temperaturas medias del quinquenio (2015-2019) y de la década (2010-2019) serán las más elevadas de las que se tiene constancia. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), todo apunta a que 2019 será el segundo más cálido, después del emblemático 2016.
Esta previsión se desprende también del archivo NCEP-NCAR (que data de 1948), según el cual la anomalía para el mes de noviembre ocupa el tercer lugar con + 0.576°C por encima del promedio de 1981-2010.
La Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial establece por su parte que en 2019 la temperatura media mundial (en el período de enero a octubre) estuvo aproximadamente 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales, causando estragos a lo largo y ancho del planeta.
Tal como informamos en otro artículo, las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018, y en 2019 no dejaron de aumentar, añade la OMM.
Impactos directos
Según la Declaración de la OMM, desde 1993, cuando se empezaron a realizar mediciones satelitales, la subida del nivel del mar se ha acelerado a causa de la fusión de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida.
El océano hace las veces de amortiguador al absorber calor y dióxido de carbono, pero ello acarrea graves consecuencias. El calor acumulado en las aguas oceánicas ha alcanzado niveles sin precedentes y se han producido olas de calor marinas generalizadas. La acidez del agua del mar ha aumentado un 26 % desde el inicio de la era industrial. Como resultado, ecosistemas marinos de vital importancia se están degradando.
El valor mínimo de extensión diaria del hielo marino en el Ártico de septiembre de 2019 fue el segundo más bajo desde que se tienen registros satelitales, y en el mes de octubre también se establecieron récords de extensión mínima. Por su parte, en la Antártida, las extensiones de hielo registraron valores mínimos sin precedentes en algunos meses de 2019.
Riesgos climáticos
Una vez más en 2019, los riesgos relacionados con el tiempo y el clima tuvieron consecuencias catastróficas, añade el informe.
Las olas de calor y las inundaciones, que solían producirse "una vez cada 100 años", son ahora cada vez más frecuentes. Los efectos de ciclones tropicales de una intensidad devastadora se sintieron en países desde Bahamas hasta el Japón, pasando por Mozambique, y los incendios forestales arrasaron grandes zonas del Ártico y Australia.
Una de las principales consecuencias del cambio climático es que la configuración de las precipitaciones es más irregular. Ello pone en peligro el rendimiento de las cosechas y, si además se tiene en cuenta el crecimiento demográfico, en el futuro los países vulnerables deberán afrontar considerables desafíos para velar por su seguridad alimentaria.
Además, las condiciones de calor extremo afectan cada vez más a la salud de las personas y, por ende, a los sistemas sanitarios.
Las repercusiones más significativas se dejan sentir con fuerza allí donde el envejecimiento de la población y los problemas relacionados con la urbanización, los efectos de isla de calor urbana y las desigualdades en materia de salud, son más importantes.
En 2018, la cantidad de personas vulnerables de más 65 años expuestas a olas de calor aumentó en 220 millones con respecto a la media del período de referencia comprendido entre 1986 y 2005.
Casi con toda certeza, las temperaturas medias del quinquenio (2015-2019) y de la década (2010-2019) serán las más elevadas de las que se tiene constancia. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), todo apunta a que 2019 será el segundo más cálido, después del emblemático 2016.
Esta previsión se desprende también del archivo NCEP-NCAR (que data de 1948), según el cual la anomalía para el mes de noviembre ocupa el tercer lugar con + 0.576°C por encima del promedio de 1981-2010.
La Declaración de la OMM sobre el estado del clima mundial establece por su parte que en 2019 la temperatura media mundial (en el período de enero a octubre) estuvo aproximadamente 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales, causando estragos a lo largo y ancho del planeta.
Tal como informamos en otro artículo, las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018, y en 2019 no dejaron de aumentar, añade la OMM.
Impactos directos
Según la Declaración de la OMM, desde 1993, cuando se empezaron a realizar mediciones satelitales, la subida del nivel del mar se ha acelerado a causa de la fusión de los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida.
