Miguel Ángel Curiel. Foto de febrero de 2013, Madrid, presentación de "Hacer hielo".
¿Qué te ha llevado en estos años a escribir una poesía que algunos llamarían "difícil"? ¿Cómo se enfrentan esa dificultad y su intensa transparencia a la muerte, la soledad, el dolor, la ternura, el frío, la pasión de vivir, la enfermedad o la insurrección?
Hay preguntas que irremediablemente nos llevan a otras preguntas, como esta que ahora se me plantea, como si ciertas cuestiones no las pudieran resolver las palabras. Tratándose sobre todo del mundo de las palabras en relación con el silencio, la poesía no sería más que palabras en relación con el silencio, pero a veces aquí, en este mundo de la poesía, intermedia la música, o está las pone en otra órbita. Es el silencio el que ilumina ese sonido de la escritura pura. Sin el silencio no habría poesía o música. Pero no todas las palabras entran en el silencio provocando su reverberación. Y esto es debido a que, sobre todo hoy, en nuestra época, el lenguaje ha llegado a muy altas cotas de corrupción.
Es esto y no otra cosa lo que impide a las palabras invocarse, tomar un campo de luz alrededor de ellas. Mi poesía intenta desde hace algunos años adentrarse en esos espacios de misterio. Diría en relación a esto que cada vez hay más silencio alrededor de mis palabras, silencio y luz, materiales poco proclives a la adjetivación, más bien escurridizos, casi invisibles.
Pero no se trata de una luz que ilumina lo oscuro, sino una luz que llama, lejana, que guía, una luz fuera de nosotros mismos, a diferencia del silencio, el cual es el mismo, tanto el que hay fuera del poeta –en el mundo- como el que habita por dentro al poeta, se trata entonces de un único silencio, una única materia.
También diría entorno a esto que mi poesía no es difícil, aunque sí extraña. Una poesía a veces deshabitada, que se encamina hacia la transparencia, que se agua en los límites. Esto se puede ver muy bien en los libros que han ido surgiendo desde Por efecto de las aguas. Después siempre está en el centro de mi poesía la muerte, y siempre por ser este nudo central la máxima expresión del silencio que conozco.
¿Qué estimas más singular en tu escritura, más asumido como "voz propia"? ¿Tienen las imágenes surrealistas o expresionistas un lugar predominante en las gramáticas de la creación desde la que "haces hielo"?
En España la crítica o los estudiosos de la poesía nunca supieron diferenciar muy bien el surrealismo de otras escuelas románticas-irracionalistas. Todo lo que se movía mas allá del racionalismo más o menos kitch se lo tachaba de surrealista, y esto más o menos con el desprecio que acaso provoca el desconocimiento.
Yo nunca escribí o bebí a la manera surrealista; sí bebí hondamente del simbolismo francés y del romanticismo alemán o centroeuropeo, que a mi juicio alcanza su mayor grado en la poesía expresionista alemana.
En este sentido, me declaro un poeta que trabaja en la naturaleza con las experiencias urbanas, es decir, estas experiencias propias del hombre moderno que habita la gran urbe, los tiempos de la postmodernidad, vividas plenamente en la ciudad, son destiladas en medio de la naturaleza, al ofrecer esta el gran espacio para el decantamiento de las experiencias vividas.
¿Cómo intuyes (o has reflexionado sobre) la relación de tu producción poética con el presente de un mundo inmerso en los ideales de Modernidad y Progreso (Zigmunt Bauman), tecnología y ciencia, exultantes de poder y elitismo? ¿Cómo reacciona tu escritura ante el consumismo y la superproducción? O, dicho de otro modo más conciso: ¿qué supone para el poeta "hacer hielo"? ¿Qué crees que facilita la soledad del huerto, la vida en la periferia, alejado de los grandes núcleos de producción y exhibición cultural?
Un huerto rodeado de bosques de robles, una roza, un huerto casi urbano: en él se aprende de la lentitud. Uno se vuelve más lento, mas vegetal y menos animal. De esta forma la poesía lo agradece. Vivo en el Finisterre, en el Noroeste en una pequeña ciudad de provincias llamada Lugo. En estos espacios uno siente el verdadero exilio, el alejamiento, la verdadera periferia física. Se trata de un mundo difícil pero muy agradecido a los sentidos. Este autoexilio es fértil, pues uno siempre está en continuo diálogo con el mundo del silencio.
