Un estudio ha descubierto que las desigualdades sociales y la dominación de la sociedad por una élite se retroalimentan recíprocamente, formando un círculo vicioso que aumenta la inseguridad. Otros datos confirman la relación entre desigualdad y violencia, configurando un mundo que no es en el que queremos vivir y dejar a las nuevas generaciones.
Los científicos norteamericanos ya no pueden hablar de cambio climático, mientras los datos sobre el Ártico están siendo borrados. Ocultar la información no soluciona el problema, ni crea más empleos, ni hará a Estados Unidos más grande.
Nature considera una orden de demolición los recortes a la ciencia previstos por Donald Trump en los presupuestos del Estado. La furia de los científicos también ha llegado a Europa, donde más de medio centenar de instituciones, entre ellas Tendencias21, reclaman respeto e independencia para la investigación científica.
La singularidad tecnológica, ese momento en el que las máquinas inteligentes superarán a los humanos, está cada vez más cerca en el tiempo. Nos ofrece, según Kurzweill, una oportunidad para mejorar la condición humana. Pero lo que viene es algo mucho más complejo que una revolución tecnológica.
Trump ha provocado un efecto inesperado en la comunidad científica. Nature dice que los científicos deben acercarse a la sociedad y desarrollar investigaciones que ayuden a la gente a vivir mejor. La burbuja científica se ha roto.
Se cumple un mes de la presidencia Trump y lo peor está por venir porque lo que está en marcha es una venganza de los sectores más conservadores contra el establishment de Washington, advierte Slate.
Los más ricos de Estados Unidos se preparan para el fin del mundo. Trump es el presidente del fin de la historia, aunque no en el sentido que pretendía Fukuyama. Las primeras salvas de la guerra comercial se han disparado. Los nacionalismos se refuerzan en Europa e Israel se lanza a nuevas colonizaciones al amparo del nuevo presidente. Vienen años turbulentos. Es el Apocalipsis Trump.
Tras el acuerdo de Kigali para reducir drásticamente el uso de los gases de efecto invernadero más dañinos, puede que empiece a invertirse la espiral de inconsciencia política que ha caracterizado hasta ahora la reacción de la comunidad internacional al calentamiento global.
El Acuerdo de París para frenar el calentamiento global ya tiene respaldo suficiente para entrar en vigor: ha sido ratificado por 90 países que representan el 64 por ciento de las emisiones globales. La COP22 que se inicia el mes próximo en Marrakech es la cumbre de la acción que quizás llegue tarde para impedir lo inevitable.
La economía colaborativa experimenta un auge que habla de una mutación en el seno del capitalismo. Este proceso viene acompañado de una eclosión de nuevas economías que cuestionan a su vez la validez del pensamiento económico imperante.