Área de chequeo de equipaje de mano y de pasajeros en Denver, Colorado (Estados Unidos). Fuente: Wikimedia Commons.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), instrumento para la cooperación entre aerolíneas de todo el mundo, ha aprovechado el décimo aniversario del 11S para evaluar el impacto de los ataques terroristas sobre la aviación, así como para hacer públicas sus ideas sobre los sistemas de seguridad de los aeropuertos, en un informe titulado “The Impact of September 2001 on Aviation”.
La IATA afirma en él que el 11S supuso para la aviación global el evento más problemático de esta década, y que los atentados contribuyeron al declive de los beneficios generales de las aerolíneas. Otros factores, como la subida del precio de los combustibles o la crisis financiera global, también han influido en esta ralentización.
A pesar de estas dificultades, en el prólogo del presente informe, el director de la IATA, Antony Tyler, afirma que, una década después del 11S, no cabe ninguna duda de la capacidad de la aviación para recuperarse.
Cinco lecciones aprendidas
En 2004, los ingresos y el tráfico de la industria aeronáutica superaron por fin los niveles de 2000. Tres años costó al sector remontar el 6% (2,2 mil millones de euros) de reducción de ingresos de 2001, con respecto a 2000, como consecuencia de los atentados y otras circunstancias.
Pero, aparte de la reducción de ingresos, aquellos eventos tuvieron un gran efecto en la gestión de la seguridad de los aeropuertos. Tras una década aplicando medidas en este ámbito, cinco han sido, según el director de la IATA, las principales lecciones aprendidas.
Una de ellas es que los Gobiernos deberían coordinar las medidas de seguridad de los aeropuertos, para generar estándares globales y eludir la redundancia de requisitos entre naciones.
Por otro lado, la IATA considera que los Gobiernos deberían asumir los costes de las amenazas a la seguridad en el sector aeroportuario, porque éstas constituyen desafíos nacionales. En 2010, a pasajeros y aerolíneas, la seguridad de los aeropuertos les costó unos 5.500 millones de euros.
Otra de las lecciones aprendidas en la última década es que los pasajeros podrían jugar un papel clave en la seguridad de los aeropuertos, cooperando en la vigilancia de éstos con las autoridades.
La IATA afirma en él que el 11S supuso para la aviación global el evento más problemático de esta década, y que los atentados contribuyeron al declive de los beneficios generales de las aerolíneas. Otros factores, como la subida del precio de los combustibles o la crisis financiera global, también han influido en esta ralentización.
A pesar de estas dificultades, en el prólogo del presente informe, el director de la IATA, Antony Tyler, afirma que, una década después del 11S, no cabe ninguna duda de la capacidad de la aviación para recuperarse.
Cinco lecciones aprendidas
En 2004, los ingresos y el tráfico de la industria aeronáutica superaron por fin los niveles de 2000. Tres años costó al sector remontar el 6% (2,2 mil millones de euros) de reducción de ingresos de 2001, con respecto a 2000, como consecuencia de los atentados y otras circunstancias.
Pero, aparte de la reducción de ingresos, aquellos eventos tuvieron un gran efecto en la gestión de la seguridad de los aeropuertos. Tras una década aplicando medidas en este ámbito, cinco han sido, según el director de la IATA, las principales lecciones aprendidas.
Una de ellas es que los Gobiernos deberían coordinar las medidas de seguridad de los aeropuertos, para generar estándares globales y eludir la redundancia de requisitos entre naciones.
Por otro lado, la IATA considera que los Gobiernos deberían asumir los costes de las amenazas a la seguridad en el sector aeroportuario, porque éstas constituyen desafíos nacionales. En 2010, a pasajeros y aerolíneas, la seguridad de los aeropuertos les costó unos 5.500 millones de euros.
Otra de las lecciones aprendidas en la última década es que los pasajeros podrían jugar un papel clave en la seguridad de los aeropuertos, cooperando en la vigilancia de éstos con las autoridades.
Antony Tyler. Fuente: IATA.
Además, la IATA señala que los Gobiernos necesitan adoptar controles de seguridad ajustados a los riesgos y, por último, que se debe aceptar que no puede garantizarse al 100% la seguridad de los aeropuertos y que se debe evitar aplicar políticas basadas en reacciones viscerales.
Controles de seguridad del futuro
La IATA afirma que una manera de reducir el gasto en seguridad de los aeropuertos sería agilizar los controles que se realizan a los pasajeros en el momento del embarque.
La asociación considera que, en el futuro, los puntos de control para pasajeros permitirán que estos procesos de seguridad sean más cómodos y no supongan molestia alguna. Pero, para conseguirlo, habrá que desarrollar una base de datos de seguridad, que recoja información de cada viajero.