Hay preguntas que irremediablemente nos llevan a otras preguntas, como esta que ahora se me plantea, como si ciertas cuestiones no las pudieran resolver las palabras. Tratándose sobre todo del mundo de las palabras en relación con el silencio, la poesía no sería más que palabras en relación con el silencio, pero a veces aquí, en este mundo de la poesía, intermedia la música, o está las pone en otra órbita. Es el silencio el que ilumina ese sonido de la escritura pura. Sin el silencio no habría poesía o música. Pero no todas las palabras entran en el silencio provocando su reverberación. Y esto es debido a que, sobre todo hoy, en nuestra época, el lenguaje ha llegado a muy altas cotas de corrupción.
Es esto y no otra cosa lo que impide a las palabras invocarse, tomar un campo de luz alrededor de ellas. Mi poesía intenta desde hace algunos años adentrarse en esos espacios de misterio. Diría en relación a esto que cada vez hay más silencio alrededor de mis palabras, silencio y luz, materiales poco proclives a la adjetivación, más bien escurridizos, casi invisibles.
Pero no se trata de una luz que ilumina lo oscuro, sino una luz que llama, lejana, que guía, una luz fuera de nosotros mismos, a diferencia del silencio, el cual es el mismo, tanto el que hay fuera del poeta –en el mundo- como el que habita por dentro al poeta, se trata entonces de un único silencio, una única materia.
También diría entorno a esto que mi poesía no es difícil, aunque sí extraña. Una poesía a veces deshabitada, que se encamina hacia la transparencia, que se agua en los límites. Esto se puede ver muy bien en los libros que han ido surgiendo desde Por efecto de las aguas. Después siempre está en el centro de mi poesía la muerte, y siempre por ser este nudo central la máxima expresión del silencio que conozco.
¿Qué estimas más singular en tu escritura, más asumido como "voz propia"? ¿Tienen las imágenes surrealistas o expresionistas un lugar predominante en las gramáticas de la creación desde la que "haces hielo"?
En España la crítica o los estudiosos de la poesía nunca supieron diferenciar muy bien el surrealismo de otras escuelas románticas-irracionalistas. Todo lo que se movía mas allá del racionalismo más o menos kitch se lo tachaba de surrealista, y esto más o menos con el desprecio que acaso provoca el desconocimiento.
Yo nunca escribí o bebí a la manera surrealista; sí bebí hondamente del simbolismo francés y del romanticismo alemán o centroeuropeo, que a mi juicio alcanza su mayor grado en la poesía expresionista alemana.
En este sentido, me declaro un poeta que trabaja en la naturaleza con las experiencias urbanas, es decir, estas experiencias propias del hombre moderno que habita la gran urbe, los tiempos de la postmodernidad, vividas plenamente en la ciudad, son destiladas en medio de la naturaleza, al ofrecer esta el gran espacio para el decantamiento de las experiencias vividas.
¿Cómo intuyes (o has reflexionado sobre) la relación de tu producción poética con el presente de un mundo inmerso en los ideales de Modernidad y Progreso (Zigmunt Bauman), tecnología y ciencia, exultantes de poder y elitismo? ¿Cómo reacciona tu escritura ante el consumismo y la superproducción? O, dicho de otro modo más conciso: ¿qué supone para el poeta "hacer hielo"? ¿Qué crees que facilita la soledad del huerto, la vida en la periferia, alejado de los grandes núcleos de producción y exhibición cultural?
Un huerto rodeado de bosques de robles, una roza, un huerto casi urbano: en él se aprende de la lentitud. Uno se vuelve más lento, mas vegetal y menos animal. De esta forma la poesía lo agradece. Vivo en el Finisterre, en el Noroeste en una pequeña ciudad de provincias llamada Lugo. En estos espacios uno siente el verdadero exilio, el alejamiento, la verdadera periferia física. Se trata de un mundo difícil pero muy agradecido a los sentidos. Este autoexilio es fértil, pues uno siempre está en continuo diálogo con el mundo del silencio.
