Neurocientíficos australianos han conseguido romper el código nervioso que permite al cerebro interpretar la información que recibe de los sentidos: han simulado estímulos nerviosos a los que el cerebro ha reaccionado sin percibir el hackeado. Ahora es posible que una prótesis sienta lo mismo que un miembro amputado.
Investigadores alemanes han descubierto cómo el cerebro procesa el dolor: produce tres respuestas simultáneas que deben ser abordadas conjuntamente para el tratamiento de los pacientes con dolor crónico.
Una nueva tecnología permite observar la actividad cerebral sin necesidad de electrodos o de moléculas fluorescentes, ambas con efectos secundarios: basta con examinar el comportamiento de las moléculas del agua que rodea a las neuronas.
La imaginación es capaz de moldear lo que el cerebro aprende de la experiencia. Por ello puede ser utilizada para superar el miedo y la ansiedad. Y también para borrar de la memoria los recuerdos negativos.
Una nueva investigación ha identificado las bases genéticas de la felicidad y del sentido de la vida. Un total de ocho variantes biológicas marcan la diferencia entre las personas que se consideran dichosas y conformes con sus vidas, y las que se sienten mal y perdidas.
El parto por cesárea evita que la madre transmita a los bebés bacterias del intestino que estimulan el sistema inmunitario, lo que explica por qué los nonatos son más propensos a desarrollar alergias, inflamaciones crónicas y enfermedades metabólicas.
El cerebro de la mosca utiliza un sofisticado sistema informático para detectar nuevos olores que supera los algoritmos similares creados por los seres humanos: mejora los filtros de información que emplean los buscadores más sofisticados.
Mientras vivimos una experiencia, el cerebro crea su memoria utilizando la misma neurona que borra un recuerdo anterior innecesario. Optimiza sus recursos (usa la misma neurona) y al mismo tiempo libera espacio para introducir nuevos recuerdos.
La consciencia de las personas que han sufrido una grave lesión cerebral puede medirse observando con EEG la reacción del cerebro ante la palabra. Así se evitará la desconexión clínica que se les aplica frecuentemente al confundirlos con pacientes vegetativos.
El anuncio de que investigadores chinos han modificado genéticamente embriones humanos ha despertado escepticismo y preocupación en la comunidad científica. La edición genética implica riesgos significativos, incluido el de introducir mutaciones no deseadas o producir un bebé cuyo cuerpo se compone de algunas células editadas y otras no editadas.