Una investigación puesta en marcha por ESADE combina el conocimiento neurocientífico y las más avanzadas tecnologías para descubrir qué dinámicas neurológicas se producen en la toma de decisiones en equipo, cómo se desarrolla neurológicamente el liderazgo y qué define al líder que convence y decide éticamente.
Expertos en liderazgo han identificado más de una veintena de actitudes que llevan a un jefe a “cavar su propia tumba” profesional, hasta llegar al fracaso. Entre estos hábitos, el de no generar confianza entre los empleados puede resultar el más costoso. Sn confianza, según las investigaciones realizadas, la idea de un “equipo” queda condenada al descalabro.
Al igual que un decálogo es fundamental para una organización que desea promover orden entre sus distintas redes de trabajo, también lo es la tríada de cualidades que debe poseer un empleado dispuesto a proporcioar el éxito tanto a su persona como a su empresa. Expertos en el área de liderazgo y recursos humanos aseguran que existen tres cualidades fundamentales para reconocer a un empleado ejemplar, digno de un ascenso a jefe. Por supuesto, ser eficaz a la hora de realizar las tareas encomendadas es primordial, pero no es la cualidad decisiva para ser un líder ejemplar. Son igual de importantes la adaptación a los entornos de trabajo y el fomentar relaciones donde todas las partes salgan beneficiadas.
En plena recesión económica parece un gran riesgo e incluso un lujo pensar en la posibilidad de dejar el trabajo para buscar algo mejor o emprender un negocio propio. Sin embargo, nuevos estudios afirman que más de la mitad de los trabajadores se marcharía de su empresa actual por una mejor oportunidad. Los estudiosos han denominado a este fenómeno "falta de fidelidad empresarial" y lo atribuyen en parte a la crisis mundial.
Muchos empleados, una vez alcanzada la meta de ser jefes, no saben como orientar su labor y se plantean si cuentan o no con las cualidades innatas de un líder por excelencia. Ser un líder es diferente a ser un gerente e incluso un empresario. El problema, según los expertos, radica en que aunque todos poseemos las habilidades naturales de liderazgo, pocos saben dirigirlas de forma coherente. Estaría bien dejar de esperar tanto el llegar a “convertirse” en jefe, para prepararse y ser bueno, el día que lo consigamos.