Todas las emociones de nuestra vida están recogidas en una región cerebral de tres centímetros de diámetro, la misma que procesa la información sensorial, los estados extracorporales y las decisiones éticas: los estados afectivos son también procesos cognitivos.
La producción natural de nuevas neuronas puede regenerar el cerebro dañado de ratones, particularmente el giro dentado (asociado a los recuerdos), y devolverles la memoria espacial perdida por una lesión.
El cerebro recurre a un sistema de pensamiento rápido para calcular la probabilidad de que algo ocurra y cuándo tendrá lugar. Realiza cálculos complejos de forma intuitiva gracias a la lógica difusa.
La genética aclara el hecho religioso: es un carácter cuantitativo que varía mucho a nivel individual. Su heredabilidad es sorprendentemente alta, muy similar a la de la inteligencia. Y es algo que los genes otorgan en diferente grado.
El cerebelo, especializado en integrar las vías sensitivas y motoras, está fuertemente implicado en la toma de decisiones y desempeña funciones cognitivas relacionadas con el aprendizaje, según desvela el cerebro de los peces cebra.
La religiosidad no es un atributo exclusivamente humano, ni la Tierra es el centro del Universo, ni hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, ya que no somos muy diferentes de un humilde ratón. Creer en Dios sería una etapa de la evolución cerebral.
Aunque el número de creyentes es abrumador en la población mundial, la religiosidad es inversamente proporcional al nivel de inteligencia. Los ateos son más inteligentes y mayoritarios entre los científicos.
Los científicos han descubierto una vía molecular que podría alargar la vida humana hasta 500 años: alterando a la vez dos vías de comunicación celular, consiguieron amplificar cinco veces la vida de un gusano que vive solo 4 semanas.
Los investigadores han descubierto el mayor centro computacional del cerebro: se aloja en las dendritas de las neuronas piramidales de la corteza y es capaz de procesar problemas complejos sin el concurso de otras células nerviosas.
Investigadores belgas han desarrollado una herramienta que permite determinar cómo se produce la comunicación intercelular en el interior de tumores con solo pulsar un botón. Aplica toda la literatura científica para predecir la señalización celular.