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La restauración de la zona minera de As Pontes, un ejemplo social y medioambiental

Representantes de Endesa cuentan en el Instituto de la Ingeniería de España los detalles del proceso


Las labores de restauración del espacio minero de As Pontes (La Coruña), que durante años alimentó la central térmica de la localidad, la cual sigue en funcionamiento pero con carbón importado, son un ejemplo de actuación empresarial en favor del medio ambiente en la sociedad. Así lo definieron los representantes de la compañía reunidos la semana pasada en la sede del Instituto de la Ingeniería de España, donde detallaron la historia de la mina, de su posterior recuperación ambiental, y de la producción eléctrica de la central. Por Carlos Gómez Abajo.


Carlos Gómez Abajo/IIE/T21
12/05/2014

As Pontes. Fuente: Endesa.
As Pontes. Fuente: Endesa.
Un modelo de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) económica, medioambiental y social. Así definieron, el pasado siete de mayo, los representantes de Endesa las labores de restauración del espacio minero de As Pontes (La Coruña), que durante años alimentó la central térmica de la localidad, la cual sigue en funcionamiento pero con carbón importado.

En un acto celebrado en la sede del Instituto de la Ingeniería de España, detallaron la historia de la mina, de su posterior recuperación ambiental, y de la producción eléctrica de la central.

Durante la explotación de la mina, Endesa construyó en As Pontes una escombrera exterior en la que depositó 720 millones de metros cúbicos de materiales sobre una superficie de 1.150 hectáreas.

Ahora se ha convertido, a pesar de las adversas condiciones iniciales, en un hábitat de gran valor ambiental, con más de 180 especies distintas de animales vertebrados y 600.000 árboles. Esta última cantidad es diez veces superior al arbolado del parque del Retiro, mientras que los humedales de la escombrera (46 hectáreas) ocupan 6,5 veces la superficie del estadio Bernabéu.

Junto a la escombrera está el lago construido en el antiguo hueco minero, que ocupa 12 kilómetros cuadrados, con un caudal de 547 hectómetros cúbicos. La aportación media anual de agua que recibe el lago es de 95 hectómetros cúbicos, si bien en 2013 recibió 140 hectómetros, lo que posibilita una regeneración constante. Está poblado por bogas, truchas y espinosos, además de anfibios. La restauración de As Pontes recibió el Premio Fondena, de manos del Rey, el pasado marzo.

"Las labores de restauración del espacio minero de As Pontes han sentado las bases de un extenso ecosistema sostenible, surgiendo en la zona nuevas oportunidades de desarrollo económico y social ligadas al entorno”. Así lo resumía Juan Carlos Alonso, director de Producción Minera de Endesa, que también destacó la calidad del agua del lago, que “no sólo es excelente, sino que incluso alcanza la máxima calificación, la A-1, según las categorías establecidas en el Real Decreto 1541/1994. Es decir, si se quisiese usarla para el consumo humano, bastaría con un simple filtrado”.

Las actuaciones de rehabilitación ambiental desarrolladas por Endesa en As Pontes requirieron una inversión total de 100 millones de euros, cantidad que la compañía da por muy bien empleada porque, según manifestó Alonso, lo que allí se hizo "es un referente europeo en responsabilidad social corporativa”.

Alonso explicó que la escombrera exterior se creó porque la forma de la mina no permitió hacer una interior hasta 1999 (la mina empezó su producción en los años 70). Con el llenado del lago, la escombrera interior y el hueco minero han quedado sumergidos en su mayor parte, mientras que la exterior está cubierta de arbolado, arbustos y plantas herbáceas y tiene una amplia red de pistas y caminos que permiten acceder a la zona ante cualquier emergencia, y que hacen de cortafuegos.

El lago, por su parte, ha albergado diversas pruebas náuticas, y cuenta incluso con una playa. En un lateral del mismo permanecen aún algunas de las máquinas utilizadas en la mina, "esperando a ser reutilizadas en otra explotación, o a su demolición definitiva".

Un llenado rápido

De no haber mediado la mano del hombre, con el tiempo el hueco minero se habría llenado de agua, puesto que está en la parte baja de un valle de una zona con gran pluviometría, explicó Alonso. "Habría tardado 27 o 28 años en llenarse", señala, aunque eso habría tenido consecuencias negativas en la calidad de las aguas y en la estabilidad de los taludes. En cambio, un llenado en un periodo corto de tiempo solucionaba esos problemas, consiguiendo unas aguas similares a las de la zona.

Se tomaron diversas medidas para prevenir que las aguas tomaran contacto con las partes ácidas del terreno, para frenar la erosión y para asegurar la estabilidad de los taludes: siembra selectivas en torno al lago, filtros verdes compuestos por juncos, etc.

El río Eume aportó el 60% del volumen de agua del nuevo lago. El resto se encauzó a partir de las escorrentías de la zona. De ese modo, el tiempo de llenado se acortó hasta cuatro años. Ahora, el agua rebosante se restablece al río Eume, y el lago de As Pontes es cinco veces más grande que el de Sanabria (Zamora), el lago natural más grande de España.