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Vivimos momentos de gran proliferación de tendencias artísticas y, a su vez, de una fuerte asimilación y neutralización de las estéticas subversivas. ¿Todavía puede la poesía liberarse de las leyes del mercado y las modas o queda relegada a producto comercial? ¿Hay posibilidad de fuga para la poesía?
En cuanto a la banalización del arte, la modernidad y el progreso, la poesía vive un achicamiento de su espacio desde que entró la modernidad. Por un lado, el final de la época oral y por otro lado la corrupción de los diferentes lenguajes que aún prevalecen en el mundo hacen inviable la poesía como genero de masas, esa necesidad de comunicación espiritual ha sido sustituida por el Pop o el Rock.
Esto hace que el poeta, o al menos el rol que jugaba el poeta como transmisión de espiritualidad, haya desaparecido. El poeta como medium entre la sociedad y el mas allá ya no existe, ahora el poeta en la mayoría de los casos en un profesor de instituto o de universidad que además escribe poesía y publica asiduamente sus libros.
Ahora la gente se aprende canciones de memoria pero no poemas. Entonces, ¿qué es la poesía ahora y qué lugar ocupa el poeta en el mundo? Yo diría que un espacio muy pequeño, pero sí, en algunas ocasiones, un espacio de privilegio intelectual.
Por otro lado, la poesía ha entrado con fuerza en el mundo de la publicidad, no hay anuncio en este tiempo que no se sirva del hilo lírico y de imágenes poéticas para afianzarse. Cada vez la poesía está mas fuera del poema. ¿Entonces? No lo sé, lo único que puedo decir al respecto es que continúo escribiendo poemas solo por la mera necesidad de hacerlo, como manera de sobrevivir en este veloz mundo donde la belleza cada vez resulta más marginal.
Escribo poemas, ¿pero hay poesía dentro de ellos? Restaurar la poesía en la voz del hombre, restaurar de alguna manera lo sagrado de las palabras y el lenguaje en este mundo de lenguajes corrompidos.
¿Qué autores consideras tus lecturas esenciales y por qué?
Cualquier libro o poeta que de verdad se la juegue en el intento radical de conseguir una voz propia dentro de este mundo poético de epílogos de epílogos. El poeta en la libertad de sí mismo, el francotirador: Gamoneda, Valente, Claudio Rodríguez, Holan, Tralk, Char, Juan de Yepes, Miguel Torga. Uxio Novoneyra, Mandelstan, Kafka y algunos más.
¿Cómo fue tu experiencia de nueve meses en Roma como becario y el retorno a España en relación a tus últimos tres poemarios, "Los sumergidos", "Luminarias" y "Hacer hielo"? ¿Qué relación y que diferencias tienen esos tres libros en lo temático o en su forma de abordar tus principales preocupaciones vitales o estéticas?
En Roma conseguí el alejamiento temporal de este país, extrañamiento, noches silenciosas en la Academia de España y plazas magnificas donde poder escribir al sol. Me rebelé contra la densa belleza de la ciudad hasta el punto de esclarecer al máximo mi escritura. Un año en Roma donde comencé y terminé el primer volumen de Luminarias, cuadernos con los que sigo ahora trabajando lentamente en Lugo. Allí también comencé los primeros poemas de Hacer Hielo, que es el último libro de poesía que he escrito.
En cuanto a España, vivimos en un país difícil. Como ciudadano siempre me he situado lo más lejos posible de las tendencias nacionalistas tan vigentes hoy. No las entiendo bien, no las comprendo. El achicar los espacios mentales hasta el estrechamiento del espíritu. Los orgullos patrióticos tan falsos y llenos de sangre, donde los lenguajes corrompidos proliferan y viven tan felizmente, con sus frases huecas y su odio al otro.
El nacionalismo es uno de las grandes culpables de la historia moderna junto con los fascismos y el estalinismo soviético. Siempre me sentí mejor como ciudadano europeo, y nunca tuve problema de decir que era español cuando viajaba por Francia, Alemania y otros lugares de Europa. Pero España es cainita y está llena de anarquistas posmodernos ¿O acaso no son anarquistas los banqueros?
Esos a los que no les gusta la palabra ciudadano porque conlleva siempre mucha responsabilidad en uno mismo. Un país el mío sin embargo bello, un ciudadano del valle del Tajo. A ese pequeño país pertenezco, a las tierras del Tajo medio, entre Gredos y los Montes de Toledo.
