La raíz de todos los males no es más que el estrés. En la situación económica que vive la sociedad mundial, dirigir a gran escala una organización implica asumir el compromiso de sacar a flote la economía de la empresa y obtener resultados favorables sin margen de error. Ante el panorama, los ejecutivos se plantean si merece o no la pena poner en riesgo su salud y su vida personal, con tal de alcanzar su meta profesional.
Según los expertos, es difícil hablar de humildad sin vincularla a una ‘incansable meta utópica’ de los seres humanos. El poder es para muchos sinónimo de orgullo y altivez, y es ejercido por los gerentes desde la soberbia, bajo la excusa de hacer cumplir a sus empleados las normas. Recientes estudios del área empresarial identifican cinco tipos de liderazgo dentro de las empresas: con humildad, de desarrollo, servil, participativo y liderazgo compartido. El modelo con resultados más productivos según los estudiosos es el del jefe humilde.
La competencia y la ansiedad por quitar de en medio a todo el que suponga un obstáculo para los objetivos profesionales son actitudes altamente destructivas y denotan una conducta ególatra en el empleado, señalan expertos. Nuevos datos demuestran que, en el fondo, estas personas solo esconden un enorme sentimiento de inferioridad que les hace luchar de manera sucia contra su rival profesional, con el fin de destacar ante los superiores y no quedar como un “don nadie”.
Nuevos datos revelan que la raíz del éxito de los directivos es su capacidad de negociar. Aprender a utilizar las herramientas verbales para convencer, persuadir, involucrar e integrar al personal será fundamental para materializar la premisa del ‘ganar-ganar’. Un negociador exitoso, según los expertos, no es quién siempre consigue lo que su equipo requiere, sino quien demuestra que trabaja para cubrir las necesidades del personal y motiva a los trabajadores para que continúen su labor, aunque no logren de manera inmediata los objetivos esperados.
Aunque una de cada cinco personas admite que miente a sus superiores en el entorno empresarial, pocas son conscientes de que esta práctica puede poner en peligro su puesto de trabajo. Por lo general, una mentira conduce a otra aún más grande y más compleja, lo que puede generar un círculo vicioso. La honestidad, según los expertos, es una de las cualidades más valoradas por gerentes, y suele ayudar a la promoción del personal. Los expertos invitan, por esta razón, a practicar la sinceridad en el trabajo.