La poesía tiene (entre otras) la virtud de aproximar lo lejano, permitirnos revisitarlo o interrogarlo, actualizarlo, sostenerlo en su dignidad y su vínculo con la vida presente, muchas veces deudora de lo que se vivió o se soñó tiempo atrás, en otro curso del tiempo y/o del espacio. Esta proximidad de la lejanía se manifiesta, con lucidez crítica y sin sensiblería alguna, con pasión y compasión, en Desde lejos, quizás el libro más logrado de Arturo Borra (Argentina, 1972).
Poeta, ensayista, activista social y doctor en Estudios Interdisciplinarios de la Comunicación de la Universidad de Valencia, en este libro Borra intensifica y alumbra un recorrido inevitable, explorando las circunstancias que dificultan la vida diaria en el contexto de las imposiciones políticas, sociales o culturales distópicas en el que el yo poético se encuentra.
Este yo poético, que se identifica claramente con el sujeto contemporáneo actual, se encuentra desplazado del espacio en que sus afectos hubieran podido prosperar: un escenario menos hostil al amor, a la convivencia digna o a la defensa del hogar, del barrio, de la ciudad de la infancia.
Late en mí
el desfiladero
pequeñez de los umbrales
que traspasamos
para ser
algo más
que un resto
en el margen
de los latidos
Por otra parte, Desde lejos rompe con un tópico ya tratado en libros anteriores del autor pero sabiamente remarcado en este: que deje de importar lo que quedó desplazado.
Personas y lugares lejanos son así en la poesía de Borra vínculos inolvidables e insustituibles, que no admiten la desmemoria ni el desafecto. Algo que a partir de 2020 ha cobrado especial relevancia, dado que este año en el que se detuvo el mundo por el COVID-19, y las distancias se intensificaron con la reducción de migraciones, visitas, encuentros; año en que se cuestionaron los modos predominantes de afectividad, de contacto, de relación social o íntima.
Fusión de lenguas
La voz poética testimonial se desborda en la plenitud de la vida, en la extrañeza del frío. Ciertamente estamos ante una poesía de la observación minuciosa de los procesos en que incurre quien de alguna manera experimentó alguna suerte de orfandad, el exilio, la distancia insalvable entre lo amado y su potencia de amar, entre “su” lugar (identitario) y la intemperie.
El yo poético es radicalmente humano en su desear, en su migrar, en su desasosiego y en su resistencia a los desafíos de la memoria o la incertidumbre del futuro inmediato. Pone los puntos sobre las íes en lo referente a las carencias, a los destierros, a los modos de violencia a los que hacer frente desde la escritura, con una hondura y autenticidad vital incuestionables. Lo hace con una fusión natural de su lengua materna argentina y el español recurrente de su país de residencia.
¿Y quién sabe morir?
Abrazás las lágrimas
que corren sobre tu vida
como un río que arrastra a la desaparición.
Poeta, ensayista, activista social y doctor en Estudios Interdisciplinarios de la Comunicación de la Universidad de Valencia, en este libro Borra intensifica y alumbra un recorrido inevitable, explorando las circunstancias que dificultan la vida diaria en el contexto de las imposiciones políticas, sociales o culturales distópicas en el que el yo poético se encuentra.
Este yo poético, que se identifica claramente con el sujeto contemporáneo actual, se encuentra desplazado del espacio en que sus afectos hubieran podido prosperar: un escenario menos hostil al amor, a la convivencia digna o a la defensa del hogar, del barrio, de la ciudad de la infancia.
Late en mí
el desfiladero
pequeñez de los umbrales
que traspasamos
para ser
algo más
que un resto
en el margen
de los latidos
Por otra parte, Desde lejos rompe con un tópico ya tratado en libros anteriores del autor pero sabiamente remarcado en este: que deje de importar lo que quedó desplazado.
