El primer robot capaz de ayudarnos como si fuera humano integra la Teoría de Juegos y el Control Adaptativo para comprender y reaccionar al comportamiento de una persona. Es útil para el entrenamiento deportivo, la rehabilitación física o la conducción compartida.
Investigadores británicos han desarrollado un nuevo material bioinspirado que interactúa con las células de nuestro cuerpo para incentivar la curación de heridas. Aplicado a los materiales médicos actuales, podrá adaptarse a lesiones de diversas índoles.
Investigadores estadounidenses han empleado herramientas de Inteligencia Artificial para desarrollar un algoritmo capaz de identificar las emociones de las personas en las fotografías grupales. Esta tecnología podría emplearse para facilitar la búsqueda de fotografías de este tipo según las emociones mostradas o las actividades que se realicen.
Ingenieros norteamericanos han desarrollado un sistema de visión artificial que aprende de los objetos de la misma forma que lo hace el cerebro humano. Permite reflejar la realidad sin guía externa y sin etiquetado de imágenes.
Científicos británicos han desarrollado una mano robótica impresa en 3D, capaz de reproducir melodías simples en el piano. Aunque no alcanza el virtuosismo, es un paso hacia la reproducción de movimientos más naturales. Permitirá investigar la mecánica pasiva para ahorrar energía y se podrán estudiar sus aplicaciones médicas.
Científicos rusos han desarrollado un modelo de nervio auditivo con una capacidad de audición similar a la humana. Tiene múltiples aplicaciones médicas, especialmente para restauración quirúrgica de la audición.
China y Rusia han emitido ondas de radio de alta frecuencia para manipular la ionosfera, una estrategia de gran valor para controlar las telecomunicaciones en caso de crisis internacional.
La policía británica será pionera en un sistema de IA que detecta riesgos elevados de crímenes y le permite intervenir preventivamente para impedir que personas peligrosas reincidan y evitar ataques a eventuales víctimas.
Investigadores franceses han desarrollado una tecnología que es capaz no solo de reconocer las actividades musculares generadas por un miembro fantasma, sino también de reproducir en una prótesis el movimiento detectado.