En cuanto a la banalización del arte, la modernidad y el progreso, la poesía vive un achicamiento de su espacio desde que entró la modernidad. Por un lado, el final de la época oral y por otro lado la corrupción de los diferentes lenguajes que aún prevalecen en el mundo hacen inviable la poesía como genero de masas, esa necesidad de comunicación espiritual ha sido sustituida por el Pop o el Rock.
Esto hace que el poeta, o al menos el rol que jugaba el poeta como transmisión de espiritualidad, haya desaparecido. El poeta como medium entre la sociedad y el mas allá ya no existe, ahora el poeta en la mayoría de los casos en un profesor de instituto o de universidad que además escribe poesía y publica asiduamente sus libros.
Ahora la gente se aprende canciones de memoria pero no poemas. Entonces, ¿qué es la poesía ahora y qué lugar ocupa el poeta en el mundo? Yo diría que un espacio muy pequeño, pero sí, en algunas ocasiones, un espacio de privilegio intelectual.
Por otro lado, la poesía ha entrado con fuerza en el mundo de la publicidad, no hay anuncio en este tiempo que no se sirva del hilo lírico y de imágenes poéticas para afianzarse. Cada vez la poesía está mas fuera del poema. ¿Entonces? No lo sé, lo único que puedo decir al respecto es que continúo escribiendo poemas solo por la mera necesidad de hacerlo, como manera de sobrevivir en este veloz mundo donde la belleza cada vez resulta más marginal.
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En Roma conseguí el alejamiento temporal de este país, extrañamiento, noches silenciosas en la Academia de España y plazas magnificas donde poder escribir al sol. Me rebelé contra la densa belleza de la ciudad hasta el punto de esclarecer al máximo mi escritura. Un año en Roma donde comencé y terminé el primer volumen de Luminarias, cuadernos con los que sigo ahora trabajando lentamente en Lugo. Allí también comencé los primeros poemas de Hacer Hielo, que es el último libro de poesía que he escrito.
En cuanto a España, vivimos en un país difícil. Como ciudadano siempre me he situado lo más lejos posible de las tendencias nacionalistas tan vigentes hoy. No las entiendo bien, no las comprendo. El achicar los espacios mentales hasta el estrechamiento del espíritu. Los orgullos patrióticos tan falsos y llenos de sangre, donde los lenguajes corrompidos proliferan y viven tan felizmente, con sus frases huecas y su odio al otro.
El nacionalismo es uno de las grandes culpables de la historia moderna junto con los fascismos y el estalinismo soviético. Siempre me sentí mejor como ciudadano europeo, y nunca tuve problema de decir que era español cuando viajaba por Francia, Alemania y otros lugares de Europa. Pero España es cainita y está llena de anarquistas posmodernos ¿O acaso no son anarquistas los banqueros?
Esos a los que no les gusta la palabra ciudadano porque conlleva siempre mucha responsabilidad en uno mismo. Un país el mío sin embargo bello, un ciudadano del valle del Tajo. A ese pequeño país pertenezco, a las tierras del Tajo medio, entre Gredos y los Montes de Toledo.
Miguel Ángel Curiel, poeta y narrador, ganó en 2012 el XXIII Premio Nacional de Poesía José Hierro, uno de los galardones más importantes de poesía que se otorga en España, patrocinado por la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes. Con su obra Hacer hielo, Curiel obtuvo el único premio concedido, dotado con 15.000 euros.
El poeta nació el 31 de marzo de 1968 en Korbach Valdeck, Alemania, ciudad a la que emigraron sus padres, originarios de Jaraiz de la Vera (Cáceres), aunque cuando apenas tenía un año, la familia se instaló definitivamente en Talavera de la Reina, provincia de Toledo. El autor, en estos momentos, reside en Lugo. Cursó estudios de Geografía e Historia en Madrid y en su juventud fue cantautor.
Su poesía está llena de musicalidad y tiene un marcado acento esencialista, trágico, espiritual, que no religioso. En sus constantes creativas está la atención a los procesos sensibles de contacto con la naturaleza, el silencio escrutador de la realidad, la formación de la conciencia crítica y la capacidad de abordar ese difícil asunto que es la poesía como manera de estar en el mundo y de liberarse de sus mezquinas imposiciones ideológicas, económicas y banalizadoras.
