¿Son los seres humanos los únicos capaces de recordar acontecimientos que experimentaron y de viajar mentalmente en el tiempo hacia el pasado (rememorando) o hacia el futuro (imaginando posibilidades)?
Un estudio realizado por tres investigadores de la Universidad Ruhr de Bochum (RUB), en Alemania, y de la Universidad de Queensland (Australia) señala que sí: que ningún otro animal de la Tierra puede hacer este tipo de viajes.
Markus Werning, Sen Cheng y Thomas Suddendorf (uno de los pioneros en la investigación de los procesos mentales en animales) han llegado a esta conclusión a partir de un modelo desarrollado por ellos mismos para analizar la cuestión. Según este modelo, el tiempo mental estaría compuesto por dos componentes.
El primero de ellos lo constituyen las huellas de nuestra memoria episódica, que es la memoria relacionada con sucesos autobiográficos. Gracias a estas huellas podemos “viajar mentalmente al pasado”, es decir, representarnos mentalmente episodios pasados precisos, y su contexto.
El segundo componente del tiempo mental sería nuestra habilidad para construir escenarios mentales, que son –según los investigadores- representaciones del pasado o de situaciones futuras no aisladas, sino insertadas en contextos amplios. Estos escenarios los construimos relacionando situaciones del pasado con otras experiencias e información.
Un estudio realizado por tres investigadores de la Universidad Ruhr de Bochum (RUB), en Alemania, y de la Universidad de Queensland (Australia) señala que sí: que ningún otro animal de la Tierra puede hacer este tipo de viajes.
Markus Werning, Sen Cheng y Thomas Suddendorf (uno de los pioneros en la investigación de los procesos mentales en animales) han llegado a esta conclusión a partir de un modelo desarrollado por ellos mismos para analizar la cuestión. Según este modelo, el tiempo mental estaría compuesto por dos componentes.
El primero de ellos lo constituyen las huellas de nuestra memoria episódica, que es la memoria relacionada con sucesos autobiográficos. Gracias a estas huellas podemos “viajar mentalmente al pasado”, es decir, representarnos mentalmente episodios pasados precisos, y su contexto.
El segundo componente del tiempo mental sería nuestra habilidad para construir escenarios mentales, que son –según los investigadores- representaciones del pasado o de situaciones futuras no aisladas, sino insertadas en contextos amplios. Estos escenarios los construimos relacionando situaciones del pasado con otras experiencias e información.
Estos componentes no están en los animales
Werning, Cheng y Suddendorf han buscado coincidencias entre este modelo del tiempo mental y la información existente sobre procesos mentales de los animales. Afirman que, aunque algunos animales sí parecen poseer memoria episódica, no hay sin embargo evidencia alguna de que los animales puedan construir escenarios mentales de futuro como hacen los humanos.
Por tanto, creen que los animales no son capaces de viajar mentalmente en el tiempo. Ponen el ejemplo de las ardillas y el hecho de que estas acumulen alimentos en otoño para el invierno. Según ellos, esta actividad no se puede interpretar como “anticipatoria” (viaje mental hacia el futuro), sino fruto de un comportamiento innato, instintivo.
Cómo viaja nuestro cerebro por el tiempo
El modelo de estos científicos describe los componentes de la mente humana que nos permiten viajar mentalmente en el tiempo. La cuestión ha sido asimismo analizada desde un punto de vista cerebral : ¿Qué sucede en el cerebro cuando rememoramos el pasado o imaginamos el futuro?
Por un lado, se sabe que nuestro cerebro de comporta de manera distinta cuando pensamos en el presente, en el pasado o en el futuro. Esto se ha podido detectar midiendo con tecnología fMRI la actividad metabólica del cerebro de sujetos mientras estos imaginaban un mismo evento en distintos tiempos.
