En plena controversia sobre los salarios que reciben los altos ejecutivos, muchos de ellos, por cierto, responsables de las mayores quiebras de la historia, un estudio publicado por la Universidad de Michigan, en los Estados Unidos, afirma que los ejecutivos más poderosos y mejor pagados pueden ser realmente beneficiosos para un negocio. Esto depende, sostiene, de cómo haga uso de su poder. Si su poder es ejercido con un control, bien externo o bien de la propia dinámica del mercado, la acción del ejecutivo de una empresa puede mejorar el funcionamiento de ésta y el retorno que reciben sus accionistas. Ahora bien, cuando el ejecutivo atesora mucho poder, porque tenga muchas acciones, por ejemplo, puede escudarse en él para conseguir un beneficio personal. En este estudio se ha analizado los comportamientos de los ejecutivos de 2.000 empresas entre los años 1993 y 2006.