Una reflexión colectiva de antropólogos, neurólogos, tecnólogos, arqueólogos y filósofos, desarrollada esta semana en Berlín, ha puesto de manifiesto los desafíos que afronta la evolución previsible del cerebro a partir de las aplicaciones tecnológicas que pueden mejorar nuestras capacidades cognitivas. Mientras algunos científicos creen que este paso es inevitable, otros advierten de los peligros que entraña: la posibilidad de que una parte de la población mundial pueda acceder a estas mejoras cerebrales artificiales y otra parte no, podría dar lugar a dos especies humanas distintas. Más allá de las elucubraciones, otros expertos afirman que el cerebro humano evolucionará con o sin tecnología, y que el control de sus capacidades futuras no está bajo nuestro control.
Científicos del Space Telescope Science Institute han conseguido afinar las mediciones del telescopio espacial Hubble hasta determinar un índice de expansión del universo con un margen de error menor al 5%. Acercarnos al conocimiento de este índice nos acercará también a la resolución de uno de los principales desafíos que tiene la física actual: determinar qué es la energía oscura. Se supone que esta energía, vaticinada por Einstein hace un siglo, es la que hace que el Universo se expanda venciendo la fuerza de la gravedad. Pero, aún hoy, los científicos no conocen mucho de ella.
Científicos norteamericanos han logrado aplicar con éxito una novedosa técnica denominada optogenética en monos. Con ella, se han podido controlar y explorar los circuitos neuronales de macacos Rhesus que, además, tras ser sometidos durante nueve meses al experimento, no sufrieron daño alguno. Una vez demostrado que esta técnica, que combina el uso del láser con el de virus genéticamente modificados, no tiene efectos secundarios, los científicos esperan desarrollar gracias a ella terapias neuronales muy específicas y seguras, destinadas al tratamiento de trastornos cerebrales humanos. Asimismo, la optogenética también servirá para comprender la relación existente entre la actividad de los circuitos neuronales y las funciones cognitivas más avanzadas.
Investigadores norteamericanos han ideado un novedoso sistema que podría ayudar a encontrar vida extraterrestre. Basado en el análisis de la “quiralidad” de las moléculas, una propiedad que permite saber en qué dirección reflejan la luz, este nuevo sistema, que aún se encuentra en fase de pruebas, será en un futuro introducido en un telescopio gigante o en una sonda espacial. Desde éstos, rastreará planetas lejanos para tratar de encontrar “marcas” moleculares que revelen la presencia de vida en dichos planetas. Este proyecto, que está siendo subvencionado por la NASA y la ESA, se enmarca en el cada vez mayor interés de la ciencia por la existencia de vida más allá de nuestro Sistema Solar.
Científicos de la Universidad de Washington han constatado empíricamente, por vez primera, el efecto de la imaginación sobre la realidad. A dieciséis personas se les pidió que buscaran en la pantalla de un ordenador una letra y que señalaran cuándo la habían encontrado imaginando al mismo tiempo una de estas dos posturas: sus manos cercanas a la pantalla o sus manos situadas a la espalda. Los resultados del experimento demostraron que la mera visualización de una postura condiciona las respuestas del cuerpo tanto como la postura física realmente adoptada. Los científicos señalan que esto demuestra que la imaginación tiene la extraordinaria capacidad de dar forma a la realidad.
La sabiduría, entendida como una virtud humana asociada a la empatía, la compasión o el altruismo, está relacionada con la actividad de ciertas partes del cerebro, según una investigación de la Universidad de California en San Diego. La investigación determinó que la corteza prefrontal del cerebro se activa con la regulación emocional o la capacidad de relativizar; que la corteza prefrontal lateral facilita la toma de decisiones razonadas; y que la corteza prefrontal media está implicada en el equilibro emocional y la actitudes pro-sociales o socialmente positivas. Aunque éste es sólo el inicio de un largo camino de investigaciones, la neurobiología promete explicar e incluso fomentar esta misteriosa virtud, hasta hace poco asociada únicamente a la filosofía y a la religión.
Un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto Max Planck de Alemania ha revelado que dos áreas concretas del cerebro, la corteza prefrontal media y la corteza cingulada posterior, se activan con más potencia ante alguien relevante para nosotros que ante un personaje famoso, y más ante este último que ante un personaje de ficción, como Cenicienta. Es decir, que existe una relación entre lo que el cerebro percibe como más o menos real y la importancia que tiene para nosotros lo que observamos. Este hallazgo, además de respuesta, produce nuevas preguntas, cómo qué definimos entonces por lo “real”.
En 1989, dos químicos norteamericanos aseguraron haber conseguido llevar a cabo en su laboratorio un Un equipo de investigadores norteamericanos asegura haber registrado por vez primera la huella dejada en un plástico especial por neutrones altamente energéticos, durante un proceso de fusión fría. Esta huella supone la primera evidencia visible de fusión fría jamás establecida, según los científicos, y abriría una vía de investigación hacia la consecución de la anhelada fuente energética inagotable.
La conciencia humana y su relación con el cerebro ha sido hasta ahora un misterio difícil de resolver. Gracias a un experimento realizado con enfermos de epilepsia que, por su patología, llevaban implantados electrodos en lo más profundo del cráneo, científicos del INSERM de Francia han logrado registrar la actividad cerebral correspondiente a un proceso consciente: la lectura de palabras. Así, han conseguido establecer cuatro marcadores en dicha actividad, que diferenciarían la conciencia de la no-conciencia. Estos resultados podrían, por ejemplo, ayudar a buscar señales de conciencia en personas que sufren daño cerebral pero también despejan las dudas sobre la naturaleza de la conciencia: ésta es dinámica y se distribuye por todo el cerebro, y no se encuentra en un lugar específico de éste.
Neurocientíficos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) han conseguido realizar el mapeo cerebral más global de las habilidades cognitivas humanas. Con las tecnologías más avanzadas, se realizaron escáneres cerebrales a 241 personas con algún déficit cognitivo. Todas estas imágenes fueron después relacionadas con las puntuaciones de dichas personas en el test de inteligencia WAIS. Así, pudieron relacionarse diversas partes del cerebro con las puntuaciones obtenidas en diferentes indicadores de inteligencia, como la capacidad lingüística o la memoria de trabajo. Este mapeo resultará útil para localizar áreas del cerebro lesionadas o para predecir el cociente de inteligencia de una persona sin necesidad de realizarle un test de inteligencia.