Es gran conocedor de las obras de Celan, Valente, Walser, Kafka, Holan, Ajmatova, entre otros autores poco leídos en España y que configuran de alguna manera íntima un diálogo y compañía que luego se rebelan en su propia escritura, con cierta autonomía y singularidad.
Esto y su vida retirada de las grandes urbes y los clanes literarios y mediáticos han conferido a su obra la voz distinta y luminosa de un lugar propio y destacado en la vasta y discordante actualidad de poéticas en España.
Ha ganado numerosos premios literarios, entre ellos el Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, el premio Tomás Salvador, el Mariano Zurita Ciudad de Palencia dos veces, los premios La Fragua y Pastora Marcela; ha sido asimismo accésit del premio Adonais (2001), Premio Esquío 2006 por Un libro difícil, Ciudad de Móstoles por Piedras, Ciudad de Toledo por Travesía, Ciudad de Mérida por Diario de la luz y Eladio Cabañero.
Obtuvo en 2010 una Beca de la Academia Española en Roma. De su estancia de nueve meses allí y su retorno a Lugo surgieron varios libros, Los sumergidos, Luminarias y parte de este último trabajo, Hacer hielo. A raíz de este último libro, en enero tuvimos una conversación epistolar que resumo y acompaño para los lectores de Tendencias 21.
Fuente directa utilizada en esta entrevista y notas:
Crónica norte
V.G.F.
El poeta nació el 31 de marzo de 1968 en Korbach Valdeck, Alemania, ciudad a la que emigraron sus padres, originarios de Jaraiz de la Vera (Cáceres), aunque cuando apenas tenía un año, la familia se instaló definitivamente en Talavera de la Reina, provincia de Toledo. El autor, en estos momentos, reside en Lugo. Cursó estudios de Geografía e Historia en Madrid y en su juventud fue cantautor.
Su poesía está llena de musicalidad y tiene un marcado acento esencialista, trágico, espiritual, que no religioso. En sus constantes creativas está la atención a los procesos sensibles de contacto con la naturaleza, el silencio escrutador de la realidad, la formación de la conciencia crítica y la capacidad de abordar ese difícil asunto que es la poesía como manera de estar en el mundo y de liberarse de sus mezquinas imposiciones ideológicas, económicas y banalizadoras.
Es gran conocedor de las obras de Celan, Valente, Walser, Kafka, Holan, Ajmatova, entre otros autores poco leídos en España y que configuran de alguna manera íntima un diálogo y compañía que luego se rebelan en su propia escritura, con cierta autonomía y singularidad.
Esto y su vida retirada de las grandes urbes y los clanes literarios y mediáticos han conferido a su obra la voz distinta y luminosa de un lugar propio y destacado en la vasta y discordante actualidad de poéticas en España.
Ha ganado numerosos premios literarios, entre ellos el Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, el premio Tomás Salvador, el Mariano Zurita Ciudad de Palencia dos veces, los premios La Fragua y Pastora Marcela; ha sido asimismo accésit del premio Adonais (2001), Premio Esquío 2006 por Un libro difícil, Ciudad de Móstoles por Piedras, Ciudad de Toledo por Travesía, Ciudad de Mérida por Diario de la luz y Eladio Cabañero.
Obtuvo en 2010 una Beca de la Academia Española en Roma. De su estancia de nueve meses allí y su retorno a Lugo surgieron varios libros, Los sumergidos, Luminarias y parte de este último trabajo, Hacer hielo. A raíz de este último libro, en enero tuvimos una conversación epistolar que resumo y acompaño para los lectores de Tendencias 21.
Fuente directa utilizada en esta entrevista y notas:
Crónica norte
V.G.F.
Víktor Gómez Ferrer es SOCIO DE TENDENCIAS21 y, por tanto, cuenta con su propio FORO DE DISCUSIÓN. En este caso, sobre la situación de la poesía española actual. Si lo deseas, puedes participar en él con tus opiniones y comentarios: Foro "Poesía española actual", de Víktor Gómez Ferrer. Hazte socio de Tendencias21 y disfruta de todas las ventajas de nuestra comunidad de conocimiento. ¡Participa!.