Una aplicación informática detecta el Covid-19 mediante el análisis inteligente de la voz. No sustituye el diagnóstico médico, pero es orientativa para personas y autoridades sanitarias.
Es posible convertir la señal wifi en una corriente continua que alimente los dispositivos electrónicos. El grafeno, combinado con otro material, puede conseguirlo y aumentar la eficiencia energética.
Canadá ha desarrollado una aplicación que ayuda a los hospitales a evitar el colapso por el coronavirus: determina el máximo de casos que podrían atender, controla las camas disponibles y ventiladores, y calcula cuántos pacientes los necesitarán en cada momento.
Investigadores de Stanford han reprogramado células biológicas para construir materiales sintéticos capaces de influir en patrones neuronales relacionados con el autismo o la epilepsia.
La tecnología ha cambiado el panorama de la meditación, una práctica que ahora se orienta a promover la relajación y concentrar la atención en escuelas, universidades y empresas con el lema: medite todos los días con el mismo dispositivo que lo estresa.
El superordenador más potente del mundo desvela los secretos del coronavirus: su velocidad de proceso le ha permitido identificar 77 moléculas clave para elaborar la vacuna contra el COVID-19.
Un robot que combina robótica, inteligencia artificial y ultrasonido no solo extrae sangre con una precisión mayor que la humana, sino que además administra medicamentos vía intravenosa y hace transfusiones de forma automatizada.
Los circuitos cuánticos podrían replicar la dinámica de los agujeros negros y teleportar información a la velocidad de la luz. Posible revolución en puertas para la computación cuántica y la Teoría del Todo.