Fotografía de Nikolay Postnikov. PhotoXpress.
Hace una década la vida de los jóvenes era muy diferente: las tareas se hacían con base en libros y se investigaban en la biblioteca; el tiempo libre se pasaba en reuniones con amigos o afuera en los parques; y las relaciones con la familia, las amistades y los conocidos se alimentaban del contacto directo, telefónico o, en su defecto, de las cartas…
Hoy todo ha cambiado; la Internet ha transformado la mayor parte de las costumbres de los seres humanos y ha creado no solamente soluciones y herramientas, sino también necesidades y dependencia.
Las redes sociales son uno de los fenómenos más discutidos actualmente debido a la influencia que han tenido en la forma de comunicarse y expresarse de los seres humanos hoy. Pero un nuevo estudio del University College of London llamado “The Virtual Revolution – Homo Interneticus” (La revolución virtual – Homo Interneticus) va más allá en sus afirmaciones, asegurando que la red no sólo cambia los comportamientos de las personas, sino también sus pensamientos, debido a que modifica el cerebro.
La investigación, que fue parte de un documental transmitido por BBC2, fue dirigida por el profesor David Nicholas y se centró en el estudio y análisis de las habilidades de 100 voluntarios mientras respondían unas preguntas navegando en Internet.
Jóvenes desconcentrados
Los datos descubiertos durante esta investigación sugieren que la Internet lleva a que los niños y adolescentes puedan realizar varias tareas diferentes de manera simultánea, pero que, al mismo tiempo, hace que éstos pierdan su capacidad de concentración y de poner atención, así como la de leer y escribir textos largos.
Por ejemplo, al analizar el comportamiento de los jóvenes voluntarios de entre 12 y 18 años, el Profesor Nicholas encontró que éstos que han crecido con Internet son mucho mejores a la hora de hacer varias tareas y de llevar varios procesos mentales a la vez, pero, también, que gastan mucho menos tiempo buscando información para dar respuesta a una pregunta. En promedio, descubrió el estudio, los jóvenes visitan la mitad de los sitios web y se gastan una sexta parte del tiempo observando la información que encuentran, en comparación con personas mayores que ellos.
Por otra parte, los nacidos después de 1993 tienden a buscar las respuestas que necesitan a través de sus amigos, en vez de remitirse a fuentes de información más confiables, y se la pasan brincando de una página web a otra sin que el regresar a una ya visitada sea un hábito común en ellos.
Nicholas explicó que “Ellos saltaban entre los sitios web, mirando una o dos páginas, yéndose a otro sitio, mirando de nuevo una o dos páginas, y después continuaban así. Nadie parecía quedarse en ningún lugar por mucho tiempo”.
Hoy todo ha cambiado; la Internet ha transformado la mayor parte de las costumbres de los seres humanos y ha creado no solamente soluciones y herramientas, sino también necesidades y dependencia.
Las redes sociales son uno de los fenómenos más discutidos actualmente debido a la influencia que han tenido en la forma de comunicarse y expresarse de los seres humanos hoy. Pero un nuevo estudio del University College of London llamado “The Virtual Revolution – Homo Interneticus” (La revolución virtual – Homo Interneticus) va más allá en sus afirmaciones, asegurando que la red no sólo cambia los comportamientos de las personas, sino también sus pensamientos, debido a que modifica el cerebro.
La investigación, que fue parte de un documental transmitido por BBC2, fue dirigida por el profesor David Nicholas y se centró en el estudio y análisis de las habilidades de 100 voluntarios mientras respondían unas preguntas navegando en Internet.
Jóvenes desconcentrados
Los datos descubiertos durante esta investigación sugieren que la Internet lleva a que los niños y adolescentes puedan realizar varias tareas diferentes de manera simultánea, pero que, al mismo tiempo, hace que éstos pierdan su capacidad de concentración y de poner atención, así como la de leer y escribir textos largos.
