Fue en 1905 cuando Einstein escribió los artículos que dieron forma a la teoría de la Relatividad, a la teoría cuántica y a la Brownian motion, que mostró la naturaleza atómica de los gases. Con tal motivo, una decena de organizaciones internacionales de física y una treintena de países, entre ellos España, han proclamado 2005 el Año Mundial de la Física. El objetivo es atraer el interés de la sociedad por esta ciencia, que está en franca decadencia, y llamar la atención sobre una evidencia ignorada: la contribución de la física a otras ciencias puede ser esencial para resolver problemas fundamentales como la producción de energía, la protección ambiental y la salud pública. Si 1905 fue considerado un año milagroso, el reconocimiento de la importancia histórica de Einstein, cien años después, debe ser el vehículo natural para recuperar el interés social por la física.

2004 es el cuarto año más cálido que ha conocido la Tierra desde el inicio de mediciones instrumentales de temperatura en 1861, según la OMM. Octubre registró temperaturas inéditas en ese mes, al mismo tiempo que muchas regiones experimentaron olas excesivas de calor en junio y julio. Los huracanes han sido asimismo especialmente virulentos este año en el Atlántico. La alarma de la OMM coincide con la publicación de un estudio que desmiente que el aumento de las temperaturas se deba a que las mediciones se realizan junto a concentracines urbanas, confirmando así que el recalentamiento del planeta es real.

El turismo espacial ya no será una actividad libre, sino que estará regulada por el Gobierno norteamericano, informa The Boston Globe. El Congreso ha adoptado la Commercial Space Launch Amendments Act of 2004, que concede a la Federal Aviation Administration (FAA) poderes para establecer normas de protección de pasajeros que deseen pasear por el espacio mediante convenio con la industria privada. Es un primer paso para completar la regulación de una actividad que se perfila claramente típica de este siglo, ya que hasta ahora sólo existía una regulación del sector espacial privado, pero nada relacionado con los turistas espaciales. Aunque esta regulación no podrá aplicarse antes de ocho años, Estados Unidos, una vez más, deja constancia de su pretensión de liderazgo en el emergente turismo espacial.

El Premio Descartes, establecido por la Unión Europea, ha sido concedido conjuntamente este año a dos proyectos emblemáticos: uno finlandés sobre las causas del envejecimiento y a otro sueco sobre la teletransportación cuántica. Son dos campos vectores del más inmediato futuro científico: la ciencia de la longevidad y la posibilidad ya comprobada de comunicar el estado de un objeto (propiedades) a otro sin que exista entre ellos una conexión física aparente. La ambición de este emblemático pensador francés (1596-1650), inspirador de Newton y Pascal, mantiene su continuidad con este galardón: trascender antiguas visiones de la ciencia para ampliar el conocimiento hasta nuevas fronteras.

Físicos norteamericanos y europeos han estudiado por primera vez las ventas de libros a través de Internet. Utilizaron un robot informático capaz de analizar el histórico de ventas de Amazon durante un año, concentrándose en los 50 primeros puestos. Utilizando la información dejada por los internautas, determinaron los factores claves del éxito editorial: una crítica favorable en un medio de prestigio y el boca a boca. Este último sistema es incluso más potente que una aparición en televisión. El trabajo está publicado en Physical Review Letters, y señala la importancia de la red de clientes a la hora de vender un producto.

Un antiguo pigmento púrpura fabricado hace 2.000 años por la dinastía Han de China, se ha convertido en el candidato ideal para la condensación Bose-Einstein, mediante la cual los átomos sometidos a bajas temperaturas se reúnen en un mismo estado cuántico, perdiendo su identidad individual. Según explica un comunicado del laboratorio de Los Álamos, después de aplicar un fuerte campo magnético sobre el pigmento púrpura, el campo actuó como un catalizador provocando la condensación a una temperatura relativamente alta respecto a la que se ha necesitado en otros experimentos. El significado de este resultado aún se desconoce, pero no deja de ser desconcertante que un antiguo invento chino, fabricado con silicatos de cobre y bario, venga a sorprender a los físicos a comienzos del siglo XXI.

Para algunos, la carrera de la inmortalidad ya ha comenzado. Es cuestión de 20 años que la biotecnología resuelva la ecuación del envejecimiento. De lo que se trata ahora, como dicen Ray Kurzweil y Terry Grossman en su libro Fantastic Voyage: Live Long Enough to Live Forever, es de cuidarse para estar vivos y sanos cuando llegue la eternidad. Es ilusionante pensar así, pero no todos comparten esta visión: Heinrich Rohrer, premio Nobel de Física, ha manifestado esta semana que no hay indicios en el horizonte de que se vaya a conseguir la inmortalidad. En cualquier caso, habrá que esperar.

El reciente descubrimiento de los pequeños humanos de la isla de Flores se está convirtiendo en una pequeña revolución científica y cultural. Ahora sabemos que ha habido tres especies humanas modernas: el Homo Sapiens, el Neandertal y el Homo Floresiensis. Eso significa que debemos revisar, una vez más, el árbol genealógico de nuestra especie. Otra reflexión: si una tercera especie humana sobrevivió tanto tiempo, ¿no es posible que haya habido otras? Por último, como dice The Guardian, el descubrimiento es una mala noticia para los creacionistas porque revela que nuestra especie no está exenta de diversidad. La controversia religiosa está servida.