El océano hace las veces de amortiguador al absorber calor y dióxido de carbono, pero ello acarrea graves consecuencias. El calor acumulado en las aguas oceánicas ha alcanzado niveles sin precedentes y se han producido olas de calor marinas generalizadas. La acidez del agua del mar ha aumentado un 26 % desde el inicio de la era industrial. Como resultado, ecosistemas marinos de vital importancia se están degradando.
El valor mínimo de extensión diaria del hielo marino en el Ártico de septiembre de 2019 fue el segundo más bajo desde que se tienen registros satelitales, y en el mes de octubre también se establecieron récords de extensión mínima. Por su parte, en la Antártida, las extensiones de hielo registraron valores mínimos sin precedentes en algunos meses de 2019.
Riesgos climáticos
Una vez más en 2019, los riesgos relacionados con el tiempo y el clima tuvieron consecuencias catastróficas, añade el informe.
Las olas de calor y las inundaciones, que solían producirse "una vez cada 100 años", son ahora cada vez más frecuentes. Los efectos de ciclones tropicales de una intensidad devastadora se sintieron en países desde Bahamas hasta el Japón, pasando por Mozambique, y los incendios forestales arrasaron grandes zonas del Ártico y Australia.
Una de las principales consecuencias del cambio climático es que la configuración de las precipitaciones es más irregular. Ello pone en peligro el rendimiento de las cosechas y, si además se tiene en cuenta el crecimiento demográfico, en el futuro los países vulnerables deberán afrontar considerables desafíos para velar por su seguridad alimentaria.
Además, las condiciones de calor extremo afectan cada vez más a la salud de las personas y, por ende, a los sistemas sanitarios.
Las repercusiones más significativas se dejan sentir con fuerza allí donde el envejecimiento de la población y los problemas relacionados con la urbanización, los efectos de isla de calor urbana y las desigualdades en materia de salud, son más importantes.
En 2018, la cantidad de personas vulnerables de más 65 años expuestas a olas de calor aumentó en 220 millones con respecto a la media del período de referencia comprendido entre 1986 y 2005.
Más hambre y crisis graves
La OMM destaca asimismo que la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos son algunos de los principales factores que explican el reciente aumento del hambre en el mundo y una de las causas principales de crisis graves.
Tras una década de reducción constante, el hambre experimenta un repunte, dado que en 2018 la padecieron más de 820 millones de personas.
En 26 de los 33 países afectados por crisis alimentarias en 2018, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron —junto con las perturbaciones económicas y las situaciones de conflicto— aspectos que agravaron la coyuntura imperante.
En 12 de esos 26 países, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron los principales factores causantes de la situación de crisis.
En consecuencia, entre enero y junio de 2019, se registraron más de diez millones de nuevos desplazamientos internos, y siete millones fueron debidos a fenómenos peligrosos, como el ciclón Idai en el sureste de África, el ciclón Fani en Asia Meridional, el huracán Dorian en el Caribe y las inundaciones en la República Islámica del Irán, Filipinas y Etiopía.
La OMM destaca asimismo que la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos son algunos de los principales factores que explican el reciente aumento del hambre en el mundo y una de las causas principales de crisis graves.
Tras una década de reducción constante, el hambre experimenta un repunte, dado que en 2018 la padecieron más de 820 millones de personas.
En 26 de los 33 países afectados por crisis alimentarias en 2018, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron —junto con las perturbaciones económicas y las situaciones de conflicto— aspectos que agravaron la coyuntura imperante.
En 12 de esos 26 países, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos fueron los principales factores causantes de la situación de crisis.
En consecuencia, entre enero y junio de 2019, se registraron más de diez millones de nuevos desplazamientos internos, y siete millones fueron debidos a fenómenos peligrosos, como el ciclón Idai en el sureste de África, el ciclón Fani en Asia Meridional, el huracán Dorian en el Caribe y las inundaciones en la República Islámica del Irán, Filipinas y Etiopía.
Referencia
WMO Provisional Statement on the State of the Global Climate in 2019. World Meteorological Organization (WMO), 2019.
WMO Provisional Statement on the State of the Global Climate in 2019. World Meteorological Organization (WMO), 2019.