Hacer cambiar de opinión o que tenga en consideración otros puntos de vista a alguien que se siente poderoso es complicado. A esa conclusión llega un estudio llevado a cabo por la Ohio State University. Según el estudio, liderado por un investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, cuando un jefe está en su papel, es impermeable a las influencias de quienes les rodean, sin embargo, si se le aleja temporalmente de ese sentimiento de poder hay más probabilidades de influir sobre él. Esto sería básicamente porque el poder hace que la gente confíe más en sus creencias.
Cada empleado de una gran empresa maneja una serie de contactos que pueden ser muy beneficiosos para algún otro compañero en determinado momento o en un proyecto en concreto. Hasta ahora, el intercambio de esos contactos era muy complicado o muy rudimentario, por lo que, en muchas ocasiones, un contacto valioso podría pasar desapercibido. Poco a poco, las empresas van incorporando sistemas informáticos de gestión que ponen a disposición de toda la empresa una red social de contactos, permitiendo a cada empleado seleccionar aquel contacto que mejor se adapte al trabajo que está llevando a cabo. El aprovechamiento de la red de contactos termina por repercutir positivamente en la gestión de los proyectos y de los clientes, influyendo, de igual modo, en la cuenta de resultados.
Biólogos de la Universidad Estatal de Ohio han desarrollado un modelo matemático que demuestra que hay alternativas al modelo de trabajo clásico basado en la biología. Este modelo clásico se fundamenta en la existencia de trabajadores especializados que realizan una única función en pro de la comunidad. Los autores de este estudio han demostrado que la existencia de trabajadores no especializados en nada, pero capaces de realizar varias funciones, también resulta clave para la comunidad o para la empresa, sobre todo si ésta es pequeña.
Desde tiempos inmemoriales, tener la información justa en el momento oportuno ha significado ‘poder’ y solamente las personas o grupos de personas que se podían permitir financiar ese intercambio de información disfrutaron de ese privilegio. Sin embargo, con el nacimiento de Internet ha disminuido drásticamente el tiempo que transcurre entre la necesidad y su ‘realización’, permitiendo alcanzar nuevos niveles de capacidad individual. Es en el sector comercial donde se observa más fácilmente esa demostración.
Mientras que en Estados Unidos se debate sobre si sufre o no una crisis económica, la economía China creció el año pasado más que nunca. Estas “vidas paralelas” también tienen su reflejo en la economía tecnológica, y la tendencia parece la misma. Según un informe del Instituto Tecnológico de Georgia, China supera en competitividad tecnológica a Estados Unidos. Sus autores sostienen que a corto plazo el “gigante asiático” pasará a los Estados Unidos en la habilidad para desarrollar tecnología y ciencia, y convertirla en productos y servicios susceptibles de ser comercializados en todo el mundo.
Las nuevas tecnologías están permitiendo a las empresas saber con exactitud quiénes son sus mejores clientes. Este hecho está llevando a muchas compañías a “depurar” sus bases de datos, quitando de ellas a los clientes que tienen menos valor. Un estudio de la Wharton School of Business pone en duda esta tendencia, y advierte que, en sectores con mucha competencia, quedarse sólo con los mejores clientes puede dar muchas pistas a la competencia para “atacar”, precisamente, a éstos últimos y captarlos. Sus autores sostienen que es necesario mejorar la calidad de los buenos al mismo tiempo que se mantiene a los malos.
El teletrabajo ha permitido a muchos trabajadores compaginar su vida laboral con su vida familiar. Las virtudes de este modelo son indiscutibles, sin embargo no todos sus “actores” se benefician. Según un reciente estudio del Rensselaer Polytechnic Institute, los compañeros de los teletrabajadores pierden más fácilmente la motivación y tienen más posibilidades de cambiar de empresa. Estos trabajadores se resienten porque no pueden establecer vínculos fuertes con sus compañeros. Asimismo, tienden a pensar que soportan más carga de trabajo y no se ven en la obligación moral de darlo todo por la empresa.
Un vendedor puede detectar la presencia de un comprador impulsivo en menos de un minuto. Un nuevo estudio de la Universidad de New Hampshire ha identificado qué actitudes cognitivas distinguen a un cliente que va a hacer una compra impulsiva, de otro que en ningún caso la haría. Las personas flexibles y con poco autocontrol tienen más predisposición a hacer una compra que no tenían prevista. Según el estudio, los vendedores deben centrarse en este tipo de clientes, ya que sus opuestos, es decir quienes son poco flexibles y tienen mucho autocontrol, no se dejan influenciar y se van de un establecimiento con las manos vacías si no encuentran exactamente aquello que buscan.
Un estudio llevado a cabo por The Conference Board asegura que las empresas pueden beneficiarse mucho de una correcta gestión de su mano de obra envejecida. El estudio trata de buscar soluciones para que las empresas norteamericanas hagan frente de la mejor manera a la jubilación de la primera oleada de trabajadores del “baby boom”, que amenaza con reducir el producto interior bruto del país. Entre las soluciones que aporta destaca la planificación estratégica de la mano de obra, propiciar el intercambio de conocimiento entre los trabajadores con más experiencia y los nuevos o detectar y responder a las necesidades de los empleados que se van a jubilar.
Un tercio de los emprendedores norteamericanos son disléxicos según un estudio elaborado por Julie Logan, de la Cass Business School londinense. Hay mucha literatura respecto a este tema, pero Logan es la única investigadora que ha dado porcentajes de cuántos emprendedores son disléxicos en Gran Bretaña y en Estados Unidos. Por otro lado, Logan atribuye esta facilidad para crear negocios por parte de los disléxicos a que explotan en el ámbito empresarial aquellas habilidades que se han visto obligados a desarrollar para compensar sus problemas de aprendizaje: su facilidad para comunicarse oralmente y lo acertados que son para identificar personas en las que confiar y delegar.