The Times presenta esta semana un interesante artículo sobre lo que se avecina para el trigo, al que considera una víctima del calentamiento global. Explica que la escalada de los precios que afecta a productos tan básicos de la alimentación humana como el pan, no se debe sólo a la irrupción de los biocombustibles, sino que se trata de un fenómeno mucho más profundo: el cambio climático está provocando una caída en las cosechas mundiales y la situación tiende a empeorar en las próximas décadas debido a la escasez de agua, al aumento de las inundaciones y de las temperaturas, que afectan al ciclo del CO2. El panorama que describe no es nada alentador, pero destaca una evidencia: hay países, como Estados Unidos, que se han adaptado a la nueva situación, pero la mayoría están desamparados. China, por ejemplo, perderá entre el 5% y el 10% de sus cosechas antes de 2030. La hambruna a gran escala emerge como una amenaza. Aunque la ecuación del siglo XXI todavía no está armada, está claro que la alimentación es una de sus principales variables.
La variable del hambreEduardo Martínez
31/08/2007
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