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Los recuerdos pueden ser alterados con medicamentos

Neurólogos norteamericanos suavizan las malas experiencias con una píldora para la hipertensión


Neurólogos norteamericanos han conseguido reducir los efectos traumáticos de experiencias negativas pasadas suministrando un medicamento para la hipertensión a un grupo de pacientes. Suministrar Propranolol a las víctimas de un trauma en el momento en que son internadas en un hospital, evita que se desarrolle el trauma por estrés postraumático o TEP, ya que el medicamento altera la manera en que los recuerdos son guardados en nuestras mentes, reduciendo su impacto negativo en la vida de las personas. Aunque la investigación todavía no ha concluído, según sus artífices es posible incluso que el trauma desaparezca varios años después del shock. Por Marta Morales.


Marta Morales
10/02/2006

Los recuerdos pueden ser alterados con medicamentos
Ser atacado, violado, vivir un atentado terrorista o tener un grave accidente de coche puede dejar recuerdos indelebles en nuestra memoria. Estos recuerdos suelen producir lo que se denomina trastorno por estrés postraumático o TEP, cuyas consecuencias se prolongan en el tiempo, provocando en los que lo padecen ansiedad, ataques de pánico o pesadillas.

Un medicamento utilizado tradicionalmente para la hipertensión está siendo probado por especialistas estadounidenses porque es capaz de disminuir el nivel de hormonas de estrés generado tras una situación traumática. Al disminuir dicho nivel es posible, según estos investigadores, que estos recuerdos tan radicales queden archivados en el cerebro con menos fuerza, lo que permitiría a los pacientes convivir con ellos.

El origen del trastorno por estrés postraumático o TEP ha sido estudiado sobre todo en lo que se refiere a los accidentes de tráfico y a las agresiones sexuales, por ser ambas situaciones las que más suelen afectar a los habitantes de los países desarrollados. El TEP afecta a alrededor de un 22% de las víctimas de accidentes de circulación y casi a un 95% de las víctimas de violaciones o abusos sexuales. Éstas últimas pueden verse afectadas por este síndrome durante casi dos décadas sin que los efectos remitan.

¿Qué hacer con este tipo de recuerdos tan negativos? La investigación en el área de tratamiento del TEP siempre ha sido difícil y compleja. Los recuerdos traumáticos suelen ser considerados como pensamientos intrusivos, y se han considerado a lo largo del tiempo diversas terapias, como la terapia cognoscitiva, el manejo de la ansiedad, la psicoeducación o la terapia del juego, en el caso de los niños.

Desde hace unos años, además, se viene intentando un tratamiento que pueda paliar los efectos desde el punto de vista médico o químico. Desde esta perspectiva está trabajando un psiquiatra de la universidad de Harvard, en Estados Unidos, llamado Roger Pitman.

Ya en el año 2004, esta misma universidad publicó un comunicado en el que se hablaba del trabajo de Pitman, aunque se adelantaba que serían necesarias nuevas pruebas para definir el alcance y las posibilidades de un medicamento denominado propranolol, que ayuda a suavizar los recuerdos derivados de situaciones traumáticas, con graves implicaciones para la integridad física de las personas afectadas.

Alterar la forma en que guardamos los recuerdos

Ahora, según informa The Guardian, Pitman ha demostrado que suministrar ciertos medicamentos a las víctimas de un trauma en el momento en que son internadas en un hospital tras sufrir la situación traumática evita que se desarrolle el TEP. Según Pitman, es posible incluso que el trauma desaparezca durante años tras el shock. Su método médico permite seleccionar y alterar, gracias a determinados medicamentos, la manera en que los recuerdos son guardados en nuestras mentes.

Pitman postula que cuando nos sucede un hecho muy grave en el que nuestra vida corre peligro, producimos un exceso de hormonas de estrés que graban a fuego el recuerdo de ese momento en el cerebro, muy profundamente. La propuesta de Pitman consiste en bloquear los efectos de dichas hormonas de estrés, con el fin de que las personas afectadas no memoricen de una manera tan radical lo sucedido. Así, podría prevenirse el trauma.

Cuando formamos un nuevo recuerdo, éste no queda inmediatamente grabado en el cerebro, sino que existe un tiempo de modificaciones posibles, hasta que las redes neuronales establecen, en el transcurso de unas horas, una impresión determinada como memoria. Por lo tanto, la modificación debería producirse en ese intervalo temporal, ya que, según la visión tradicional de los neurocientíficos, una vez que el recuerdo ha sido fijado, difícilmente podrá transformarse.

La forma en que se fijan los recuerdos dependería esencialmente de nuestras respuestas emocionales ante cualquier incidente. Por eso, recordamos mejor aquellas cosas que nos han afectado profundamente en el nivel emocional, como nuestro primer amor o un divorcio. Esto es debido a que la producción de adrenalina del cuerpo en determinadas situaciones, la intensidad con la que sentimos un hecho, es directamente proporcional a la profundidad con que este hecho se graba en la memoria.

En los casos de TEP, el efecto de la producción química del propio organismo queda grabado en el cerebro en forma de memoria de una manera que puede mantenerse durante años.

Diversos estudios

El doctor Pitman ha llevado a cabo un estudio en el hospital general de Massachusetts, con personas que acababan de sufrir una situación traumática. A estos individuos se les suministró el propranolol, un medicamento utilizado tradicionalmente para tratar la hipertensión, para prevenir la angina de pecho y los ataques cardiacos. El propranolol funciona porque relaja los vasos sanguíneos, de tal forma que el corazón puede bombear sangre con mayor facilidad. Asimismo, el propranolol se emplea para prevenir migrañas y temblores.

Pitman dio este medicamento o, en su lugar, un placebo, a 19 personas víctimas de accidentes de tráfico o de violaciones. Tres meses después, los pacientes escucharon unas cintas en las que se describían los hechos traumáticos que les habían ocurrido. Aquellas personas que habían tomado el propranolol mostraron menos síntomas de estrés que las que habían consumido el placebo.

Sin embargo, muchos pacientes sufren el TEP años después de que les haya ocurrido el hecho trágico. Por eso, Pitman y otros investigadores hicieron la siguiente prueba: reclutaron a 20 personas de Montreal, traumatizados desde hacía 20 ó 30 años por abusos sexuales en su infancia, violaciones o accidentes, y les hicieron enfrentarse de nuevo a sus traumas. Eso permitió que sus recuerdos salieran a la luz, con el fin de que fueran “almacenados” de otra manera, más sutil, gracias al medicamento.

Lo que han hecho los investigadores es permitir que estos pacientes vuelvan a guardar sus recuerdos, pero “reducidos”, gracias a que el propranolol inhibe las sensaciones de ansiedad que les producen al reducir las hormonas de estrés que resurgen cuando los pacientes evocan los sucesos que les marcaron. Es como si los afectados pudieran guardar en sus cerebros una versión más ligera o reducida de lo que les pasó.

No se trata de borrar los recuerdos, que forman ya parte de la identidad de los pacientes, sino de mitigar sus efectos negativos, y de permitir que los afectados puedan convivir con ellos. De esta manera, se les ofrece una alternativa a los tradicionales tratamientos psicológicos y psiquiátricos.




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