Frank Poletti en una conferencia celebrada en el Esalen Institute. Fuente: CTR.
La revista Enlightennext ha publicado una interesante entrevista con Frank Poletti, que es el coordinador del llamado Esalen Institute’s Center for Theory and Research (CTR).
Este centro de investigación está dedicado a la reflexión y a la investigación filosófica y científica, e intenta “conectar” el conocimiento científico académico con el conocimiento extra-académico o relativo a temas de los que no suelen ocuparse las universidades o centros de investigación.
Así, el CTR pretende generar una nueva cosmovisión que incorpore muchas áreas del conocimiento humano, y que sea una “cosmología espiritual informada”, que trascienda las polaridades filosóficas, científicas, culturales y religiosas que existen actualmente.
Ceguera espiritual vs. conocimiento integrado
Tal y como explica Poletti en la entrevista, los centros de investigación en general son inmensamente ciegos a la espiritualidad, la conciencia, o a temas como las experiencias cercanas a la muerte o la meditación. Es decir, que ignoran completamente el componente espiritual de la realidad e incluso cualquier perspectiva más significativa o intencionada de la evolución del universo.
El CTR trata de superar esta división entre ciencia y espiritualidad, reuniendo a especialistas científicos de diversas disciplinas (participantes en conferencias y reuniones que el propio CTR organiza), gente que trabaja en instituciones muy respetadas, con el fin de construir puentes entre ambas formas de conocimiento, y generar una actitud más abierta hacia el pensamiento holístico e integral.
Así, por ejemplo, todos los años el CTR organiza una conferencia en la que se exploran las evidencias de la existencia de vida tras la muerte, algo que desde un punto de vista científico está completamente rechazado pero en lo que un alto porcentaje de la población sí cree.
La diferencia entre lo que dice la ciencia y lo experimentado por muchas personas (ver artículo de Tendencias21 sobre el estudio de experiencias cercanas a la muerte), es debida a la perspectiva moderna y posmoderna que actualmente dominan la cultura académica, y que reniega de cualquier elemento más allá de lo físico.
Diferenciación de la Nueva Era
Para tratar de superar esta brecha e ir más allá, el CTR reúne a investigadores destacados y a teóricos e historiadores para investigar y analizar esos temas que la academia o las instituciones principales desechan.
En este esfuerzo se intenta hacer no sólo una labor teórica sino también reunir evidencias empíricas que apoyen o descubran nuevas perspectivas. Poletti afirma que se intenta, así, diferenciar al CTR de la corriente denominada “Nueva Era”, dado que el método de investigación del Esalen Institute es el mismo que el de la ciencia moderna: se pretende ir más allá de las presunciones materialistas de la ciencia, pero desde la ciencia misma, es decir, desde el empirismo.
Pero sería un empirismo puramente científico, es decir, que ha de enfrentarse a las evidencias que produce el universo con una mente inquisidora y abierta, aunque eso suponga saltarse la carga del materialismo –que presupone, por ejemplo, que el universo no alberga propósito alguno- e ir más allá.
En definitiva, explica Poletti, “somos espirituales, somos místicos, tenemos una conciencia abierta, pero estamos intentando poder decir que todos estos aspectos pueden ser estudiados con una actitud empírica”.
Panenteísmo evolutivo
Uno de los temas principales en los que el CTR trabaja intentando tender puentes entre las diversas disciplinas académicas es en el del estudio de la evolución. Según Poletti, en los últimos 150 años se han realizado descubrimientos trascendentales: el Big-bang, la materia oscura, el ADN, etc. Desde la perspectiva academicista, cada uno de estos temas se estudia por separado.
Para tratar de desarrollar una comprensión más integrada de la evolución, el CTR reunió entre 1999 y 2005 a físicos, cosmólogos, antropólogos, primatólogos, historiadores y sociólogos para discutir sobre la historia y tratar de conectar las diversas perspectivas de las diferentes disciplinas.
