Morten Emil Berg, que es profesor de la BI Norwegian School of Management, sostiene que el directivo que basaba su gestión en el control está dando paso al que la basa en el coaching. De esta manera, las empresas (y sus directivos) ya no están ahí para ganar dinero, sino también para que sus trabajadores se realicen. El punto de partida, según Berg, es que cada trabajador se conozca a él mismo y sepa qué camino seguir. Sin esto, será imposible conseguir que cada cual se responsabilice y se autogestione. El nuevo directivo tiene que tener la visión y hacer lo posible para que esto sea así. La teoría de Berg se fundamente en ideas inspiradas en pensadores como Sócrates o Aristóteles.
Las empresas que promocionan a las mujeres a puestos directivos de responsabilidad obtienen mejores resultados económicos. A esa conclusión llega un estudio llevado a cabo por profesores de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia y de Maryland. El estudio ha consistido en repasar los resultados de las 1.500 empresas más grandes de Estados Unidos y de ver qué relación guardan esos resultados con la presencia o no de mujeres en sus equipos directivos. Según sus autores, este buen comportamiento es debido a su estilo de dirección, en concreto a su capacidad para gestionar las relaciones interpersonales dentro de la empresa, así como para conseguir que la voz de los trabajadores sea escuchada.
Un tercio de los directivos que se cambian de empresa tienen la sensación de que no han cumplido las expectativas transcurridos dos años desde su contratación. Este es uno de los principales datos que revela un estudio realizado por el Intitute of Executive Development. Los 150 directivos entrevistados consideran que el tiempo medio para aclimatarse al nuevo puesto dura entre 6 y 9 meses. Según los autores del estudio, las empresas dedican recursos para facilitar esa transición que no sirven de casi nada. Hay otras acciones, como el coahing, que tienen un índice de efectividad alto (42%). El informe considera que el periodo de transición de los nuevos directivos se inicia en el propio proceso de contratación.
En los últimos años, la creación de relaciones dentro y fuera de la empresa ha dejado paso a la creación de una reputación. Según un estudio de una profesora de la Escuela de Negocios de Noruega, los directivos se están olvidando de hacer una de sus principales funciones, que es la tejer relaciones. Gestionar la relación con los clientes (de lo que se encargan los directores de marketing) no es suficiente para las empresas hoy en día. Esta investigadora sostiene que es necesario construir redes de relaciones con todas las partes involucradas en la actividad de una organización (empleados, partners, proveedores…). Son estas relaciones las que impulsan la innovación o las que contribuyen a abrir mercado. Asimismo, considera que una de las recompensas de construir relaciones es, precisamente, la mejora de la reputación.
Detrás de un negocio exitoso hay siempre un error o un fracaso. Según los psicólogos, superar esos fracasos es lo que lleva finalmente al éxito. En concreto, el psicólogo de Stanford Albert Baudura llegó a la conclusión de que un concepto (creado por él) llamado “autoeficacia” es una herramienta que sirve para aprender de los errores y tener la fuerza para remontarlos. La autoeficacia es el sentimiento que albergamos respecto a nuestra habilidad para triunfar, y estaría presente en empresarios tan famosos como Henry Ford o Walt Disney. Según Baudura, la “habilidad de la eficacia” se puede adquirir en los diferentes procesos de dirección.