Mott Greene, profesor de ciencia y ética en la Universidad de Puget Sound en Tacoma, Estado de Washington, publica un interesante artículo en la última edición del World Watch Magazine en el que nos recuerda que la democracia americana se erigió sobre las bases científicas reinantes en el siglo XVII, compartidas por Jefferson, Franklin y los demás signatarios de la Declaración de la Independencia de 1776. Señala que la visión de Locke (para quien los humanos somos “átomos sociales”) y Newton sirvió históricamente para garantizar a la democracia como “científicamente adaptada” a la humanidad y a nuestro lugar en la naturaleza. Ha pasado el tiempo y esa visión científica ha sido reemplazada por la Relatividad, la Mecánica Cuántica y la Genética Demográfica, que no sólo son compatibles con la democracia, sino que procuran una manera más práctica de ver el mundo... si somos capaces de integrarlas en nuestra cultura.
Ciencia y DemocraciaEduardo Martínez
13/05/2006
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