Hoy es el día de la solidaridad con el pueblo palestino, que conmemora el acuerdo de la ONU de 1947 de dividir Palestina en dos Estados. Si bien el Estado de Israel se constituyó en 1948, el Estado Palestino dista todavía de ser una realidad. La única solución es la de un solo Estado democrático y binacional. Es cuestión de tiempo que esta iniciativa gane cada día mayores adhesiones.
La creciente oleada de incendios forestales se afronta aportando cada día más medios para la extinción, pero esta reacción responde más a cuestiones políticas que a técnicas. La ausencia de agricultura, ganadería y silvicultura es la que crea un paisaje altamente inflamable. Urge reforzar las estructuras rurales y evitar el despoblamiento de nuestros campos. Y esto solo se consigue con un cambio a nivel de toda la sociedad.
En un futuro viviremos más de cien años, y podremos elegir el color de pelo y ojos de nuestros hijos, tal como señala el transhumanismo. La innovación científica no sólo afectará a nuestra salud y desarrollo, sino también a nuestra pirámide demográfica y a las bases de nuestra estructura social. Pero sin una renovación de los valores, sin una nueva inyección de Amor y de Belleza en nuestras culturas y en nuestras vidas, algo que no nos puede aportar la tecnología, ¿qué interés tienen unos años de más?
Desde un punto de vista científico, se espera que en cincuenta años seamos capaces de vencer a la muerte, lo que representaría uno de los mayores avances de nuestra historia. Sin embargo, ser inmortal es imposible con el conocimiento actual. La criogenia vende una tecnología que aún no existe.
Ya es posible hacer estudios comparativos que muestran las singularidades de cada cerebro individual, es decir de sus pensamientos y de sus locuciones. La relevancia del lenguaje es que se erige en el carácter constitutivo de la persona, en lo que Heidegger denominaba la casa del ser.¿Es el cerebro medible, el espíritu reductible a una entidad matemática, aunque haya que completarla con el apoyo último de la semántica?
La ‘función reductora de la realidad’ que realiza el yo humano al interpretar el mundo en el que vive es comparable con el colapso reductor de la función de onda cuántica, en partículas concretas. La primera ‘reducción’ se realizaría en la mente; y la segunda en la materia. Por similitudes, podríamos llamar a la función cuántica “yo cuántico”. De esta semejanza se pueden extraer interesantes conclusiones.
Si la función que mejor describe a la materia tiene que ser compleja, de alguna forma nos está diciendo que las partículas son entes imaginarios que oscilan en un plano desconocido de la realidad.
La materia solo es la forma en que la realidad se dibuja a sí misma como finísima lluvia de puntitos localizados. Nunca es el origen de nada sino la consecuencia, y por eso no importa el indeterminismo y el caos que tanto perturba nuestra razón. Por Jesús García Merino.
La prolongada ocupación israelí de los territorios palestinos aleja la solución de los dos Estados y la implantación del Estado palestino. Un Estado binacional emerge como tercera posibilidad, pero choca con la intransigencia del gobierno de Israel. Los ciclos de violencia y sufrimiento perduran en la región, ocupada desde 1967.
El ser humano se halla inmerso en dos dualidades existenciales de la máxima importancia en su desarrollo. La primera es la dualidad cuerpo-mente, cuya integración le lleva a un desarrollo máximo de la consciencia personal. La otra es la dualidad individuo-sociedad, cuya integración lleva al ser humano por el camino del desarrollo transpersonal. Ambos aspectos de la existencia humana se pueden tratar desde la Teoría de campo. La creatividad y la sincronicidad son dos manifestaciones de ese campo unificado.