El nuevo libro The New Brain Sciences: Perils and Prospects describe las posibilidades que se abren a la neurología con las nuevas tecnologías, que permiten por ejemplo averiguar si una persona conoce realmente a otra por las señales eléctricas P300 que emiten las neuronas en esas circunstancias. En conjunto, la obra concluye que la mente es más importante que la materia gris, es decir, que no se arreglan disfunciones con lobotomía, como se pensaba hace 50 años, sino atendiendo al conjunto de circunstancias que conforman una personalidad. Es una manera de reconocer que, aunque la neurología ha avanzado mucho, su principal constatación es que la mente trasciende al cerebro.

Los hombres de ciencia tienen más estrógeno, la hormona femenina por excelencia, que testosterona, que es la hormona de la virilidad, según una investigación de la que se hace eco The Guardian. El estudio desveló también que las mujeres científicas tienen más niveles de testosterona que de estrógeno. Se cree que este intercambio de hormonas influye en la forma de proceder del cerebro de hombres y mujeres, ya que el cerebro masculino y femenino realizan aproximaciones diferentes a lo real, el primero basado más en la objetividad, el segundo más en las relaciones. Merced a este intercambio hormonal, ambos cerebros aparentemente se combinan mejor, aumentando así las posibilidades del conocimiento.

Un modelo informático creado en el MIT, que simula las migraciones y reproducciones de las poblaciones humanas en los últimos 3.500 años, ha permitido construir el árbol genealógico de la humanidad. Tal como explica la revista Nature, el modelo extrapola todo lo que se sabe de los diferentes movimientos de población ocurridos en ese período y establece que el presunto ancestro común está mucho más cerca de lo que pensamos. Si por ejemplo circunscribimos el modelo a Europa, descubrimos que la totalidad de la población del mundo occidental desciende probablemente de Carlomagno.

La paradoja ha querido que el famoso filósofo francés Jacques Derrida nos haya dejado esta semana después de señalar, en una entrevista concedida a Le Monde, que aprender a vivir significa aprender a aceptar la mortalidad absoluta. Casi al mismo tiempo de su muerte, el Cybernostradamus Ray Kurzweil evocaba, según The Washington Post, la próxima inmortalidad de nuestra especie merced a la evolución tecnológica. Derrida y Kurzweil nos desvelan los dos mundos que compartimos en nuestra cultura, en los que tanto la vida como la muerte son conceptos en deconstrucción.

El historiador norteamericano John Krige ha llamado la atención en Physicstoday sobre un detalle de la historia del CERN, que acaba de cumplir 50 años: originalmente fue una idea norteamericana destinada a evitar que la investigación del viejo continente resultara atraída por la URSS. Hoy no sólo ha desaparecido la Unión Soviética, sino que, al contrario que en 1950, las competencias básicas del conocimiento están en Estados Unidos y no en Europa. El CERN, sin embargo, está centrado ahora en perseguir a la partícula elemental más buscada por los físicos, el bosón de Higgs. Encontrarla es el nuevo sueño europeo a la búsqueda del tiempo perdido: recuperar el liderazgo en las fronteras de la ciencia.

La revista Nature y la revista Science han interrogado a los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos sobre las cuestiones más acuciantes de la investigación científica. Bush duda de la gravedad de los cambios del clima y de las posibilidades de las investigaciones sobre las células madre. Kerry asume la evidencia del impacto humano sobre el medio ambiente y promete impulsar las investigaciones médicas más avanzadas. Dos visiones diferentes que aspiran al primer poder del mundo. Merece la pena leerlas.

Alain Morin, profesor de ciencias del comportamiento en el Mount-Royal College de Canadá, es autor de una idea, publicada el año pasado en Science and Conciousness Review, según la cual los seres humanos no podríamos ser conscientes si no tuviéramos un lenguaje interior. Ahora acaba de publicar otro artículo en el que compara hasta nueve modelos teóricos que se usan para explicar los diferentes niveles de conciencia, señalando sus contradicciones y coincidencias. Destaca lo que a todos ellos les parece como lo más importante en relación con la conciencia: la percepción de uno mismo y la complejidad de las autorrepresentaciones. Lenguaje, percepción, y representación subjetiva del mundo, emergen a sus ojos como los ladrillos de la conciencia.

La energía oscura, que representa las tres cuartas partes de la energía del Universo, nunca ha sido vista, pero puede reorientar el destino del cosmos. Desde que hace siete años se tuviera constancia de ella, los astrónomos preconizan telescopios gigantes para estudiarla. Sin embargo, dos físicos afirman en un artículo que la energía oscura puede ser detectada con un simple ordenador personal. Consideran que el ruido de fondo procedente de los equipos electrónicos corrientes constituye una huella de la energía oscura. La propuesta, aunque sólida, suscita escepticismo, según Nature.

Los responsables del proyecto Seti han desmentido la información proporcionada la semana pasada por la revista Newscientist, según la cual una señal de radio captada por el telescopio de Arecibo podría ser la primera prueba de la existencia de una forma de inteligencia extraterrestre. Después del alboroto, los mismos que habían expresado el carácter inédito de la señal, atribuyen a la prestigiosa revista una exageración y señalan que la SHGb02+14a, objeto de la polémica, no tiene nada de extraordinaria. La confusión está servida.

La revista Popular Science señala que algunos escritores de ciencia ficción ya no se sienten capaces de dibujar los futuros posibles debido a que los cambios tecnológicos que se avecinan son tan radicales que es imposible anticipar lo que va a venir. Si el tránsito al siglo XX se consideró tranquilo, al pensarse entonces que prácticamente todo ya estaba inventado y controlado, la entrada en el siglo XXI extiende el principio de incertidumbre de Heisenberg hasta el campo de la ciencia ficción.