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Una historia de amor entre el viento y la espiga

La venezolana Olenka Carrasco narra un viaje interior y exterior en "La latitud de los pasos. Impresiones del Camino", publicado por Ediciones Casiopea


Recorrer doblemente, por el interior y el exterior de una misma, el Camino de Santiago. De eso trata el libro de Oleñka Carrasco (Venezuela, 1980) “La latitud de los pasos. Impresiones del Camino”, publicado por Ediciones Casiopea en versión bilingüe (francés y español) y con bellas imágenes, que convierten esta obra en un objeto delicioso. A lo largo de su recorrido, las regiones física y mental acaban por fundirse para aclarar la vida misma, también a los ojos de los lectores. Por Víktor Gómez.




“Los peregrinos eran personas
que amaban un buen enigma”, Anne Carson.
 
Mujeres que viajan y escriben. Es decir, viajan doblemente, en este caso haciendo el Camino de Santiago. De eso trata el libro de Oleñka Carrasco (Venezuela, 1980), La latitud de los pasos. Impresiones del Camino (Ediciones Casiopea, 2018): de palabras e imágenes desgranadas en treinta y cinco días de recorrido.
 
Así, cada jornada de este libro nos muestra una experiencia de vida sin ficciones ni imposturas. Nada más real que la escritura que nace caminando y se asienta en el papel; que esas impresiones que quedan en el “ser”, dotado por la experiencia vital de “consciencia”.
 
El libro refleja una “fuerza abrazadora, arrolladora y sublime que no me desampara y que me llena de pasión por la vida; esa energía en la que he decidido creer desnuda de religiones; presente en los pequeños milagros de la naturaleza y dentro de mí misma”, señala la propia autora en la dedicatoria inicial.
 
Todo lo que aquí se relata está atravesado, por tanto, por una verdad poética, corporal; por la emanación de la sabiduría vital que surge durante un trayecto. Sus 35 días conforman un testimonio de límpida belleza textual, con una prosa ajustada y situada entre lo conversacional, lo lírico sin excesos, y lo reflexivo sin abstracciones que alejen de la directa experiencia y de su regalo. Los días se corresponden con 35 textos de extensión irregular, cuya suma es mayor que el todo.
 
Habría dos tipos posibles de lectores para este cuaderno de bitácora: los que no han hecho el Camino de Santiago y los que sí. Ambos se verán conmovidos por la capacidad, desplegada en imágenes y vivencias escritas, de aprovechar como lecciones de vida acontecimientos de muy variada magnitud. Lo más ínfimo y lo más grave, cada suceso, cada inesperada circunstancia o accidente aportan una posible reflexión y una revelación de nuestra condición humana.

Lo sagrado es la materia
 
Nadie es mejor médico para sanarse que una misma. Pero para autoconocerse y ganarse la libertad, es decir, para saber escoger en cada momento entre las opciones buenas la mejor, hay que ser humilde y estar muy atenta a las señales.
 
Observar y discernir. Escuchar a los intermediarios, un paisaje, un accidente meteorológico, el dolor físico, el cansancio, los cambiantes estados anímicos, a los peregrinos o a los posaderos, a las personas con las que te cruzas, los pueblos; todos y cada uno de ellos tienen su porción de lumbre, de significación.
 
Conforme avanza etapas del Camino, el “yo” de la escritura se abre, se mezcla, se enriquece, se cuestiona. Y la suma de detalles y sus apreciaciones van configurando un recorrido, un mapa, una orografía que se desdoblan en la belleza de lo exterior y la extrañeza de lo interior.
 
Ambas regiones, la física y la mental, acaban por fundirse, confundirse, para aclarar lo que hay en juego, que es la vida misma y el riesgo, no ya de perderla, sino de no entenderla y saberla gestionar, iluminar, darle sentido y autonomía; reconocerla como engarzada con los otros.
 
En este libro, se descubren la salud de los vínculos que se crean al caminar como una extranjera o como una persona que dialoga con lo extranjero. La hospitalidad, la confianza, la humildad o “la voluntad de poder” son algunas de las riquezas inmateriales que facilitará el Camino.
 
Al acabar el libro se siente un hondo golpe de amor a la aventura de descubrir caminando; uno se cuestiona quién podría ser si dedicara su tiempo a indagar, a cuestionarse a sí mismo, a desprogramarse de los condicionantes socioculturales dominantes.
 
La conquista del ser es la emancipación y la libertad que derivan de la madurez, que a su vez conlleva saber situarse en el presente, entre el mundo, los otros y la propia conciencia. Una conciencia intensificada, en este caso, por el arte, la fotografía, la escritura que confieren a este libro una cualidad estética relevante, significativa.
 
Hay que prestar suma atención al archivo fotográfico. En este sentido, debemos agradecer a las editoras la calidad de la edición que hace de la obra un objeto delicioso (además, está en versión bilingüe, en francés y español).  
 
El símbolo, sin dioses, sin dogma, se extiende como vehículo para sugerir, para proponer una visión no dual de la realidad, una visión en la que lo sagrado es la materia, viva o inerte, que configura el mundo físico al que hay que amar, cuidar, y disfrutar con sensibilidad, atención y responsabilidad.  La propia vida y la ajena, la Tierra, son sagradas. Antes de acabar, una sugerencia: este libro de gozosa relectura, sorprende aún más al leerse siguiendo órdenes alternativos como en la novela Rayuela, de Julio Cortázar.
 
Como ejemplo, traigo el día 29:
 
“El tiempo ha ido pasando con los días, con los pasos.
De pueblo en pueblo se han ido componiendo mis semanas y es maravilloso volver a tener que preguntar: ¿en qué día estamos? 
León casi se acaba, y por primera vez hoy sentí que Galicia está llegando. Celebré mi cuarta semana caminando sola, disfrutando del día fresco y volviendo a parar en un pueblecito antiguo con lugareños adorables que me dan conversación.
El abierto. ¡Esta tierra es mágica!
Celebro en silencio, con calma, con ganas de que mi cuerpo llegue tan lejos como pueda. Parece que fue ayer cuando esto comenzaba, y sin embargo, parecen años de evolución personal, cada día vivido en este Camino”.
 
Oleñka Carrasco presenta en Madrid La latitud de los pasos. Impresiones del Camino el próximo 20 de noviembre, a las 19.00 horas, en el espacio B the travel Brand (c/ Miguel Ángel, nº 33).


Martes, 13 de Noviembre 2018
Víktor Gómez Ferrer
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