Ingenieros de la Universidad de Chicago han desarrollado un nuevo material semiconductor que convierte la luz del sol en electricidad. El material mejorará la eficiencia de las células solares plásticas, que llegará a ser del 8%, frente al 6% conseguido hasta la fecha. Según sus creadores, una de las grandes ventajas de esta tecnología es que no necesitará tanto desarrollo como otras para que llegue a comercializarse. A finales de este año ya habrá un primer prototipo de 50 centímetros cuadrados y una vida útil de 3 años.
Alemania contará a partir de este año con su primer parque eólico instalado en el mar. Costará de 12 molinos que serán capaces de generar 60 MW de potencia (lo suficiente para prestar servicio a 60.000 hogares) y se ubicará a 45 kilómetros de la isla de Borkum. Las turbinas usadas para esta instalación son las más grandes diseñadas hasta la fecha, con 90 metros de altura y 120 metros de diámetro. Han sido ideas por la empresa francesa Areva, cuya principal preocupación a la hora de abordar este proyecto fue la fiabilidad y la resistencia. Por ese motivo, todos los sensores y los sistemas de gestión claves para su funcionamiento han sido instalados por duplicado.
Un gel con la textura de la mermelada está siendo desarrollado por ingenieros y científicos alimentarios de la Universidad de Purdue. Según sus creadores, este gel puede servir como combustible con fines militares o en misiones espaciales. A diferencia de los propergoles sólidos y líquidos usados actualmente, este gel es más seguro y permite un mejor control de los motores. Las primeras pruebas se harán con un gel basado en agua. Los estudios se centran ahora en crear gotas uniformes del gel para conseguir combustiones uniformes y más suaves. Para ello, los científicos alimentarios están ayudando a los ingenieros, ya que están acostumbrados a hacer ese trabajo para ciertos alimentos
Ingenieros estadounidenses, liderados por el Departamento de Ingeniería Civil y Medioambiental de la Universidad de Michigan, han iniciado un proyecto para dotar de “inteligencia” a los maltrechos puentes de los Estados Unidos. Se trata de crear un sistema de monitorización capaz de detectar grietas, corrosión o debilidades que, de otra manera, serían indetectables. Dicho sistema estará integrado por cuatro tipos de sensores de última generación para recoger datos diversos respecto al estado de conservación del puente. Una de las novedades del proyecto es que, por primera vez, se podrá medir qué reacción tienen estas infraestructuras cuando sufren la presión directa del tráfico, sobre todo de camiones, gracias a un sensor que llevarán instalados unos vehículos en pruebas.
Sólo una tercera parte de las reservas petrolíferas están siendo recuperadas. Las compañías petrolíferas se ven obligadas a investigar para aumentar esa proporción. El problema radica en que las propiedades geológicas necesarias para hacer una predicción sólo se pueden inferir. Ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han desarrollado una nueva tecnología que puede contribuir a mejorar estas predicciones. Esta tecnología genera un mapa muy realista de los reservas de petróleo que se acumulan bajo el suelo. Este mapa proporciona detalles en tiempo real. Después de haber sido probado durante 36 meses, sus creadores han empezado ya a probarlo en condiciones reales.
Los cocos son un recurso renovable y abundante en todos los países cercanos al ecuador, pero su cáscara parece que está muy mal aprovechada. Científicos de la Universidad de Baylor, en Estados Unidos, proponen usar dicha cáscara para la fabricación de algunas partes de los automóviles, en concreto el revestimiento de los maleteros, los suelos, y las cubiertas interiores de las puertas. Según ellos, la fibra del coco presenta mejores propiedades mecánicas que las fibras del poliéster, y su uso podría beneficiar a millones de personas dedicadas al cultivo de este fruto.
Cada diez años se dobla el consumo de agua en el mundo. La purificación de aguas residuales o del agua del mar para consumo humano es clave, sobre todo en países pobres. El problema de las técnicas usadas en la actualidad es que requieren un gasto energético muy elevado, lo que hace inviable su acceso en dichos países. Ingenieros de la universidad estadounidense de Harvard han ideado una nueva técnica que permite reducir en una décima parte el consumo de energía derivado de la purificación del agua. Se trata de una adaptación del sistema más usado en la actualidad para tal fin, la ósmosis inversa. Básicamente, han aprovechado el hecho de que el agua, de manera natural, fluye entre una solución diluida a otra más concentrada cuando ambas soluciones están separadas por un material semipermeable. El nuevo sistema está todavía en fase de pruebas y faltan años para que pueda optimizarse a gran escala.
Cuando un huracán azota una zona costera en un país pobre, las construcciones allí asentadas caen como si fueran de papel. Ahora, ingenieros de la Universidad de Alabama en Birmingham están haciendo pruebas para desarrollar un material de construcción lo suficientemente barato y resistente como para aguantar las embestidas de huracanes o tsunamis. En concreto, están probando una mezcla de fibra de yute, un árbol muy común en Bangladesh, donde se hace esta investigación, y plástico. Según los responsables del proyecto, el nuevo material sería ligero, muy resistente y a disposición de mucha gente, ya que tendría un precio bajo. Otra de sus características es que permitiría que una construcción se separase de sus cimientos y flotase ante una eventual inundación.
Ingenieros estadounidenses y portugueses están trabajando juntos en el desarrollo de un nuevo dispositivo que ya está demostrando ser mucho más eficiente que otros a la hora de convertir la energía mecánica que generan las olas del mar en energía eléctrica. El dispositivo, al que han llamado OWC, consiste en una cámara con una abertura y una conexión a una turbina. Según sus creadores, el OWC aprovecha la compresión del aire dentro de la cámara cuando las olas entran en ella para que la turbina funcione y produzca electricidad. Tres de estos dispositivos serán instalados en un rompeolas en la desembocadura del río Duero en Oporto, Portugal. Generarán 750 Megavatios que darán luz a unos 750 hogares.