El uso intensivo de tabletas, teléfonos inteligentes y videojuegos, puede provocar un envejecimiento prematuro del cerebro de los niños que están más de siete horas al día ante una pantalla, así como empeorar sus capacidades de lenguaje y razonamiento.
Una investigación basada en Big Data ha descubierto una estrecha relación entre la obesidad y el asma infantil: aumenta un 30% la probabilidad de contraer la enfermedad, origina el 25 por ciento de los nuevos casos y, si no existiera, la evitaría al 10% de los niños.
Una alteración de la flora intestinal causada por medicamentos o enfermedades, provoca que una bacteria dañe las células y desencadene enfermedades relacionadas con la edad. Un paso más para controlar el envejecimiento.
Nacer en casa otorga a los bebés una flora intestinal más fuerte que les potencia el sistema inmunológico y el metabolismo en las primeras semanas de vida, según una investigación. Los nacidos en hospitales tienen más genes inflamatorios en las células epiteliales.
Una nueva investigación ha comprobado que los campos electromagnéticos que generan los cables de alta tensión, los teléfonos móviles y las redes wifi afectan a las células humanas. Dependiendo de su intensidad, pueden destruir ADN o repararlo.
Investigadores suecos han comprobado por primera vez que respirar por la nariz ayuda a consolidar los recuerdos porque facilita la comunicación entre las redes sensoriales y la memoria. Las funciones cognitivas básicas estarían moduladas por el ciclo respiratorio.
La aparición del cáncer disminuye en las personas que consumen alimentos biológicos: un 25% de media y hasta un 76% en linfomas. Estos resultados no se modifican si se contemplan otros factores como los sociodemográficos, los modos de vida o los antecedentes familiares.
Científicos norteamericanos han descubierto por qué funciona el placebo en algunas personas: tienen más desarrollado el hemisferio cerebral derecho (emocional) y una sensibilidad psicológica mayor al dolor y al entorno. Les funciona aunque sepan que es un falso medicamento.
Los hábitos alimenticios están relacionados con la depresión: una dieta rica en grasas aumenta el riesgo de padecerla, mientras que la dieta mediterránea lo disminuye un 33%, según una investigación.