Cuanto más rara deviene una especie animal o vegetal, la sociedad le otorga un valor mayor que puede provocar su extinción. Lo explican biólogos franceses en la revista PLOS Biology: han comprobado que cuando se atribuye valor a determinadas especies escasas, los costos de explotación se compensan por un aumento de la demanda. Y aunque la explotación de estas especies se mantiene a baja intensidad, aumenta su escasez, su valor y su explotación. Y es este círculo vicioso el que puede precipitar su desaparición. Algunos ejemplos: los cazadores de trofeos o coleccionistas de especies, estudiosos de la biodiversidad, los consumidores de productos de lujo como el caviar o la madera exótica, los ecoturistas, los laboratorios farmacéuticos.... Urge cambiar las leyes para contener esta paradoja que amenaza a numerosas especies animales o vegetales.
El valor de la extinciónEduardo Martínez
10/12/2006
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