La compañía de teatro La Abadía y el Teatro Nacional de Cataluña, bajo la dirección de Alex Rigola, llevaba el pasado 22 de enero al Teatro Alhambra de Granada el montaje de Alex Rigola de “El Público”, de Federico García Lorca. Aunque estemos acostumbrados a ver como Rigola lleva los textos a su propio terreno con una autenticidad fuera de toda duda, no deja de sorprendernos el atrevimiento con que ha resuelto los desafíos que este complejo texto plantea desde su inicio.
La vida de María Estuardo -una sucesión de despropósitos trágicos en medio del lujo y refinamiento de la corte francesa del XVI- ha dado lugar a multitud de obras literarias y películas. La dramaturga uruguaya Denise Despeyroux la lleva ahora al teatro, a la Sala Mirador de Madrid. La obra es una espléndida (y divertida) reflexión sobre la frágil condición humana que no deben perderse. Uno sale al patio de la corrala, en pleno Lavapiés, con la sensación clara de haber asistido a algo grande.
Autores como George Eliot, James Joyce, Julio Cortázar o Virginia Woolf comparten, además de su grandeza literaria, una grandeza matemática, pues todos compusieron fractales en sus obras. Esto es lo que ha revelado un análisis estadístico realizado por físicos del Instituto de Física Nuclear de la Academia polaca de las Ciencias (IFJ PAN).
La Asociación Genialogías de mujeres poetas y la Editorial Tigres de Papel de Madrid han lanzado hoy un proyecto de crowdfunding con el que aspiran a publicar la Colección Genialogías, que reeditará a partir de 2016 libros clave de poetas españolas de los siglos XX y XXI. El objetivo de esta colección es reparar la ausencia de voces esenciales en el canon de la poesía de nuestro país. Los primeros títulos de la colección serán de las poetas Juana Castro y María Victoria Atencia.
El poemario ‘La hija’ (El sastre de Apollinaire, 2015), de María García Zambrano, expresa una vivencia extrema. Su lenguaje nos lleva a los ámbitos hospitalarios y a los infiernos del sufrimiento. Todo nos precipita, primero en el deseo, después en el dolor; que se hace escritura sustentado en imágenes vigorosas y plásticas.
En el relato “Los que abandonan Omelas” (1981), de Úrsula K. Le Guin, se trata la de la “ciudad de la dicha”, en la que todos los habitantes son felices a costa de un único desdichado. La obra tiene su correlato en una actual “globalización” del sacrificio, y lleva a plantearse qué camino seguir o qué postura tomar ante la injusticia.
El viernes se estrenó en el Teatro Español de Madrid una desvaída versión de la Medea clásica, con texto dramático de Vicente Molina Foix. La reescritura que de la tragedia ha hecho Molina Foix, además de plana, aburrida y, a trancos, ridícula consiguió que un teatro hasta la bandera diera sus cabezaditas poco interesado.
La voz, cuando no se extiende más de lo preciso, cuando se vuelve concisa y certera como un bisturí, logra diseccionar ante nosotros la conciencia de los cuerpos ante el dolor y la desesperación. Esto es lo que encontramos en el poemario 'Rwenzori', de Juan Gil Bengoa (Bilbao, 1958), recientemente publicado por la Isla de Siltolá.
En 2013, la Colección Transatlántica/Portbou, de Ediciones Amargord, tuvo el valor y el acierto de publicar la ‘Obra completa’, de Héctor Viel Temperley (Buenos Aires, 1933-1987). El libro recoge el turbador testimonio “casi del más allá”, esa “intuición de lo Absoluto”, que representa ‘Hospital Británico’, uno de los poemarios del autor. Este hizo de Temperley un referente de la poesía en nuestra lengua, especialmente de una modalidad poco transitada en el siglo XX a ambos lados del Atlántico, el de la poesía mística.
La primera noticia del llamado “gran poeta de América” en nuestra lengua se la debemos al cubano José Martí. Desde entonces, las traducciones y referencias a Walt Whitman se han repetido innumerables veces en español. El autor Eduardo Moga ha ofrecido recientemente al lector de nuestra lengua una traducción íntegra de la versión definitiva de ‘Hojas de hierba’(Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014). Moga considera que el poeta norteamericano está presente en las obras de los grandes épicos españoles contemporáneos.
En el escenario de Puerta del Ángel (Casa de Campo) se representa hasta después de Navidades el "Cabaret Maldito", del Circo de los horrores. Espectáculo que sorprende desde el principio y en ocasiones encoge el corazón, ambientado en una catedral gótica habitada por múltiples demonios. Está dirigido por Suso Silva que, junto a su ayudante, Rob Tanninon, hace maravillas con sus actores y circenses. Por Laura Crespillo.
Es una de las grandes producciones de la temporada teatral en España: la excelente versión teatral de ‘Los hermanos Karamazov’ realizada por José Luis Collado y dirigida por Gerardo Vera. En suma, un clásico, un teatro total saturado de pasiones que cobran forma en el espacio vacío del escenario, encarnadas en unos actores que viven sus personajes con una fuerza tal que no dejan pestañear a los espectadores. Vayan al Teatro Valle-Inclán de Madrid con sombrero, para poder quitárselo.
A lo largo de las dos primeras semanas de diciembre, Madrid acogerá el ciclo de actividades interdisciplinares Trashumancias, que involucra la poesía, la música y el cine de autores como Andrei Tarkovski, Luigi Nono o Antonio Machado. El objetivo del ciclo es activar la pregunta por el lugar que la creación artística ha de buscar en el nuevo mundo que se está construyendo.
Estos días se representa en las Naves de El español de Madrid y bajo la dirección de Eduardo Vasco, 'El mercader de Venecia', clásico de Shakespeare en versión de Yolanda Pallín que combina un vestuario maravilloso, una puesta en escena funcional y minimalista, y el carácter festivo del teatro. Un estreno altamente recomendable. Por Ángel García Galiano.
Una magnífica adaptación de la obra del humanista Maquiavelo se representa estos días en Teatros del Canal, en Madrid. Su autor, Juan Carlos Rubio, logra que el clásico tenga pertinencia y contemporaneidad. Con la ayuda de un trabajo impecable del actor Fernando Cayo, la experiencia resulta intensa y demoledora.
Gabriel Olivares dirige estos días la obra “Nuestras mujeres”, en el Teatro La Latina de Madrid, una comedia con tintes trágicos y humor negro que hace las delicias del respetable, gracias a su brillante relojería, pues está organizada en tres actos canónicos, exposición, nudo y desenlace. Así que estamos ante un vodevil con todas las hechuras del género, pero modernizado.