Así, se llegó al llamado "panenteísmo evolutivo", una nueva cosmovisión metafísica basada en la teoría de la evolución y que incluye conocimientos místicos profundos relativos al potencial espiritual de la humanidad (en la línea de pensadores como Sri Aurobindo, Pierre Teilhard De Chardin o Michael Murphy).
Según Poletti, el panenteísmo señala que es verdad que lo divino y la conciencia impregnan todo lo creado (árboles, piedra, cuerpos…) pero que también tienen una dimensión trascendente. El panenteísmo evolutivo es la doctrina o la idea de que el universo es una revelación evolucionaría de lo divino y que lo divino es trascendente a este proceso, pero también se encuentra profundamente implicado y encarnado en ello.
Nueva cosmología frente a la crisis
Esta noción se hallaría en la base de una posible y nueva cosmología. Tal y como señalan eruditos como Alfred North Whitehead, en la base de cualquier civilización o cultura hay siempre una cosmología que, normalmente, consiste en un relato claramente articulado del origen.
En la época de la cultura científica moderna, afirma Poletti, no tenemos una historia sobre el origen de nuestro planeta sino muchas, porque vivimos en un mundo globalizado. ¿Podremos, como cultura humana global, llegar a crear una historia de nuestro origen, aceptada por todos?
Las cosmología científica nos dice que el Big bang es un accidente, que el origen de la vida fue un evento fortuito y que la existencia humana es un hecho afortunado. Sin embargo, es necesario crear una visión viable, hermosa y llena de sentido de nuestro propio papel en el universo, si queremos crear una civilización global sostenible.
Ése es el propósito del panenteísmo evolutivo, crear una cosmología espiritualmente informada. La mayoría de la población del mundo es religiosa, lo que significa que aún hay un lugar para la espiritualidad y la religión en nuestro mundo. Pero también lo hay para la ciencia, que nos ha permitido conocer la existencia de la evolución desde el Big bang hasta el presente.
Sin una cosmología o un sentido trascendente, la cosmovisión moderna acabará destruyéndose a sí misma, advierte Poletti. Sin embargo, de la crisis actual puede emerger una alternativa, más allá de los fundamentalismos o del relativismo postmoderno carente de significación.
Este centro de investigación está dedicado a la reflexión y a la investigación filosófica y científica, e intenta “conectar” el conocimiento científico académico con el conocimiento extra-académico o relativo a temas de los que no suelen ocuparse las universidades o centros de investigación.
Así, el CTR pretende generar una nueva cosmovisión que incorpore muchas áreas del conocimiento humano, y que sea una “cosmología espiritual informada”, que trascienda las polaridades filosóficas, científicas, culturales y religiosas que existen actualmente.
Ceguera espiritual vs. conocimiento integrado
Tal y como explica Poletti en la entrevista, los centros de investigación en general son inmensamente ciegos a la espiritualidad, la conciencia, o a temas como las experiencias cercanas a la muerte o la meditación. Es decir, que ignoran completamente el componente espiritual de la realidad e incluso cualquier perspectiva más significativa o intencionada de la evolución del universo.
El CTR trata de superar esta división entre ciencia y espiritualidad, reuniendo a especialistas científicos de diversas disciplinas (participantes en conferencias y reuniones que el propio CTR organiza), gente que trabaja en instituciones muy respetadas, con el fin de construir puentes entre ambas formas de conocimiento, y generar una actitud más abierta hacia el pensamiento holístico e integral.
Así, por ejemplo, todos los años el CTR organiza una conferencia en la que se exploran las evidencias de la existencia de vida tras la muerte, algo que desde un punto de vista científico está completamente rechazado pero en lo que un alto porcentaje de la población sí cree.
La diferencia entre lo que dice la ciencia y lo experimentado por muchas personas (ver artículo de Tendencias21 sobre el estudio de experiencias cercanas a la muerte), es debida a la perspectiva moderna y posmoderna que actualmente dominan la cultura académica, y que reniega de cualquier elemento más allá de lo físico.
