Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión.
Escuela Técnica Superior de Ingeniería.
Universidad Pontificia de Comillas. En preparación hasta el 1.04.2006.
Hace medio siglo, en 1962, se publicó un pequeño libro que ha dado mucho que hablar en todos los ámbitos del conocimiento humano: “La Estructura de las Revoluciones Científicas”. Su autor, Thomas Samuel Kuhn, un físico que se pasó a la Historia de las Ciencias, sigue siendo debatido. ¿Han muerto las ideas de Kuhn? ¿Siguen vivas en el siglo XXI?
Una investigación realizada con 1.180 noruegos ha analizado la relación entre las creencias religiosas y la experiencia de un desastre, en este caso, el tsunami que en 2004 asoló Sumatra. El estudio ha revelado que la religiosidad no ha jugado un papel importante en las vidas de estos supervivientes, a pesar de que éstos sufrieron la amenaza de perder la vida o fueron testigos de sucesos aterradores.
La salud es uno de los campos en los que la ciencia trabaja para descifrar el efecto de las creencias y de las actitudes religiosas en el ser humano. En los últimos años, los resultados de diversas investigaciones han sugerido que, en este terreno, la religiosidad podría jugar un papel. Uno de los estudios más recientes a este respecto ha sido el realizado por científicos de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), que ha revelado una posible relación entre la religiosidad y una variable concreta de la salud humana: la presión sanguínea.
Hace ya más de 20 años tuvo lugar la Asamblea Ecuménica Internacional de Seúl, cuyas conclusiones señalaron que “la pobreza, la ausencia de paz y la degradación del medio ambiente son manifestaciones de las muchas dimensiones del sufrimiento que tienen su raíz en las abrumadoras estructuras de dominación, es decir, el racismo, el sexismo, el sistema de castas y el clasismo, evidentes en todas las situaciones del sufrimiento en sus diversas y perniciosas formas”. Desde entonces, la preocupación por la paz, la justicia y la integridad de la creación está en los programas y documentos de muchas órdenes y congregaciones religiosas. En este marco, la Compañía de Jesús ha publicado recientemente el documento, “Sanar un mundo herido”, con el que se pretende responder institucionalmente a los grandes retos ambientales ligados a la pobreza y a la injusticia global.
Hace cuatrocientos años, el seis de febrero de 1612, moría en Roma Christopher Clavius, figura clave en el comienzo de la tradición científica de la Compañía de Jesús. Matemático en el Colegio Romano y maestro de Matteo Ricci, introductor de la ciencia occidental en China, participó en la reforma del calendario de Gregorio XIII. El siguiente artículo presenta la figura de Clavius, esencial porque marcó tendencias de futuro. Por Leandro Sequeiros.
Un estudio realizado con técnicas de neuroimagen por especialistas de la Universidad de Emory, en Estados Unidos, ha revelado que los valores “sagrados” son procesados por regiones del cerebro que nada tienen que ver con el sistema de recompensa cerebral. Esto significaría que no puede convencerse a nadie de que renuncie a sus creencias más profundas, a cambio de incentivos.
Con el título Un paleontólogo apasionado por tender puentes entre las fronteras de la ciencia, la filosofía y la teología, el profesor Carlos Beorlegui, de la Universidad de Deusto, ha entrevistado para la revista Iglesia Viva (número 248 [2012], páginas 59 a 78) a Leandro Sequeiros San Román. Se trata de un jesuita que desde muy joven ha pretendido unir su compromiso con la ciencia, la espiritualidad con la construcción de un mundo más justo. Las imágenes “tender puentes” y “vivir en la frontera” expresan bien esta tendencia de muchos creyentes. De esta extensa entrevista entresacamos algunas de las respuestas más significativas.
Diversas investigaciones han demostrado que las personas religiosas se sienten mejor consigo mismas y tienen una autoestima más alta que los individuos no creyentes. De un tiempo a esta parte, otros estudios han señalado que esta “ventaja psicológica” de los creyentes tendría su origen en determinados factores sociales. Los resultados de la investigación más reciente a este respectoseñalan que la religiosidad propicia una alta autoestima y mejor adaptación psicológica, pero sólo si se vive en países en los que la religión está muy valorada.
El mundo se encuentra sumido en una grave crisis económica. Salvo algunos países emergentes, todas las naciones se sienten inseguras. La revista CONCILIUM ha abordado recientemente el tema de Economía y Religión. Para los editores de este volumen existe un vínculo entre religión y economía.