Imagen: Andrey Zyk. Fuente: PhotoXpress.
El micromecenazgo o la “financiación en masa”, más conocida por su término en inglés como “crowdfunding” es un método de cooperación colectiva destinado a conseguir dinero u otros recursos.
Este sistema, que suele tener Internet como base de operaciones, es utilizado actualmente por artistas o en campañas políticas, financiación del nacimiento de compañías o pequeños negocios. También se usa a menudo para reunir fondos para ediciones, como ya contamos en otro artículo de Tendencias21.
Por otro lado, está el crowdsourcing, un proceso de externalización de las tareas hacia el público en general, en lugar de a los empleados o a contratistas. En los últimos años, este sistema ha proporcionado una capacidad sin precedentes para llevar a cabo tareas que requieren la participación de un gran número de personas, a menudo de geografías y con conocimientos e intereses muy variados y lejanos entre sí.
El éxito que están teniendo estos dos métodos revela que la “multitud” (crowd) puede potenciar de manera exponencial las capacidades individuales, tanto en sentido material como inmaterial.
La creatividad de la masa
Pero aún se puede llegar más lejos, a juzgar por diversos proyectos en marcha, como el de Anand Kulkarni, co-fundador de MobileWorks, un sitio web de crowdsourcing con sede en Berkeley, California. Lo que Kulkami pretende es aprovechar a la “masa” para potenciar toda la creatividad de los individuos.
Según publica NewScientist, Kulkami está preparando ya el lanzamiento de “Wish” una interfaz que permite a los usuarios de ordenadores de escritorio acceder a la inteligencia “masiva”, desde una aplicación específica. Así, si usted es un desarrollador de software, un ingeniero o simplemente diseña tarjetas de felicitación, gracias a “Wish” podrá contar con los juicios creativos de docenas de extraños.
Y no solo eso, Kulkami además está desarrollando algoritmos que pueden tomar las ideas humanas y hacerlas “evolucionar” en direcciones en las que la gente nunca pensaría. Dado que la interfaz incluye además herramientas creativas como Photoshop, puede ampliar la habilidad creativa propia del usuario, asegura Kulkami.
En principio, Wish estará integrado en tres aplicaciones web (herramientas que se pueden utilizar accediendo a un servidor web a través de Internet): “Draft”, que ya está en funcionamiento y que sugiere mejoras a editores web; “Hack” –que asesora sobre como mejorar códigos de software-; y “Sketch”, que permite introducir bocetos de dibujos digitales y los devuelve acabados.
¿Cómo participarían otras personas? Dado que la mayoría de los usuarios no desearía tener a novatos rondando sus proyectos. Wish hace algo que la mayoría de las herramientas de crowdsourcing no hacen: seleccionar a los expertos, a partir de sus habilidades (se basa en la revisión de credenciales y trabajos pasados). Luego hace llegar a los seleccionados las tareas, para que estos escojan en cuales participar.
Este sistema, que suele tener Internet como base de operaciones, es utilizado actualmente por artistas o en campañas políticas, financiación del nacimiento de compañías o pequeños negocios. También se usa a menudo para reunir fondos para ediciones, como ya contamos en otro artículo de Tendencias21.
Por otro lado, está el crowdsourcing, un proceso de externalización de las tareas hacia el público en general, en lugar de a los empleados o a contratistas. En los últimos años, este sistema ha proporcionado una capacidad sin precedentes para llevar a cabo tareas que requieren la participación de un gran número de personas, a menudo de geografías y con conocimientos e intereses muy variados y lejanos entre sí.
El éxito que están teniendo estos dos métodos revela que la “multitud” (crowd) puede potenciar de manera exponencial las capacidades individuales, tanto en sentido material como inmaterial.
La creatividad de la masa
Pero aún se puede llegar más lejos, a juzgar por diversos proyectos en marcha, como el de Anand Kulkarni, co-fundador de MobileWorks, un sitio web de crowdsourcing con sede en Berkeley, California. Lo que Kulkami pretende es aprovechar a la “masa” para potenciar toda la creatividad de los individuos.
Según publica NewScientist, Kulkami está preparando ya el lanzamiento de “Wish” una interfaz que permite a los usuarios de ordenadores de escritorio acceder a la inteligencia “masiva”, desde una aplicación específica. Así, si usted es un desarrollador de software, un ingeniero o simplemente diseña tarjetas de felicitación, gracias a “Wish” podrá contar con los juicios creativos de docenas de extraños.
Y no solo eso, Kulkami además está desarrollando algoritmos que pueden tomar las ideas humanas y hacerlas “evolucionar” en direcciones en las que la gente nunca pensaría. Dado que la interfaz incluye además herramientas creativas como Photoshop, puede ampliar la habilidad creativa propia del usuario, asegura Kulkami.
En principio, Wish estará integrado en tres aplicaciones web (herramientas que se pueden utilizar accediendo a un servidor web a través de Internet): “Draft”, que ya está en funcionamiento y que sugiere mejoras a editores web; “Hack” –que asesora sobre como mejorar códigos de software-; y “Sketch”, que permite introducir bocetos de dibujos digitales y los devuelve acabados.