Diferenciación de la Nueva Era
Para tratar de superar esta brecha e ir más allá, el CTR reúne a investigadores destacados y a teóricos e historiadores para investigar y analizar esos temas que la academia o las instituciones principales desechan.
En este esfuerzo se intenta hacer no sólo una labor teórica sino también reunir evidencias empíricas que apoyen o descubran nuevas perspectivas. Poletti afirma que se intenta, así, diferenciar al CTR de la corriente denominada “Nueva Era”, dado que el método de investigación del Esalen Institute es el mismo que el de la ciencia moderna: se pretende ir más allá de las presunciones materialistas de la ciencia, pero desde la ciencia misma, es decir, desde el empirismo.
Pero sería un empirismo puramente científico, es decir, que ha de enfrentarse a las evidencias que produce el universo con una mente inquisidora y abierta, aunque eso suponga saltarse la carga del materialismo –que presupone, por ejemplo, que el universo no alberga propósito alguno- e ir más allá.
En definitiva, explica Poletti, “somos espirituales, somos místicos, tenemos una conciencia abierta, pero estamos intentando poder decir que todos estos aspectos pueden ser estudiados con una actitud empírica”.
Panenteísmo evolutivo
Uno de los temas principales en los que el CTR trabaja intentando tender puentes entre las diversas disciplinas académicas es en el del estudio de la evolución. Según Poletti, en los últimos 150 años se han realizado descubrimientos trascendentales: el Big-bang, la materia oscura, el ADN, etc. Desde la perspectiva academicista, cada uno de estos temas se estudia por separado.
Para tratar de desarrollar una comprensión más integrada de la evolución, el CTR reunió entre 1999 y 2005 a físicos, cosmólogos, antropólogos, primatólogos, historiadores y sociólogos para discutir sobre la historia y tratar de conectar las diversas perspectivas de las diferentes disciplinas.
Así, se llegó al llamado "panenteísmo evolutivo", una nueva cosmovisión metafísica basada en la teoría de la evolución y que incluye conocimientos místicos profundos relativos al potencial espiritual de la humanidad (en la línea de pensadores como Sri Aurobindo, Pierre Teilhard De Chardin o Michael Murphy).
Según Poletti, el panenteísmo señala que es verdad que lo divino y la conciencia impregnan todo lo creado (árboles, piedra, cuerpos…) pero que también tienen una dimensión trascendente. El panenteísmo evolutivo es la doctrina o la idea de que el universo es una revelación evolucionaría de lo divino y que lo divino es trascendente a este proceso, pero también se encuentra profundamente implicado y encarnado en ello.
Nueva cosmología frente a la crisis
Esta noción se hallaría en la base de una posible y nueva cosmología. Tal y como señalan eruditos como Alfred North Whitehead, en la base de cualquier civilización o cultura hay siempre una cosmología que, normalmente, consiste en un relato claramente articulado del origen.
En la época de la cultura científica moderna, afirma Poletti, no tenemos una historia sobre el origen de nuestro planeta sino muchas, porque vivimos en un mundo globalizado. ¿Podremos, como cultura humana global, llegar a crear una historia de nuestro origen, aceptada por todos?
Las cosmología científica nos dice que el Big bang es un accidente, que el origen de la vida fue un evento fortuito y que la existencia humana es un hecho afortunado. Sin embargo, es necesario crear una visión viable, hermosa y llena de sentido de nuestro propio papel en el universo, si queremos crear una civilización global sostenible.
Ése es el propósito del panenteísmo evolutivo, crear una cosmología espiritualmente informada. La mayoría de la población del mundo es religiosa, lo que significa que aún hay un lugar para la espiritualidad y la religión en nuestro mundo. Pero también lo hay para la ciencia, que nos ha permitido conocer la existencia de la evolución desde el Big bang hasta el presente.
Sin una cosmología o un sentido trascendente, la cosmovisión moderna acabará destruyéndose a sí misma, advierte Poletti. Sin embargo, de la crisis actual puede emerger una alternativa, más allá de los fundamentalismos o del relativismo postmoderno carente de significación.