Personas y lugares lejanos son así en la poesía de Borra vínculos inolvidables e insustituibles, que no admiten la desmemoria ni el desafecto. Algo que a partir de 2020 ha cobrado especial relevancia, dado que este año en el que se detuvo el mundo por el COVID-19, y las distancias se intensificaron con la reducción de migraciones, visitas, encuentros; año en que se cuestionaron los modos predominantes de afectividad, de contacto, de relación social o íntima.
Fusión de lenguas
La voz poética testimonial se desborda en la plenitud de la vida, en la extrañeza del frío. Ciertamente estamos ante una poesía de la observación minuciosa de los procesos en que incurre quien de alguna manera experimentó alguna suerte de orfandad, el exilio, la distancia insalvable entre lo amado y su potencia de amar, entre “su” lugar (identitario) y la intemperie.
El yo poético es radicalmente humano en su desear, en su migrar, en su desasosiego y en su resistencia a los desafíos de la memoria o la incertidumbre del futuro inmediato. Pone los puntos sobre las íes en lo referente a las carencias, a los destierros, a los modos de violencia a los que hacer frente desde la escritura, con una hondura y autenticidad vital incuestionables. Lo hace con una fusión natural de su lengua materna argentina y el español recurrente de su país de residencia.
¿Y quién sabe morir?
Abrazás las lágrimas
que corren sobre tu vida
como un río que arrastra a la desaparición.
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La importancia de inventar
Desde lejos ha aparecido publicado en la Editorial Eolas y es fruto de la colaboración de esta editorial con el Club Leteo de León. El poemario viene prologado por Alfredo Saldaña, y nos sitúa ante un recorrido extenso y trágico por la condición humana atravesada por el exilio y el desarraigo.
El libro cuenta con ciento catorce poemas con títulos que conforman un territorio atravesado por un río de intencionalidad evidente: comprenderse desde las ausencias y su fantasmagórica huella, comprender a ese otro inalcanzable en su diferencia, en su soledad, en su rotura existencial o amorosa.
Siguiendo la estela de los títulos de los poemas, vemos que hay cuatro que llevan el mismo título, Poética; y otros dos poemas que responden a Sabiduría, y los llamados Enseñanza, Verdad, Gracia, Creencia, que apuntan al carácter reflexivo y analítico de un brioso corazón pensante atravesando los estrechos umbrales del presente.
Clamor y Rumor (con un guiño derridiano), junto a otros como Fiesta insomne o Fiesta del abandono (en complicidad con Diego Jesús Jiménez), exponen la intensidad del temblor íntimo que conecta el ahora y el pasado. En esta misma línea encontramos títulos como Memoria del frío, Memoria del abandono, Memoria, Genealogía, o aquellos poemas que denotan espacio y desplazamiento: Dentro, Fuera, El lugar de la herida, Expulsión, Lejanía, Al fondo, Partida, Sin lugar, Ruta, Orilla, Abajo, Ahí, Río abajo, Naufragio. Todos ellos tratan con una gran sensibilidad los lugares y las personas que quedaron se alejaron con el paso del tiempo.
También hay poemas que abordan ese “otro lugar”, en este caso lingüístico: Idioma, Lengua muerta, Semiótica del silencio, Lengua común, Palabra desamarrada, nos dejan percibir el papel de la lengua en la conciencia de exilio, de pérdida, de lucha contra el olvido o la desmemoria.
Y a quién escribir
que no sea un fantasma
interrogando en la noche
Al final del libro, los poemas aúnan la resistencia y la esperanza: Gracia, Fórmulas, Entendimiento, Reparación.
