La jerarquía del residuo. Fuente: Wikimedia Commons.
La ley española para la gestión de residuos se reformó en julio del año pasado. Hasta entonces, se responsabilizaba al consumidor de los deshechos de los productos. Según explica Unai Tamayo, economista de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), la nueva legislación lo rebate: “Fomenta la construcción de sistemas cerrados, como en los bares: llevarse el soporte y devolverlo después. Además, cuando un fabricante lanza un producto al mercado, una vez consumido, el embalaje es considerado residuo, y la responsabilidad sobre este recae en el fabricante. La nueva ley concreta estas responsabilidades”.
Tamayo ha realizado un estudio centrado en esta nueva perspectiva de la gestión de residuos, en la que ha trabajado con Azucena Vicente y Julen Izaguirre, que trabajan también en la universidad.
Se pusieron a ello bastante antes de la puesta en vigor de esta nueva legislación, y han estudiado, entre otras cosas, cómo actúan las empresas de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) ante la gestión de residuos. El trabajo se ha publicado en la revista Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa.
Los cuestionarios fueron ofrecidos a las empresas de la CAV con ánimo de lucro que tenían el certificado ISO 14001 (correspondiente a sistemas de gestión ambiental) en diciembre de 2006, para poder saber por qué habían optado por la gestión de residuos y los beneficios que esto les había supuesto.
Finalmente, participaron un total de 254 empresas. Según se concluye a tenor de lo afirmado por sus representantes, “aunque hayan sido pioneras en dar el paso, su primera motivación es el hecho de que lo exige la ley o lo va a exigir en el futuro. No hay razones relacionadas con la ética o el mercado. De todas maneras, a continuación, se observa que también se obtienen beneficios comerciales, que las relaciones con las administraciones y los proveedores mejoran…”.
Tamayo ha realizado un estudio centrado en esta nueva perspectiva de la gestión de residuos, en la que ha trabajado con Azucena Vicente y Julen Izaguirre, que trabajan también en la universidad.
Se pusieron a ello bastante antes de la puesta en vigor de esta nueva legislación, y han estudiado, entre otras cosas, cómo actúan las empresas de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) ante la gestión de residuos. El trabajo se ha publicado en la revista Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa.
Los cuestionarios fueron ofrecidos a las empresas de la CAV con ánimo de lucro que tenían el certificado ISO 14001 (correspondiente a sistemas de gestión ambiental) en diciembre de 2006, para poder saber por qué habían optado por la gestión de residuos y los beneficios que esto les había supuesto.
Finalmente, participaron un total de 254 empresas. Según se concluye a tenor de lo afirmado por sus representantes, “aunque hayan sido pioneras en dar el paso, su primera motivación es el hecho de que lo exige la ley o lo va a exigir en el futuro. No hay razones relacionadas con la ética o el mercado. De todas maneras, a continuación, se observa que también se obtienen beneficios comerciales, que las relaciones con las administraciones y los proveedores mejoran…”.
Una buena herramienta de marketing
Los datos de la investigación muestran a las claras que la principal motivación que empuja a las empresas a gestionar residuos es la propia legislación.
En segundo y tercer lugar se encuentran la ética y la imagen; a corta distancia entre ellas, pero lejos de la primera motivación. Según explica Tamayo, existe cierto nexo entre la variable legal y la ética: “Si no nos lo piden, no tenemos motivación para hacerlo, pero, cuando nos lo piden, vemos justo que nos lo exijan”.
El establecimiento de un sistema para la gestión ambiental conlleva numerosos logros a las empresas de la CAV sometidas a estudio, entre los que destaca, en primer lugar, la disminución de residuos y su mayor grado de eliminación segura.
Pero no solo eso: mejora la imagen externa de la entidad, así como las relaciones con la administración. Por lo tanto, tal y como se remarca en la investigación, se puede considerar que la gestión de residuos es una herramienta de marketing que produce resultados positivos a nivel de imagen.
Según se extrae de ciertas previsiones a las que se apunta en la investigación, la gestión de residuos también debería provocar la reducción del coste económico, pero los resultados de las empresas analizadas no muestran mejoras en este sentido.
