La duración de una pareja se puede determinar científicamente: cercanía y respeto son las claves de la longevidad. Angustia y desigualdad determinan la separación. Pero ninguna relación está condenada al fracaso.
Los científicos han filmado lo que pasa cuando un observador se asoma al mundo cuántico: las dos probabilidades superpuestas dudan en el momento de elegir entre la vida y la muerte del gato, antes de que Schrödinger abra la caja.
Los bebés se comunican a través del tacto mucho antes de hablar: reconocen su cuerpo y el de los demás tocando o mirando a los adultos, y así desarrollan la empatía. Si son prematuros, mejoran de por vida si sienten otro cuerpo.
Criar hijos varones acelera el envejecimiento de las madres en el mundo salvaje: producen menos leche y de menor calidad a medida que cumplen años y pierden capacidad reproductiva. ¿Podría ocurrir lo mismo en la especie humana?
El consumo de marihuana en hombres altera su esperma y provoca anomalías cerebrales en los fetos de su descendencia. Los daños son comparables a los provocados por la exposición a neurotoxinas o por el Alzheimer.
La meditación no solo provoca cambios en el cerebro, sino que también potencia las conexiones neuronales y ayuda a controlar el dolor físico y las emociones negativas. Se ha convertido en la nueva espiritualidad del capitalismo e incluso en un arma de guerra.
Para sacarnos de un laberinto, el cerebro modifica el ritmo de los pulsos neuronales: oscurece las calles que no nos convienen para que nos centremos en la única ruta que nos lleva a casa. Solo ocurre cuando las neuronas se sincronizan en ritmo gamma.
Investigadores del CERN han obtenido una prueba fundamental de la simetría entre materia y antimateria: han observado estratégicos efectos cuánticos de la materia en átomos de antihidrógeno creados en laboratorio.
Las personas que tienen un comportamiento antisocial, como el robo, la agresión, la violencia, el acoso escolar, la mentira o la irresponsabilidad laboral o escolar, tienen un cerebro más pequeño y delgado que les impide desarrollar habilidades sociales.
Un sistema químico desarrollado en laboratorio es capaz de replicarse a sí mismo y de evolucionar, tal como lo hacen los sistemas biológicos. Podría producir sustancias naturales o alumbrar células más complejas.