La premio Nobel de la Paz (1997) Jody Williams escribe hoy un interesante artículo en The Wall Street Journal en el que destaca el aspecto oculto de la crisis birmana: el discreto papel de China en la persistencia de la dictadura militar. Señala que China es uno de los principales aliados de los militares, a los que apoya con armas y obras de infraestructura civil, y que no está interesada en un cambio democrático porque la Junta de Myanmar le proporciona lo que necesita: gas natural y el acceso a sus puertos en el Océano Índico, que mejora la ruta del petróleo que llega a China procedente de África y de Oriente Medio. La llamada de atención es importante porque China adquiere una influencia cada día mayor en África, Asia y América Latina, así como en la economía global, y con su política hacia Birmania (o con su apoyo al régimen sudanés en la guerra de Darfur), pone de manifiesto una estrategia de potencia a la antigua usanza que la convierte más en una amenaza que en una alternativa al dominio norteamericano para muchos países en desarrollo.
La sombra de ChinaEduardo Martínez
27/09/2007
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