Un estudio del Fisher College of Business de la Ohio State University ha descubierto que las empresas gestionadas por directivos que pagan un crédito para adquirir su vivienda tienen un 4% más de deuda que las empresas gestionadas por directivos que no han necesitado financiar la compra de su casa. El estudio desveló asimismo que el 67% de los directivos recurren al banco para pagar el 66% del valor total de su vivienda. Después de que estudios pasados habían dado a conocer la relación entre las características personales de los directivos y la forma en que ellos manejan sus organizaciones, ahora se confirma que las finanzas personales de los ejecutivos influyen en la gestión que éstos hacen de las deudas de sus empresas.
Podría decirse que la mayor pérdida de nuestra sociedad no es el despilfarro de los recursos que nos ofrece la naturaleza. La mayor pérdida es el despilfarro y desprecio de los recursos humanos. No desarrollamos la habilidad de dirigirlos en una dirección apropiada y concreta. Usamos los recursos de la naturaleza hasta casi agotarlos y estamos agotando los recursos humanos sin usarlos adecuadamente. Los empleados necesitan tener conciencia de que sus mejores ideas son aprovechadas y la empresa necesita de esas ideas.
Para cualquier empresario parecería lógico pensar que si se va uno de sus líderes después de haber tomado malas decisiones que afectaron a la empresa, este se deba reemplazar por alguien cercano dentro de la organización que conozca los problemas y que pueda encaminarlos hacia un rumbo más alentador. Pero de acuerdo con nuevos estudios del Kellogg School of Management y del London Business School se debe hacer todo lo contrario y reemplazar al directivo que se marcha con alguien totalmente nuevo y desligado de la compañía, ya que si se nombra a alguien relacionado sicológicamente con la empresa y con aquel que se va lo más posible será que se tomen decisiones de la misma línea de las anteriores y con mucha menos independencia.
El 31% de los empleados tienen poca o ninguna confianza en los directivos de sus empresas, según el Índice de Confianza en los Líderes 2009 elaborado por el Instituto de Liderazgo y Administración del Reino Unido. Según este informe, el índice general de confianza en los máximos directivos es de 59 en una escala de 0 a 100, pero varía dependiendo del tamaño de la organización, de si es pública o privada, del tiempo que los líderes llevan en su puesto y del sector de la empresa, entre otros. La conclusión de este informe es que el directivo debe ganarse la confianza de su equipo a partir de los diferentes valores y actitudes que demuestre en su día a día.
Al buscar la causa del mal comportamiento de los empleados para tratar de encontrar soluciones y de prevenir estas situaciones, muchos directivos se enfocan en identificar las manzanas podridas que pueden desencadenar problemas dentro de la organización para detenerlas antes de que esto suceda. Daniel Ames, profesor de Liderazgo y Ética de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, piensa que esta estrategia está mal direccionada y afirma que estos directivos lograrían mucho más si, en vez de enfocarse en esas manzanas podridas, se dedicaran a construir y promover unas normas éticas y una imagen de integridad que se dé a conocer a todo aquel que desee entrar a la organización, ya que esto va mucho más allá de unos pocos problemáticos que, además, no siempre están detrás del mal comportamiento dentro de una compañía.