Después de haber conseguido controlar la peste, el cólera, la malaria, la viruela, el escorbuto y hasta el sida, el hombre del s. XXI se encuentra perdido y no encuentra la vacuna, no menos compleja, que logre mitigar la melancolía, también conocida como el mal de la bilis negra. Esta epidemia emocional es diagnosticada hoy como Código Z porque nadie sabe cómo tratarla: hacen falta algo más que médicos para resolver lo que llaman la “insatisfacción del bienestar”.