Los pilotos del futuro podrán controlar aviones simplemente pensando órdenes. Científicos de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) y de la Universidad Técnica de Berlín han demostrado la posibilidad de volar usando el control mental con una precisión asombrosa.
En una prueba realizada, se colocó a un piloto un casco blanco con innumerables cables conectados. Antes de realizar un aterrizaje simulado, el piloto fijó su mirada en la pista situada justo delante de él. De repente, los mandos del avión comenzaron a moverse, como por arte de magia, y el avión se movió hacia la pista de aterrizaje corrigiendo su posición una y otra vez, hasta que el tren de aterrizaje tocó suavemente la pista. Durante toda la maniobra, el piloto no tocó ni pedales ni controles.
Esto es lo que han conseguido los científicos alemanes, que trabajan para el profesor Florian Holzapfel y que están investigando cómo pueden controlarse solo con el cerebro los vuelos, en el marco del proyecto financiado por la Unión Europea Brainflight.
Uno de los objetivos a largo plazo de este proyecto es conseguir que volar resulte accesible a más personas, explica el ingeniero aeroespacial Tim Fricke, quien encabeza el proyecto en la TUM, en un comunicado de dicha Universidad.
“Con el control del cerebro, volar podría resultar más fácil. Esto reduciría la carga de trabajo de los pilotos y aumentaría así la seguridad. Además, los pilotos tendrían más libertad de movimiento para llevar a cabo otras tareas manuales en cabina”, asegua Fricke.
En una prueba realizada, se colocó a un piloto un casco blanco con innumerables cables conectados. Antes de realizar un aterrizaje simulado, el piloto fijó su mirada en la pista situada justo delante de él. De repente, los mandos del avión comenzaron a moverse, como por arte de magia, y el avión se movió hacia la pista de aterrizaje corrigiendo su posición una y otra vez, hasta que el tren de aterrizaje tocó suavemente la pista. Durante toda la maniobra, el piloto no tocó ni pedales ni controles.
Esto es lo que han conseguido los científicos alemanes, que trabajan para el profesor Florian Holzapfel y que están investigando cómo pueden controlarse solo con el cerebro los vuelos, en el marco del proyecto financiado por la Unión Europea Brainflight.
Uno de los objetivos a largo plazo de este proyecto es conseguir que volar resulte accesible a más personas, explica el ingeniero aeroespacial Tim Fricke, quien encabeza el proyecto en la TUM, en un comunicado de dicha Universidad.
“Con el control del cerebro, volar podría resultar más fácil. Esto reduciría la carga de trabajo de los pilotos y aumentaría así la seguridad. Además, los pilotos tendrían más libertad de movimiento para llevar a cabo otras tareas manuales en cabina”, asegua Fricke.
Sorprendente exactitud
Los científicos han registrado su primer avance en esta dirección, pues han demostrado con éxito que el vuelo controlado por el cerebro es realmente posible, y con una precisión asombrosa.
En las pruebas realizadas por ahora con un simulador de vuelo han participado siete sujetos, con diferentes niveles de experiencia en vuelo. Entre ellos había una persona que no tenía ninguna experiencia práctica en cabina.
La precisión con la que los sujetos lograron hallar el camino, simplemente pensando en las órdenes, habría sido suficiente, en parte, para cumplir con los requisitos de una prueba de licencia de vuelo.
"Uno de los participantes fue capaz de seguir ocho de cada diez rutas de destino con una desviación de sólo 10 grados", informa Fricke. Varios de los voluntarios también lograron la aproximación de aterrizaje bajo escasa visibilidad. Un piloto de pruebas incluso aterrizó a solo unos metros de la línea central en estas condiciones.
Los científicos se centran ahora en cómo deben modificarse los requisitos para el sistema de control y la dinámica de vuelo, para adaptarlos al nuevo método de control.
Normalmente, los pilotos sienten resistencia en la dirección de las aeronaves y deben ejercer una fuerza significativa para dirigirlas. Esta retroalimentación entre máquina y humanos se pierde cuando se usa el control cerebral, por eso, los investigadores buscan métodos alternativos de retroalimentación, que garanticen la dirección óptima de las aeronaves.
Traducción de las señales cerebrales
Para que humanos y aviones se comuniquen, las ondas cerebrales de los pilotos son registradas con electrodos. Un algoritmo, desarrollado por científicos de la Universidad Técnica de Berlín, es el encargado de traducir los potenciales eléctricos de dichas ondas, para convertirlos en comandos de control útiles.
Sólo los impulsos cerebrales eléctricos muy claramente definidos y destinados al control de la aeronave son reconocidos por esta interfaz cerebro-ordenador. "Se trata de procesamiento de la señal pura", enfatiza Fricke, por lo que el sistema no puede usarse para otros fines más sutiles, como leer la mente de los pilotos.
Los científicos han registrado su primer avance en esta dirección, pues han demostrado con éxito que el vuelo controlado por el cerebro es realmente posible, y con una precisión asombrosa.
En las pruebas realizadas por ahora con un simulador de vuelo han participado siete sujetos, con diferentes niveles de experiencia en vuelo. Entre ellos había una persona que no tenía ninguna experiencia práctica en cabina.
La precisión con la que los sujetos lograron hallar el camino, simplemente pensando en las órdenes, habría sido suficiente, en parte, para cumplir con los requisitos de una prueba de licencia de vuelo.
"Uno de los participantes fue capaz de seguir ocho de cada diez rutas de destino con una desviación de sólo 10 grados", informa Fricke. Varios de los voluntarios también lograron la aproximación de aterrizaje bajo escasa visibilidad. Un piloto de pruebas incluso aterrizó a solo unos metros de la línea central en estas condiciones.
Los científicos se centran ahora en cómo deben modificarse los requisitos para el sistema de control y la dinámica de vuelo, para adaptarlos al nuevo método de control.
Normalmente, los pilotos sienten resistencia en la dirección de las aeronaves y deben ejercer una fuerza significativa para dirigirlas. Esta retroalimentación entre máquina y humanos se pierde cuando se usa el control cerebral, por eso, los investigadores buscan métodos alternativos de retroalimentación, que garanticen la dirección óptima de las aeronaves.
Traducción de las señales cerebrales
Para que humanos y aviones se comuniquen, las ondas cerebrales de los pilotos son registradas con electrodos. Un algoritmo, desarrollado por científicos de la Universidad Técnica de Berlín, es el encargado de traducir los potenciales eléctricos de dichas ondas, para convertirlos en comandos de control útiles.
Sólo los impulsos cerebrales eléctricos muy claramente definidos y destinados al control de la aeronave son reconocidos por esta interfaz cerebro-ordenador. "Se trata de procesamiento de la señal pura", enfatiza Fricke, por lo que el sistema no puede usarse para otros fines más sutiles, como leer la mente de los pilotos.