Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión.
Escuela Técnica Superior de Ingeniería.
Universidad Pontificia de Comillas. En preparación hasta el 1.04.2006.
La voz de la conciencia moral que llama al hombre a ser “auténtico” (a vivir de acuerdo con su verdad en todos los sentidos y, en especial, con su verdad última, metafísica) cuenta con el apoyo de la razón. Esta construye propuestas que, sin embargo, no resuelven definitivamente las preguntas de un hombre que desearía saber con seguridad a qué atenerse: es decir, conocer cuál es la verdad y qué se puede, en consecuencia, esperar de la vida.
La fe en lo sobrenatural es extremadamente común, y no puede ser eliminada con una educación científica, asegura el psicólogo de la Universidad de Bristol, Bruce Hood. La razón: nacemos con un cerebro preparado para darle sentido al mundo, aunque sea a través de explicaciones que van más allá de lo racional y de lo natural. Esta característica nos permite adaptarnos y sobrevivir, pero también ver donde no hay. Hood analiza en un libro de reciente publicación los procesos cerebrales subyacentes a esta capacidad específicamente humana.
Los intentos por explicar el pensamiento religioso humano desde la perspectiva científica no son nuevos. Para los darvinistas, la religiosidad es un producto de la evolución que juega un importante papel en la formación y mantenimiento de los grupos humanos, favoreciendo la cohesión social, la fuerza de dichos grupos, y también la transmisión de los genes de sus miembros. El psicólogo Michael E. Price, de la Universidad Brunel, en el Reino Unido, explica en un artículo cómo puede entenderse el cristianismo desde la teoría de la evolución de Darwin. Según él, se puede considerar que los grupos religiosos son sistemas culturales que permiten a sus miembros maximizar el potencial de sus instintos cooperativos, para la producción de bienes públicos y para la propagación genética.
La mitad de los norteamericanos ha cambiado de religión en algún momento de su vida, afirma la última encuesta del Pew Forum de Estados Unidos. Este nivel de fluctuación religiosa en el país afecta a todos los grupos religiosos, y también al conjunto de las personas no-religiosas. La religión que más abandonos ha sufrido en los últimos tiempos en este país es el catolicismo, tanto por la pérdida de fe en sus enseñanzas como por la migración de creyentes hacia el protestantismo. Esta nueva encuesta continúa la labor investigativa iniciada con la "U.S. Religious Landscape Survey" en 2007, en la que se destacó que un gran número de estadounidenses había abandonado la religión de su infancia.
En los últimos años se ha exacerbado el interés científico por los efectos de la religiosidad en el ser humano. Diferentes estudios han revelado que puede ser buena para la salud y el espíritu, pero al mismo tiempo han despertado el interés sobre los efectos de la secularidad. Así, se ha descubierto que los ateos están tan bien preparados como los creyentes para afrontar las dificultades de la vida y que lo importante no es creer o no creer, sino la consistencia y cohesión de cada cosmovisión. De estos estudios se deduce que ni la religión ni la irreligión tienen el monopolio sobre la posibilidad de proporcionar salud mental.
La observación experimental en la segunda mitad del siglo XX ha ido confirmando algunos de los grandes capítulos de la Biología como: la teoría celular, la Bioquímica que comporta la comprensión de las reacciones metabólicas, la Bioenergética, la Ecología, la genética molecular, la epigenética. Últimamente ha emergido una nueva racionalidad sistémida de la vida, el paradigma explicativo Evo-Devo. La emergencia de este nuevo campo de investigación promete una nueva síntesis para la explicación de la evolución. La unión entre la teoría neodarwinista de la selección natural y la genética del desarrollo constituye la Biología evolutiva y del desarrollo, mejor conocida como «EVO-DEVO».
La Biología, como ciencia, no trata de la vida en sí misma, sino que estudia las manifestaciones o fenómenos de aquellos seres que llamamos organismos vivos por contraposición al mundo inorgánico. Pero el conocimiento en profundidad de las causas que producen en la evolución la complejidad ontológica de la vida obligan a la ciencia a ir más allá de la limitación impuesta por sus propios métodos para abordar los grandes temas de la Biofilosofía. Cuestiones de fondo que siguen hoy planteadas en la actualidad epistemológica de la biología. Entre los grandes temas básicos de la Biofilosofía destacan la ontología de la complejidad holística y de la teleonomía.
La meditación es una antigua práctica que consiste básicamente en mantener un estado de atención concentrada. Utilizada durante siglos por diversas religiones como medio para obtener la calma y la paz interior, desde hace unos años ha sido también objeto de estudio científico. Las nuevas tecnologías de registro de la actividad cerebral han permitido conocer las ventajas de esta técnica. En la última investigación se ha constatado, por ejemplo, que cierto tipo de meditación permite desarrollar la memoria visual a corto plazo, aunque, advierten los científicos, este efecto se mantiene sólo durante un periodo de tiempo limitado.
La revista Enlightennext ha publicado una entrevista con Frank Poletti, coordinador del Esalen Institute’s Center for Theory and Research (CTR), en la que se explica la labor de este Instituto. Hundiendo sus bases en la ciencia, el CTR pretende analizar ámbitos de la espiritualidad humana desde el empirismo, con el fin de llegar a una nueva cosmología que aúne el conocimiento científico y la vertiente espiritual del ser humano. Así, el CTR intenta dar a luz a una alternativa que aporte un sentido espiritual a nuestro papel en el universo, y que nos ayude a superar la actual crisis global.