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El turismo nuclear se pone de moda

Actualmente concentra importantes inversiones y genera cuantiosas ganancias en Ucrania, Estados Unidos y China


Las autoridades de Pripyat y Chernobyl, en Ucrania; de la región autónoma de Xinjiang Uygur, en China; y de Nevada, en Estados Unidos, tienen en común su preocupación por potenciar una forma de turismo tan extraña como polémica: el denominado turismo nuclear. Esta peligrosa actividad concentra millonarias inversiones y también deja importantes ganancias en estas zonas del planeta, que han sido escenario de distintos proyectos relacionados con la energía nuclear. Por Pablo Javier Piacente.


31/10/2012

Turistas en el marco de una visita guiada a un área de actividad nuclear. Imagen: euronuclear.org
Turistas en el marco de una visita guiada a un área de actividad nuclear. Imagen: euronuclear.org
El turismo nuclear continúa su expansión mundial, generando que las zonas con antigua actividad nuclear como Pripyat y Chernobyl, en Ucrania; Xinjiang Uygur, en China o Nevada, en Estados Unidos, incrementen sus inversiones para poder recibir adecuadamente a más turistas, que dejan importantes sumas de dinero en estas áreas del planeta. Los riesgos presentes en estas regiones no parecen ser un impedimento para el desarrollo de este tipo de turismo, sino más bien una de las principales razones de su impulso.

Es sabido que el turismo se ha especializado y segmentado en gran medida en las últimas décadas, ofreciendo alternativas para todos los gustos, orientaciones y bolsillos. Sin embargo, no es tan fácil imaginar la existencia del denominado turismo nuclear, que a pesar de los peligros inherentes a esta actividad atrae a una gran cantidad de personas en todo el mundo, con curiosidad por descubrir y vivenciar áreas de antiguos proyectos nucleares, en una llamativa variante de turismo de riesgo y aventura.

Según un artículo publicado en pravda.ru, las autoridades de la Región Autónoma de Xinjiang Uygur, en China, han anunciado públicamente su intención de invertir más de un millón de dólares (alrededor de 771.189 euros) para potenciar como atracción turística la zona de pruebas nucleares presente en esa región.

Precisamente en esa zona, concretamente en Malan, se llevó a cabo la primera prueba de una bomba nuclear china el 16 de octubre de 1964. Posteriormente, más de 40 bombas nucleares fueron accionadas en el área hasta 1996, cuando Beijing tuvo que detener los ensayos nucleares.

Los viajeros podrán contemplar personalmente el lugar utilizado por los especialistas que trabajaron en la bomba y las condiciones en las que desarrollaron sus tareas, contando además con un refugio de 300 metros, laboratorios y dormitorios que albergaban a los científicos nucleares de China.

Del desastre de Chernobyl a las visitas guiadas

Además de este sitio ubicado en el noroeste de China, quizás el ejemplo paradigmático del turismo nuclear a nivel mundial sea la transformación de la planta de energía nuclear de Chernobyl, en Ucrania, en un área de atracción turística. En este sitio se concretó el 26 de abril de 1986 uno de los mayores desastres medioambientales de la historia y el accidente nuclear de mayor gravedad a nivel mundial junto al de Fukushima I en 2011.

Ahora, el número de turistas crece año tras año. Un viaje a Chernobyl incluye servicios como una visita a la zona en la que se han dispuesto placas conmemorativas a los fallecidos en el accidente, a la laguna de enfriamiento y alimentación de peces, al parque para niños o comidas en un restaurante temático.

Otro de los destinos turísticos favoritos en esta zona de Ucrania es la ciudad de Pripyat, un lugar desolado y desierto luego que el 27 de abril de 1986 todos los residentes fueran evacuados tras el accidente nuclear. Aunque se desarrollaron distintas tareas de descontaminación en la ciudad y se logró una reducción de la radiación, algunos turistas siguen manifestando molestias en su salud luego de visitar la zona de exclusión.

El valor de una visita guiada a Chernobyl y su zona aledaña es de 120 dólares (92,54 euros) para los ciudadanos de Rusia y Ucrania, y de alrededor de 150 dólares (115,68 euros) para los extranjeros. Sin embargo, especialistas en seguridad y medio ambiente han aconsejado a las autoridades ucranianas que desmantelen por completo a la localidad de Pripyat y a toda la zona de Chernobyl. De lo contrario, si las viviendas actualmente en pie comienzan a contraerse se podría producir polvo radiactivo, afectando nuevamente a toda la región.

Estructura de hormigón denominada "sarcófago", diseñada para contener el material radiactivo del núcleo del reactor de la planta nuclear de Chernóbil, hoy día convertida en un centro turístico. Fuente: Wikimedia Commons.
Estructura de hormigón denominada "sarcófago", diseñada para contener el material radiactivo del núcleo del reactor de la planta nuclear de Chernóbil, hoy día convertida en un centro turístico. Fuente: Wikimedia Commons.
Pruebas nucleares en Nevada

En Estados Unidos, el sitio de pruebas nucleares en Nevada, uno de los más grandes del país, se está convirtiendo en otro punto neurálgico del turismo nuclear. Desde 1951 se han desarrollado allí 928 ensayos nucleares, de los cuales 828 se concretaron bajo tierra. En este sector, ubicado al noreste de Los Ángeles, se generaban nubes radiactivas que podían apreciarse a 160 kilómetros de distancia. Las pruebas se llevaron a cabo hasta 1992.

En la actualidad, los amantes de las emociones fuertes y extremas visitan este sitio de pruebas nucleares. Con listas de espera para varios meses, esta actividad turística eleva el ingreso económico habitual previsto por las autoridades locales. Contigua al campo de pruebas nucleares se localiza la famosa "Área 51", popular a nivel mundial en torno a mitos relacionados con la investigación de la vida extraterrestre.

La realidad es que estos sitios de actividad nuclear que estaban vacíos después de la prohibición de los ensayos con armas nucleares o de diferentes accidentes han cobrado nueva vida gracias al turismo. Más allá de la fuente de ingresos que esto puede suponer para las sociedades locales, y que puede alimentar la economía de una ciudad, estado o región en particular, cabría preguntarse si los funcionarios responsables del turismo nuclear pueden garantizar en un 100% la seguridad de los turistas.



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