Proyecto emblemático

El director general de Endesa Noroeste, Miguel Temboury, fue el encargado de presentar al resto de ponentes, y calificó el proyecto de As Pontes de "emblemático y entrañable", puesto que ha abarcado 40 años, casi toda la historia de Endesa. "Han participado muchas disciplinas de ingeniería, incluidos
de agrónomos y de montes, así como biólogos, químicos y muchos otros profesionales".

El director actual de la mina, José Antonio Menéndez, relató la historia de la misma, situada entre Ferrol y Lugo. Resaltó que el lignito de la mina presentaba muchas dificultades para su tratamiento, "dado su alto contenido en azufre y su bajo poder calorífico". Asimismo, los numerosos pliegues y fallas "obligaban a una selección muy cuidadosa del carbón". Todos estos problemas disminuían la productividad.

La mina empezó a explotarse en 1947, por la Empresa Nacional Calvo Sotelo, que utilizaba el carbón para alimentar una fábrica de combustibles líquidos. En 1972 los activos de Encaso pasaron a Endesa (Empresa Nacional de Electricidad, S.A.), que utilizó grandes máquinas que le permitieron extraer hasta 12 millones de toneladas al año.

La zona se hizo eminentemente industrial en las décadas posteriores. A principios de los 90 hubo que modernizar la central para reducir las emisiones de óxido de azufre. Para ello se incorporó carbón importado con bajo contenido en azufre, y se rebajó la extracción de carbón local un 50%, hasta 6 millones de toneladas al año.

En 2005 tuvo lugar la segunda gran transformación, eliminando totalmente las emisiones de azufre, para lo cual hubo que dejar de explotar la mina. El proceso de reducción de personal, que llegó a ser de 1.800 trabajadores, "estuvo acompasado con el ritmo de producción y no se hizo traumático", según Menéndez.

Por su parte, el director de la Unidad de Producción Térmica de As Pontes, Miguel Ángel Asún, dedicó su ponencia a la central. "Hablar de la central es hablar de una historia de éxito que se prolonga hasta nuestros días", resaltó. "Es una historia de esfuerzo conjunto, superación de retos y dedicación de un grupo amplio de profesionales".

El complejo de As Pontes incluye ahora una central de carbón, una de ciclo combinado, y una planta fotovoltaica, entre otras instalaciones. "Es el centro de generación más importante de España, y uno de los más importantes de Europa".

Dificultad del tratamiento

El lignito, recordó, presentaba dificultades técnicas en su tratamiento: "Su carácter arcilloso, debido a la alta pluviosidad, hacía que se compactara mucho, y provocaba obturaciones en las estructuras de transporte, lo cual implicaba costosas reparaciones y mano de obra muy intensiva". Además, tenía un alto contenido en cenizas, lo que erosionaba enormemente las paredes de los tubos, y el alto contenido en azufre producía ataques ácidos en las tuberías.

En 1984 la calidad del carbón había empezado a decrecer de forma importante y las dificultades técnicas se multiplicaron. Aún así, señaló Asún, "la central mantuvo el ritmo de producción".

En los 90 hubo que realizar una importante transformación, que costó 97 millones de euros, para procesar el carbón bituminoso importado de Indonesia -que tampoco es fácil de tratar-, y cumplir así los requisitos medioambientales. Gracias a esa remodelación, y a una posterior de 2005, que costó 270 millones, la central "puede considerarse nueva", aunque tenga 40 años.

En la actualidad, las emisiones de óxido de nitrógeno se han reducido un 43%, las de partículas un 97%, y las de óxido de azufre, un 100%. Ahora el reto es reducir aún más las emisiones.

Entramado industrial

En el coloquio, los representantes de Endesa recordaron también que la paulatina reducción de la explotación minera fue sustituida por la creación de un entramado industrial, en la que participó Endesa, y que permitió mantener la estructura social y laboral de la zona. "Estamos en conversaciones para recalificar algunas de las instalaciones mineras y crear un nuevo polígono industrial", señaló Alonso.

El excedente del lago podría utilizarse en un momento dado para abastecimiento, añadieron. "El rebosadero se ha diseñado para poder instalar una compuerta, y que el agua se utilice según decida la administración", explicó Menéndez. "Nuestra obligación es restaurar la zona y dejarla en las mejores condiciones, pero acaba ahí". Administrativamente, añadió Alonso, la zona sigue siendo considerada una mina.

Manuel Moreu, presidente del Instituto de la Ingeniería de España, presidió también la mesa, y destacó que esta actuación de Endesa sobre el medio ambiente "es una referencia, e indica que la industria no es mala, sino todo lo contrario. Es algo positivo, y todo lo que se pueda hacer en favor de la industria es bueno". Además, destacó que la capacidad de almacenamiento del lago es del orden de magnitud del agua embalsada en Madrid, "que es una de las ciudades que más agua tiene de reserva".



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