La profesora de Harvard Debora Spar acaba de publicar un interesante libro, The Baby Business, sobre el negocio que está detrás de las fertilizaciones y las adopciones de niños. Destaca muchas paradojas de este mercado: que los bebés de raza blanca son más caros que los de raza negra, o que los óvulos de una estudiante de Columbia son más caros que los de una estudiante de Harvard. La industria de la fertilidad, que se dedica a comerciar con células reproductivas masculinas y femeninas, movilizó a un millón de norteamericanos en 2004, que se gastaron más de 3.000 millones de dólares para conseguir un hijo. Sin embargo, es una actividad que, a pesar de su importancia económica y moral, no está prácticamente regulada. Las madres de alquiler cuestan entre 15.000 y 75.000 dólares, señala la autora, mientras que los óvulos pueden costar entre 3.000 y 100.000 dólares, dependiendo de la calidad genética. La adopción de un niño ruso blanco cuesta 15.000 dólares, pero si es negro y etíope cuesta 6.700 dólares. La complejidad de esta situación ha sido analizada en The New Atlantis, que llama la atención sobre una realidad encubierta de gran trascendencia social: se están comprando y vendiendo niños, nacidos o por nacer. La manipulación genética abre nuevas posibilidades para este mercado, por lo que las instituciones deben implicarse rápidamente y evitar que esta actividad quede únicamente en manos del mercado.
Los bebés son un negocioEduardo Martínez
22/10/2006
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