De esta manera, se constató que, cuando pensamos en el pasado y en el futuro se activan de manera distinta las áreas cerebrales de la corteza frontal izquierda, la corteza parietal izquierda, el cerebelo y el tálamo, en comparación con cuando pensamos en el presente. Asimismo, se descubrió que la actividad del cerebro es similar cuando pensamos sobre un pasado imaginado, un pasado real o un futuro imaginado.
Por otra parte, neurocientíficos de la Universidad de Vanderbilt (EEUU) han descubierto que, al recuperar recuerdos, se activa la región anterior del lóbulo temporal medial (LTM), que es básica para la memoria declarativa (el recuerdo consciente de hechos y eventos). Uno de los dos tipos de memoria declarativa existentes es la memoria episódica de la que antes hemos hablado (el otro es la memoria semántica, que almacena información sobre hechos).
Estos investigadores también constataron que ciertos patrones de actividad en el LTM pueden predecir cómo se está recordando una información recientemente aprendida (con más o menos detalle) e indicar, por tanto, si una persona está experimentando una memoria del tipo "viaje en el tiempo", es decir, con un nivel de detalle considerable.
Werning, Cheng y Suddendorf han buscado coincidencias entre este modelo del tiempo mental y la información existente sobre procesos mentales de los animales. Afirman que, aunque algunos animales sí parecen poseer memoria episódica, no hay sin embargo evidencia alguna de que los animales puedan construir escenarios mentales de futuro como hacen los humanos.
Por tanto, creen que los animales no son capaces de viajar mentalmente en el tiempo. Ponen el ejemplo de las ardillas y el hecho de que estas acumulen alimentos en otoño para el invierno. Según ellos, esta actividad no se puede interpretar como “anticipatoria” (viaje mental hacia el futuro), sino fruto de un comportamiento innato, instintivo.
Cómo viaja nuestro cerebro por el tiempo
El modelo de estos científicos describe los componentes de la mente humana que nos permiten viajar mentalmente en el tiempo. La cuestión ha sido asimismo analizada desde un punto de vista cerebral : ¿Qué sucede en el cerebro cuando rememoramos el pasado o imaginamos el futuro?
Por un lado, se sabe que nuestro cerebro de comporta de manera distinta cuando pensamos en el presente, en el pasado o en el futuro. Esto se ha podido detectar midiendo con tecnología fMRI la actividad metabólica del cerebro de sujetos mientras estos imaginaban un mismo evento en distintos tiempos.
De esta manera, se constató que, cuando pensamos en el pasado y en el futuro se activan de manera distinta las áreas cerebrales de la corteza frontal izquierda, la corteza parietal izquierda, el cerebelo y el tálamo, en comparación con cuando pensamos en el presente. Asimismo, se descubrió que la actividad del cerebro es similar cuando pensamos sobre un pasado imaginado, un pasado real o un futuro imaginado.
Por otra parte, neurocientíficos de la Universidad de Vanderbilt (EEUU) han descubierto que, al recuperar recuerdos, se activa la región anterior del lóbulo temporal medial (LTM), que es básica para la memoria declarativa (el recuerdo consciente de hechos y eventos). Uno de los dos tipos de memoria declarativa existentes es la memoria episódica de la que antes hemos hablado (el otro es la memoria semántica, que almacena información sobre hechos).
Estos investigadores también constataron que ciertos patrones de actividad en el LTM pueden predecir cómo se está recordando una información recientemente aprendida (con más o menos detalle) e indicar, por tanto, si una persona está experimentando una memoria del tipo "viaje en el tiempo", es decir, con un nivel de detalle considerable.
Referencia bibliográfica:
Cheng S, Werning M, Suddendorf T. Dissociating Memory Traces and Scenario Construction in Mental Time Travel. Neuroscience and Behavioral Reviews (2016). DOI: 10.1016/j.neubiorev.2015.11.011.
Cheng S, Werning M, Suddendorf T. Dissociating Memory Traces and Scenario Construction in Mental Time Travel. Neuroscience and Behavioral Reviews (2016). DOI: 10.1016/j.neubiorev.2015.11.011.