En palabras de Tamayo, esto se debe a que se basan en estrategias a corto plazo, sin realizar inversiones que podrían dar sus frutos en el futuro, y por lo tanto, no se ven mejoras en lo que a este ámbito respecta: “Todo esto requiere de más recursos, tanto a nivel de material como de personal: un esfuerzo mayor. Por lo tanto, también se requiere de inversiones. Hay muchas empresas que han tratado de integrar los asuntos ambientales en las actividades de alta gestión; sin recursos, o adjudicando estas funciones a alguien que ya cumple con otras. Y, claro está, si no se asumen costes, poco se puede hacer”, afirma el investigador.
Aún es necesario un cambio cultural
Aparentemente, muchas empresas relacionan la gestión interna de residuos con el despilfarro económico, razón por la que estos investigadores de la UPV/EHU creen que es vital fomentar un “cambio cultural”.
Es decir, no pensar en la gestión de residuos como un mero requisito que hay que cumplir por ley, sino como un diferencial que otorgará a la empresa la ventaja que necesita para competir en su mercado.
Y para ello, es imprescindible realizar inversiones, dejando a un lado la perspectiva a corto plazo. “Si lo que queremos es hacerlo hoy y obtenerlo mañana, no vamos a ver resultados. Las cosas requieren de un proceso de maduración”, concluye Tamayo.
Los datos de la investigación muestran a las claras que la principal motivación que empuja a las empresas a gestionar residuos es la propia legislación.
En segundo y tercer lugar se encuentran la ética y la imagen; a corta distancia entre ellas, pero lejos de la primera motivación. Según explica Tamayo, existe cierto nexo entre la variable legal y la ética: “Si no nos lo piden, no tenemos motivación para hacerlo, pero, cuando nos lo piden, vemos justo que nos lo exijan”.
El establecimiento de un sistema para la gestión ambiental conlleva numerosos logros a las empresas de la CAV sometidas a estudio, entre los que destaca, en primer lugar, la disminución de residuos y su mayor grado de eliminación segura.
Pero no solo eso: mejora la imagen externa de la entidad, así como las relaciones con la administración. Por lo tanto, tal y como se remarca en la investigación, se puede considerar que la gestión de residuos es una herramienta de marketing que produce resultados positivos a nivel de imagen.
Según se extrae de ciertas previsiones a las que se apunta en la investigación, la gestión de residuos también debería provocar la reducción del coste económico, pero los resultados de las empresas analizadas no muestran mejoras en este sentido.
En palabras de Tamayo, esto se debe a que se basan en estrategias a corto plazo, sin realizar inversiones que podrían dar sus frutos en el futuro, y por lo tanto, no se ven mejoras en lo que a este ámbito respecta: “Todo esto requiere de más recursos, tanto a nivel de material como de personal: un esfuerzo mayor. Por lo tanto, también se requiere de inversiones. Hay muchas empresas que han tratado de integrar los asuntos ambientales en las actividades de alta gestión; sin recursos, o adjudicando estas funciones a alguien que ya cumple con otras. Y, claro está, si no se asumen costes, poco se puede hacer”, afirma el investigador.
Aún es necesario un cambio cultural
Aparentemente, muchas empresas relacionan la gestión interna de residuos con el despilfarro económico, razón por la que estos investigadores de la UPV/EHU creen que es vital fomentar un “cambio cultural”.
Es decir, no pensar en la gestión de residuos como un mero requisito que hay que cumplir por ley, sino como un diferencial que otorgará a la empresa la ventaja que necesita para competir en su mercado.
Y para ello, es imprescindible realizar inversiones, dejando a un lado la perspectiva a corto plazo. “Si lo que queremos es hacerlo hoy y obtenerlo mañana, no vamos a ver resultados. Las cosas requieren de un proceso de maduración”, concluye Tamayo.
Referencia bibliográfica:
Tamayo Orbegozo, Unai; Vicente Molina, María Azucena; Izaguirre Olaizola, Julen; La gestión de residuos en la empresa: motivaciones para su implantación y mejoras asociadas. Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa (2012).
Tamayo Orbegozo, Unai; Vicente Molina, María Azucena; Izaguirre Olaizola, Julen; La gestión de residuos en la empresa: motivaciones para su implantación y mejoras asociadas. Investigaciones Europeas de Dirección y Economía de la Empresa (2012).