Por Nqabomzi Bikitsha
JOHANNESBURGO, Dec 3 2014 (IPS)
Cuando Thabisile Mkhize descubrió que era portadora del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), primero tuvo miedo porque no sabía casi nada de eso que llevaba en el cuerpo desde su nacimiento ni sabía a quién recurrir. Y lo mismo le pasa a muchas adolescentes y jóvenes en Sudáfrica.
Su madre había muerto poco tiempo antes y ella vivía con su abuela en la localidad rural de KwaZulu Natal, donde la prevalencia de VIH es de 17 por ciento, la más alta de Sudáfrica.Sudáfrica tiene una terrible combinación de temprana iniciación sexual, relaciones sexuales intergeneracionales, falta de conocimientos sobre el VIH, violencia y desigualdades económicas y de género que hacen que las jóvenes de 15 a 24 años registren una tasa desproporcionadamente alta de infección.
Actualmente, a los 16 años, Mkhize es una educadora entusiasta en su escuela, donde habla sobre VIH, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), relaciones sexuales seguras y derechos sexuales.
“Quiero que las jóvenes se sientan seguras para tomar decisiones sexuales saludables”, explicó.
Sudáfrica tiene una terrible combinación de temprana iniciación sexual, relaciones sexuales intergeneracionales, falta de conocimientos sobre el VIH, violencia y desigualdades económicas y de género que hacen que las jóvenes de 15 a 24 años registren una tasa desproporcionadamente alta de infección.
El sector representa un cuarto de las nuevas infecciones con el virus del sida y 14 por ciento de las 6,4 millones de personas portadoras, según la Encuesta Nacional sobre Comportamiento, Incidencia y Prevalencia de VIH en Sudáfrica.
Es alarmante que la incidencia de VIH, el número de nuevas infecciones por año, entre mujeres de 15 a 24 años sea más de cuatro veces mayor que entre los varones de la misma edad.
“Los factores estructurales, como las desigualdades económicas, sociales y de género, interaccionan de varias formas e inciden en comportamientos como en la elección de la pareja sexual y en el uso de condones”, explicó la profesora Sinead Delany-Moretlwe, directora de investigación del Instituto de VIH y Salud Reproductiva Wits (Wits RHI, en inglés), con sede en Johannesburgo.
Al explicar que a las jóvenes les cuesta protegerse contra el VIH, Delany-Moretlwe dijo que “terminan con parejas controladoras y no logran negociar el uso de condón o son obligadas a tener relaciones sexuales”.
Tumi Molebatse, una estudiante de 20 años de Soweto, es un ejemplo de ello. Hace años se hizo un análisis de VIH y le gustaría hacerse otro o al menos tener relaciones seguras con su novio, con quien ya llevaba dos años. “Pero él cree que lo engaño si quiero usar condón”, relató a IPS. “Me ayuda económicamente así que mejor no menciono el tema”, apuntó.
El dilema de Molebatse es común entre muchas jóvenes, que se sienten impotentes frente a sus parejas para pedirles que usen condón o que se hagan un análisis de VIH.
En Sudáfrica, uno de los países más desiguales del mundo, mantener relaciones con hombres mayores suele ser para las mujeres una forma de lograr la movilidad social y alcanzar confort material.
Según Kerry Mangold, del Consejo Nacional de Sudáfrica para el Sida, las relaciones sexuales intergeneracionales y de transacción aumentan el riesgo de infección porque la tasa de VIH entre los hombres mayores supera a la de los jóvenes.
“No es raro que una joven duerma con un hombre mayor por alimento o un poco de dinero”, explicó Mkhize. “Las jóvenes ansían tener cosas lindas en la vida, pero no tienen dinero ni empleo y entonces buscan hombres que se las puedan dar”, añadió.
Según la Encuesta Nacional sobre Comportamiento, Incidencia y Prevalencia de VIH en Sudáfrica, una de cada tres jóvenes de entre 15 y 19 años dijeron tener una pareja cinco años mayor que ellas o más.
Riesgos y opciones
“En su forma más extrema, la desigualdad de género se manifiesta en violencia de género”, explicó Delany-Moretlwe.
En Sudáfrica, las jóvenes que sufren violencia de sus parejas tenían 50 por ciento más de posibilidades de contraer el VIH que las que no están en esa situación, según el informe Gap, del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida (Onusida).
A pesar de varias décadas de campañas para crear conciencia, menos de un tercio de las jóvenes saben cómo prevenir la infección de VIH.
Mkhize dijo que muchas adolescentes escucharon a sus amigas y maestros hablar sobre sexo y VIH, y a menudo la información que manejan es errónea. “Escuché jóvenes que creen que no pueden contraer el virus si su novio pasó hace poco por el ritual de la circuncisión, y entonces mantienen relaciones sexuales sin condón”, contó a IPS.
A Mangold le gustaría que hubiera un “entorno habilitador para que las jóvenes pudieran tomar sus propias decisiones y reducir el riesgo” de infección.
Desde el año pasado, la iniciativa ZAZI (derivado de “conócete a ti mismo”, en nguni) se dedica a eso, construir conocimiento sobre salud sexual a través de las redes sociales con vídeos, lectura de poesías, murales callejeros, música y entretenimiento para fortalecer la autoestima de las jóvenes.
“Esperamos desalentarlas a que tengan relaciones con hombres mayores por acceder a bienes materiales, así como darles confianza para negociar el uso del condón”, explicó Sara Chitambo, de ZAZI, en diálogo con IPS.
El lema de ZAZI es “encontrar su fuerza interior”. En su sitio en Internet, las jóvenes encuentran consejos prácticos sobre qué hacer si las violan, dónde encontrar métodos anticonceptivos o cómo evitar contraer el VIH.
Editado por Mercedes Sayagues y Phil Harris / Traducido por Verónica Firme
Fuente : http://www.ipsnoticias.net/2014/12/la-prevencion-d...