El temblor sobre el asfalto
manchas rojas que se escurren por los labios
mientras seguimos tirando piedras
en el páramo
En el terreno de las analogías, Desde lejos presenta el río, el abismo y la oscuridad; el lenguaje, que vehiculan la experiencia de tránsito y la zozobra, la fragilidad, el naufragio. Los conceptos sirven para referirse a dos territorios, el geográfico y el amoroso, donde comúnmente se busca refugio o de donde se es expulsado. El río, por ejemplo, arrastra agua y otros elementos con una fuerza que a veces no permite otra cosa que dejarse arrastrar. Así pudo pasar con el amor, con la migración.
toda esa lujuria es nuestra
y sigue con su rumor cantando
mientras el mundo se desploma
y resucita en cada abrazo
como una ramita verde que resiste
en la pira de la desolación
Cierro esta aproximación con un toque deleuziano: la gran escritura —poesía, ensayo, relato o filosofía— dan testimonio de la vida, muestran su potencia. El lamento en autores que han visto algo demasiado grande para ellos expresa los conceptos en el límite de lo pensante o los preceptos en el límite de lo soportable. Y de esas visiones uno no vuelve indemne. Todo ese lamento es expresión de lo que vieron y lo que les rompe. Se escribe, pues, desde esa fractura, ese daño. Desde lejos pasa por ese lamento, pero no se hunde definitivamente en la oscuridad o el abismo. Toca al lector aventurarse en el desquicio y hallar el quid, mínima rendija o grieta, en uno de los libros fundamentales del 2020: “En lo no sabido, inventar un afuera”.
Desde lejos ha aparecido publicado en la Editorial Eolas y es fruto de la colaboración de esta editorial con el Club Leteo de León. El poemario viene prologado por Alfredo Saldaña, y nos sitúa ante un recorrido extenso y trágico por la condición humana atravesada por el exilio y el desarraigo.
El libro cuenta con ciento catorce poemas con títulos que conforman un territorio atravesado por un río de intencionalidad evidente: comprenderse desde las ausencias y su fantasmagórica huella, comprender a ese otro inalcanzable en su diferencia, en su soledad, en su rotura existencial o amorosa.
Siguiendo la estela de los títulos de los poemas, vemos que hay cuatro que llevan el mismo título, Poética; y otros dos poemas que responden a Sabiduría, y los llamados Enseñanza, Verdad, Gracia, Creencia, que apuntan al carácter reflexivo y analítico de un brioso corazón pensante atravesando los estrechos umbrales del presente.
Clamor y Rumor (con un guiño derridiano), junto a otros como Fiesta insomne o Fiesta del abandono (en complicidad con Diego Jesús Jiménez), exponen la intensidad del temblor íntimo que conecta el ahora y el pasado. En esta misma línea encontramos títulos como Memoria del frío, Memoria del abandono, Memoria, Genealogía, o aquellos poemas que denotan espacio y desplazamiento: Dentro, Fuera, El lugar de la herida, Expulsión, Lejanía, Al fondo, Partida, Sin lugar, Ruta, Orilla, Abajo, Ahí, Río abajo, Naufragio. Todos ellos tratan con una gran sensibilidad los lugares y las personas que quedaron se alejaron con el paso del tiempo.
También hay poemas que abordan ese “otro lugar”, en este caso lingüístico: Idioma, Lengua muerta, Semiótica del silencio, Lengua común, Palabra desamarrada, nos dejan percibir el papel de la lengua en la conciencia de exilio, de pérdida, de lucha contra el olvido o la desmemoria.
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toda esa lujuria es nuestra
y sigue con su rumor cantando
mientras el mundo se desploma
y resucita en cada abrazo
como una ramita verde que resiste
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Cierro esta aproximación con un toque deleuziano: la gran escritura —poesía, ensayo, relato o filosofía— dan testimonio de la vida, muestran su potencia. El lamento en autores que han visto algo demasiado grande para ellos expresa los conceptos en el límite de lo pensante o los preceptos en el límite de lo soportable. Y de esas visiones uno no vuelve indemne. Todo ese lamento es expresión de lo que vieron y lo que les rompe. Se escribe, pues, desde esa fractura, ese daño. Desde lejos pasa por ese lamento, pero no se hunde definitivamente en la oscuridad o el abismo. Toca al lector aventurarse en el desquicio y hallar el quid, mínima rendija o grieta, en uno de los libros fundamentales del 2020: “En lo no sabido, inventar un afuera”.