La nueva neurociencia, las TIC, la nanotecnología, la inteligencia artificial, la robótica, entre otras vanguardias, van a alumbrar en un futuro próximo un salto adelante sin precedentes en la historia de la humanidad.
Actualmente vivimos la tercera gran revolución humana, la llamada "revolución de la inteligencia". Los futuristas señalan que, hoy por hoy, el mundo se mueve hacia la transformación de los seres humanos en seres mucho más avanzados, gracias a la tecnología. En este contexto, resulta necesaria una extensa discusión destinada a prever los escollos que puedan surgir en un proceso cada vez más acelerado.
No podemos conocer la realidad solo desde el pensamiento. Para ello, precisamos también de la subjetividad, que completa al conocimiento. En definitiva, el conocimiento de la realidad no es sólo un conocimiento mental, sino también no mental. Esa otra forma de conocimiento es difícilmente traducible en palabras, pero está constantemente con nosotros.
Enamorarse o sentir el instinto maternal son procesos con una base físico-química obvia pero, ¿acaso es esa una explicación suficiente a esas cosas que nos suceden? Las respuestas cerradamente reduccionistas a estos procesos socavan viejos cimientos filosóficos y pueden abocarnos al sinsentido. Es tarea del hombre del siglo XXI, buscar nuevas y radicales formulaciones, so pena de caer en el nihilismo más negro. ¿O es que hay que vendarse los ojos?
Se aproximan las elecciones europeas, en las que los ciudadanos habrán de escoger entre los partidos políticos mayoritarios y las alternativas, demasiado atomizadas. A pesar de la escasa motivación para la participación electoral en este caso, en la ciudadanía se da una conciencia cada vez mayor de que la participación política es un derecho a exigir y a ejercer permanentemente.
La conciencia del yo es una fase del desarrollo humano que implica la separación con el entorno para adquirir la identidad, la individualidad y la independencia. En tanto en cuanto esta separación significa un aislamiento y oposición del/al entorno, su visión es parcial y, como tal, es ficticia. El concepto de campo de self organismo-entorno de la teoría de la terapia gestalt traslada la naturaleza del “yo” de identidad a función, y se inserta en el paradigma que se expresa a través de la física cuántica y de las ciencias de la complejidad.
Nuestro cerebro es capaz de producir experiencias espirituales, religiosas, numinosas, divinas, místicas o de trascendencia, gracias a una hiperactividad en el sistema límbico o cerebro emocional. Este hecho, revelado por la neuroespiritualidad, supondría la anulación de la antítesis clásica entre materia y espíritu. También sugiere que la espiritualidad sería una facultad cognitiva más de nuestra especie.
El diálogo de Felipe González y Artur Mas, el pasado domingo en La Sexta, ha puesto de manifiesto dos posiciones encontradas que ignoran el nuevo contexto social y global que demanda nuevas visiones de las que adolecen tanto los nacionalistas catalanes como los nacionalistas españoles. Esa nueva visión demanda asimismo una nueva Constitución en España que sea realmente participativa y que, al mismo tiempo que reconoce el derecho a la propiedad privada, proteja también los bienes comunes que son la base del futuro colectivo.
El desarrollo humano se divide en fases, bautizadas de diversas formas por autores como Jung o Wilber. El paso de una fase a la siguiente se efectúa siempre mediante mecanismos de descentramiento afectivo y negación, que permiten al individuo romper vínculos y lazos, para crear otros . Cualquier nueva fase integrará aquello que se había negado, además de lo nuevo. La Realidad aparece entonces como Una; y susceptible de ser descrita por diversos tipos de lenguajes, entre ellos los aparentemente antagónicos de la religión y de la ciencia.
La crisis financiera de 1929 tuvo consecuencias económicas y sociales que, en Europa, favorecieron la llegada al poder de los regímenes fascistas y el desencadenamiento de la segunda guerra mundial, que costó 60 millones de muertos. La crisis de 2008 está provocando el ascenso de la extrema derecha en Europa. Hay que estar atentos para que la historia no se repita.