El consumo colaborativo, también llamado “economía compartida”, reinventa las formas tradicionales de compartir, colaborar, intercambiar, prestar, alquilar y regalar que ya existían y las redefine, amplia y orienta, gracias a las nuevas tecnologías, redes sociales e Internet. Sin embargo, son muchos los sectores del llamado “consumo tradicional” que se oponen a este tipo de economía alternativa.
Según las conclusiones extraídas de una investigación de la empresa de investigaciones sociológicas Two Much Research Studio, y encargada por Lánzanos, una de las plataformas pioneras del crowdfunding en España y Europa, las personas financian a través de crowfunding por dos razones. Por un lado, porque así contribuyen a crear lo que les gusta y, por otro, porque de este modo apoyan directamente a los creadores. Pepa Barral González, socio fundadora de Two Much Research Studio, explica a Tendencias21 los detalles de esta investigación.
Durante los días 7 y 8 de mayo La Granja de San Ildefonso en Segovia acogerá una nueva edición de "Diálogos en la Granja". El tema a tratar es el modelo actual de crecimiento, bajo la pregunta: ¿se puede crecer sin crecer? Los expertos que participarán en este think tank expondrán alternativas a un modelo de progreso basado principalmente en el PIB de un país.
Frente a la total dependencia del petróleo y las inercias derivadas de su uso, tanto económicas como sociales, los vecinos del municipio de Zarzalejo, situado en la Sierra Oeste de Madrid, han puesto en marcha un modelo de cambio basado en una sociedad menos consumista y con más intercambio, menos material y más personal, menos global y más local.
“Hazte mirlo!”, ése es el lema de la compañía Mirlo Positive Nature, que invita a los ciudadanos a participar en la reforestación del planeta, empezando por un sitio muy concreto de nuestra geografía: el mayor espacio natural protegido de Canarias, la Corona Forestal. Ayer la compañía, junto a representantes del Cabildo de Tenerife, implicado en el proyecto, presentó públicamente esta iniciativa.
El crowdfunding (financiación en masa) y el crowdsourcing (colaboración abierta distribuida) han demostrado ser sistemas muy eficientes para la concreción de proyectos respaldados por la “masa”, de manera material o inmaterial. Ahora, diversos grupos de investigación pretenden sacarle partido a la “multitud” desde otra perspectiva: la creativa. ¿Qué pasaría si cualquier persona embarcada en un proyecto de creación pudiera contar con una inteligencia colectiva, para desarrollar su trabajo?
Simulaciones informáticas sobre evolución humana, realizadas por científicos del ETH de Zurich, han revelado que el comportamiento económico individual es más cooperativo de lo que se creía: la gente teme cada vez más la tragedia de los bienes comunes y duda de recibir el mejor servicio de proveedores motivados solo por sus propios beneficios y bonificaciones. Emerge así un ‘homo socialis’, cuyo comportamiento cooperativo está siendo impulsado gracias a Internet.
Los ciudadanos son cada vez más conscientes de los efectos de los hábitos de consumo en la situación actual de la sociedad y del planeta, y quieren cambiar dichos hábitos. En este proceso, Internet está jugando un papel fundamental. En la Red de redes proliferan webs de información al consumidor, como “Producto Social Bruto”, que dan pautas para un consumo más responsable, justo y sostenible.
En 2009, se creó en el sur de la provincia española de Córdoba la Asociación Subbética Ecológica, con la intención de promover la producción de productos ecológicos de huerta en la región, y fomentar su consumo. Desde entonces, cada vez más hortelanos se han ido sumando al proyecto, convirtiendo sus propias huertas en ecológicas, y cada vez más familias se han animado a consumir verduras y frutas producidas con este sistema. La iniciativa, además de favorecer la salud de los consumidores y de promover el desarrollo agrícola sostenible en la comarca, ha enriquecido a nivel humano a todas las partes implicadas.