¿Cómo participarían otras personas? Dado que la mayoría de los usuarios no desearía tener a novatos rondando sus proyectos. Wish hace algo que la mayoría de las herramientas de crowdsourcing no hacen: seleccionar a los expertos, a partir de sus habilidades (se basa en la revisión de credenciales y trabajos pasados). Luego hace llegar a los seleccionados las tareas, para que estos escojan en cuales participar.
Un algoritmo evolutivo que da ideas
Por otro lado, investigadores de la Carnegie Mellon University de Pennsylvania (Estados Unidos) están combinando el concepto “crowd” con un software de inteligencia artificial destinado a aumentar la creatividad.
Estos especialistas reúnen a gente para implicarla en la invención de cualquier dispositivo nuevo y, ua vez que los diseños han sido propuestos, un algoritmo evolutivo desarrolla sus ideas.
Imitando a la selección natural, el algoritmo cambia algunos aspectos de los diseños, para dar con parámetros y objetivos determinados. Los algoritmos evolutivos son métodos de optimización y búsqueda de soluciones basados en los postulados de la evolución biológica.
En ellos se mantiene un conjunto de entidades que representan posibles soluciones, las cuales se mezclan, y compiten entre sí, de tal manera que las más aptas son capaces de prevalecer a lo largo del tiempo, evolucionando hacia mejores soluciones cada vez.
Cuestiones pendientes
Todas estas ideas podrían potenciar la creatividad humana, y dirigir el concepto “crowd” hacia nuevas y muy interesantes direcciones, afirman los expertos.
En este camino emerge una pregunta obvia, ¿quién sería entonces el autor de cada obra creativa? Seguramente, a esta cuestión solo podrá contestarse con el paso del tiempo, con la práctica.
De momento, en lo que sí se trabaja es en resolver otro de los principales obstáculos del crowdsourcing: la fiabilidad de la información que se recopila. En el terreno creativo, uno de los problemas podría ser la originalidad de las ideas, por ejemplo.
En este terreno, investigadores de la Universidad de Southampton y de la Universidad de California, San Diego (EEUU), han desarrollado un método que tal vez podría servir porque permite, además de recoger información de la “multitud”, la comprobación de toda la información recopilada.
Y aún una cuestión más, ¿cómo dividir el trabajo? ¿Pensarán todos los creativos en un mismo aspecto? ¿Serán capaces de ocuparse cada uno de un elemento o cuestión diferente? En general, este es uno de los desafíos de las labores comunitarias: ¿cómo dividir una tarea compleja entre mucha gente?
En este caso, tal vez podría ayudar otra herramienta desarrollada por Anand Kulkarni, y otros dos colaboradores (Matthew Can y Bjoern Hartmann): Turkomatic, una aplicación que registra y edita cada uno de los resultados obtenidos por la “masa”, a medida que estos se producen, e informa de todos ellos.
Por otro lado, investigadores de la Carnegie Mellon University de Pennsylvania (Estados Unidos) están combinando el concepto “crowd” con un software de inteligencia artificial destinado a aumentar la creatividad.
Estos especialistas reúnen a gente para implicarla en la invención de cualquier dispositivo nuevo y, ua vez que los diseños han sido propuestos, un algoritmo evolutivo desarrolla sus ideas.
Imitando a la selección natural, el algoritmo cambia algunos aspectos de los diseños, para dar con parámetros y objetivos determinados. Los algoritmos evolutivos son métodos de optimización y búsqueda de soluciones basados en los postulados de la evolución biológica.
En ellos se mantiene un conjunto de entidades que representan posibles soluciones, las cuales se mezclan, y compiten entre sí, de tal manera que las más aptas son capaces de prevalecer a lo largo del tiempo, evolucionando hacia mejores soluciones cada vez.
Cuestiones pendientes
Todas estas ideas podrían potenciar la creatividad humana, y dirigir el concepto “crowd” hacia nuevas y muy interesantes direcciones, afirman los expertos.
En este camino emerge una pregunta obvia, ¿quién sería entonces el autor de cada obra creativa? Seguramente, a esta cuestión solo podrá contestarse con el paso del tiempo, con la práctica.
De momento, en lo que sí se trabaja es en resolver otro de los principales obstáculos del crowdsourcing: la fiabilidad de la información que se recopila. En el terreno creativo, uno de los problemas podría ser la originalidad de las ideas, por ejemplo.
En este terreno, investigadores de la Universidad de Southampton y de la Universidad de California, San Diego (EEUU), han desarrollado un método que tal vez podría servir porque permite, además de recoger información de la “multitud”, la comprobación de toda la información recopilada.
Y aún una cuestión más, ¿cómo dividir el trabajo? ¿Pensarán todos los creativos en un mismo aspecto? ¿Serán capaces de ocuparse cada uno de un elemento o cuestión diferente? En general, este es uno de los desafíos de las labores comunitarias: ¿cómo dividir una tarea compleja entre mucha gente?
En este caso, tal vez podría ayudar otra herramienta desarrollada por Anand Kulkarni, y otros dos colaboradores (Matthew Can y Bjoern Hartmann): Turkomatic, una aplicación que registra y edita cada uno de los resultados obtenidos por la “masa”, a medida que estos se producen, e informa de todos ellos.