Por ejemplo, al analizar el comportamiento de los jóvenes voluntarios de entre 12 y 18 años, el Profesor Nicholas encontró que éstos que han crecido con Internet son mucho mejores a la hora de hacer varias tareas y de llevar varios procesos mentales a la vez, pero, también, que gastan mucho menos tiempo buscando información para dar respuesta a una pregunta. En promedio, descubrió el estudio, los jóvenes visitan la mitad de los sitios web y se gastan una sexta parte del tiempo observando la información que encuentran, en comparación con personas mayores que ellos.
Por otra parte, los nacidos después de 1993 tienden a buscar las respuestas que necesitan a través de sus amigos, en vez de remitirse a fuentes de información más confiables, y se la pasan brincando de una página web a otra sin que el regresar a una ya visitada sea un hábito común en ellos.
Nicholas explicó que “Ellos saltaban entre los sitios web, mirando una o dos páginas, yéndose a otro sitio, mirando de nuevo una o dos páginas, y después continuaban así. Nadie parecía quedarse en ningún lugar por mucho tiempo”.
¿Internet vs. los libros?
El estudio aviva aún más el debate sobre si la Internet es una herramienta que puede facilitar el acceso y enriquecer el conocimiento de los jóvenes o si, por el contrario, ésta hace que ellos dejen de lado los libros y no busquen información bien seleccionada y confiable, sino que se queden con lo primero y lo más superficial.
Mientras que algunos expertos opinan que no existen evidencias de que la red modifique el cerebro y que, además, los jóvenes siempre han tenido problemas para concentrarse, hay otros que sí creen que el modelo que plantea Internet de saltar de una página a otra está impidiendo que los niños y adolescentes sean capaces de aprender a través de métodos tradicionales más lineales, como leer un libro completo sobre un tema.
El doctor Aleks Krotoski, presentador del documental y sicólogo social, afirma que “parece bastante claro que, para bien o para mal, la generación más joven está siendo remodelada por la red”. Otras opiniones de profesores de universidades como Cambridge y Oxford se inclinan hacia que ahora los jóvenes protestan y se quejan cuando tienen que leer un libro, y hacia que la Internet los está desconectando de la realidad.
Sería absurdo afirmar que la Internet no es una fuente infinita de conocimiento que, bien seleccionada y manejada, puede convertirse en una excelente forma de aprender. Pero también es necesario que la sociedad del conocimiento replantee sus estrategias de enseñanza y aprendizaje, y empiece a actuar ahora para que las nuevas generaciones avancen en vez de retroceder.
El estudio aviva aún más el debate sobre si la Internet es una herramienta que puede facilitar el acceso y enriquecer el conocimiento de los jóvenes o si, por el contrario, ésta hace que ellos dejen de lado los libros y no busquen información bien seleccionada y confiable, sino que se queden con lo primero y lo más superficial.
Mientras que algunos expertos opinan que no existen evidencias de que la red modifique el cerebro y que, además, los jóvenes siempre han tenido problemas para concentrarse, hay otros que sí creen que el modelo que plantea Internet de saltar de una página a otra está impidiendo que los niños y adolescentes sean capaces de aprender a través de métodos tradicionales más lineales, como leer un libro completo sobre un tema.
El doctor Aleks Krotoski, presentador del documental y sicólogo social, afirma que “parece bastante claro que, para bien o para mal, la generación más joven está siendo remodelada por la red”. Otras opiniones de profesores de universidades como Cambridge y Oxford se inclinan hacia que ahora los jóvenes protestan y se quejan cuando tienen que leer un libro, y hacia que la Internet los está desconectando de la realidad.
Sería absurdo afirmar que la Internet no es una fuente infinita de conocimiento que, bien seleccionada y manejada, puede convertirse en una excelente forma de aprender. Pero también es necesario que la sociedad del conocimiento replantee sus estrategias de enseñanza y aprendizaje, y empiece a actuar ahora para que las nuevas generaciones avancen en vez de retroceder.