La combinación de esta tecnología (con la que podría descartarse rápidamente la peligrosidad de la inmensa mayoría de los “viajeros conocidos”), con la tecnología de detección de metales o sustancias dañinas, hará posible que los pasajeros sólo tuvieran que pasar a través de los puntos de control antes del embarque, sin detenerse, quitarse prendas o deshacer su equipaje para ser revisados.
En esta dirección, la IATA ha anunciado ya un nuevo modelo de punto de control de seguridad de tres vías: una para viajeros identificados, otra corriente, y otra de seguridad reforzada. En función de la información que se tenga de los pasajeros, éstos habrán de pasar por una vía u otra.
Además de agilizar los procesos de control, las medidas propuestas reducirían gran parte de los gastos destinados a seguridad de los aeropuertos que, según declaraciones de Tyler aparecidas en The Guardian, actualmente gastan “una enorme cantidad de recursos en examinar a personas, sin que haya una verdadera necesidad de hacerlo”.
Tyler añade que: “necesitamos encontrar una mejor forma de ejercer los controles. Además de los costes, estamos sometiendo a nuestros clientes a una situación inmensamente complicada y, la mayoría de las veces, innecesaria”.
Datos del impacto global
Además de estas reflexiones y revisiones, el informe de la IATA revela algunos datos sobre el impacto financiero del 11S en el sector aéreo global.
Por ejemplo, según la asociación, el tráfico global de pasajeros se redujo en 2001 un 2,7%, y no volvió a superar los niveles de 2000 hasta 2003. Desde ese año y hasta 2009, continuó creciendo, pero la crisis financiera mundial ha vuelto a reducirlo.
Por otro lado, los ingresos generales de las aerolíneas disminuyeron de los casi 241 mil millones de euros en 2000, a los 225 mil millones de euros en 2001.
En cuanto a los beneficios, las aerolíneas perdieron más de nueve mil millones de beneficios en 2001, y más de 8,2 mil millones de beneficios en 2002. En el periodo 2008-2009, ha habido una pérdida de casi 19 mil millones de euros de beneficios como consecuencia de la crisis.
Controles de seguridad del futuro
La IATA afirma que una manera de reducir el gasto en seguridad de los aeropuertos sería agilizar los controles que se realizan a los pasajeros en el momento del embarque.
La asociación considera que, en el futuro, los puntos de control para pasajeros permitirán que estos procesos de seguridad sean más cómodos y no supongan molestia alguna. Pero, para conseguirlo, habrá que desarrollar una base de datos de seguridad, que recoja información de cada viajero.
La combinación de esta tecnología (con la que podría descartarse rápidamente la peligrosidad de la inmensa mayoría de los “viajeros conocidos”), con la tecnología de detección de metales o sustancias dañinas, hará posible que los pasajeros sólo tuvieran que pasar a través de los puntos de control antes del embarque, sin detenerse, quitarse prendas o deshacer su equipaje para ser revisados.
En esta dirección, la IATA ha anunciado ya un nuevo modelo de punto de control de seguridad de tres vías: una para viajeros identificados, otra corriente, y otra de seguridad reforzada. En función de la información que se tenga de los pasajeros, éstos habrán de pasar por una vía u otra.
Además de agilizar los procesos de control, las medidas propuestas reducirían gran parte de los gastos destinados a seguridad de los aeropuertos que, según declaraciones de Tyler aparecidas en The Guardian, actualmente gastan “una enorme cantidad de recursos en examinar a personas, sin que haya una verdadera necesidad de hacerlo”.
Tyler añade que: “necesitamos encontrar una mejor forma de ejercer los controles. Además de los costes, estamos sometiendo a nuestros clientes a una situación inmensamente complicada y, la mayoría de las veces, innecesaria”.
Datos del impacto global
Además de estas reflexiones y revisiones, el informe de la IATA revela algunos datos sobre el impacto financiero del 11S en el sector aéreo global.
Por ejemplo, según la asociación, el tráfico global de pasajeros se redujo en 2001 un 2,7%, y no volvió a superar los niveles de 2000 hasta 2003. Desde ese año y hasta 2009, continuó creciendo, pero la crisis financiera mundial ha vuelto a reducirlo.
Por otro lado, los ingresos generales de las aerolíneas disminuyeron de los casi 241 mil millones de euros en 2000, a los 225 mil millones de euros en 2001.
En cuanto a los beneficios, las aerolíneas perdieron más de nueve mil millones de beneficios en 2001, y más de 8,2 mil millones de beneficios en 2002. En el periodo 2008-2009, ha habido una pérdida de casi 19 mil millones de euros de beneficios como consecuencia de la crisis.